"Megan al rescate"

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  ➡POV Megan 

Bajé corriendo hasta llegar a la planta baja. Lógicamente, Ben no estaría en el parqueadero, no podría entrar, así que corrí hacia la salida y ahí estaba su Subaru Forester aparcado afuera del conjunto residencial custodiado por un inmenso portón de metal.

Seguí corriendo y cuando estaba a unos 5 metros de distancia de su auto...

¿Qué hace Gaby con ellos?

--Hola-- dije una vez crucé la barrera de metal, asomándome por la ventana de Benjamin.

--Hola, preciosa. Sube-- quitó los seguros de la puerta y de inmediato subí  al asiento de atrás junto con mi mejor amiga.

--Pensé que te veríamos allá-- le susurré a Gaby.

--Terence pasó por mí y luego Ben nos recogió.

Le lancé una mirada cómplice y ella la contestó mordiéndose el labio mientras miraba a Terence, quien estaba en el asiento del copiloto.

Desde mi lugar se podía oler la fragancia de Benjamin. Esa fragancia embriagadora que lo caracterizaba tan bien. Era una esencia entre varoníl y dulce, mezclado con cigarrillo. Sentí las famosas mariposas en el estómago mientras me deleitaba con su aroma.

El viaje duró poco más de una hora. Y aunque parezca demasiado tiempo, fue bastante ameno. Estuvimos contando anécdotas, haciendo bromas y por supuesto, escuchándo música. Resulta que los gustos de los chicos eran muy afines con los de Gaby, rock, electrónica, cosas movidas, yo prefiero la música clásica y el jazz pero eso no fue impedimento para disfrutar de las canciones con ellos.

Llegando a la playa, pasamos junto a un bellísimo hotel, debe costar un riñón una sola noche ahí. Al parecer estabamos entrando a la zona turística de la ciudad pues solo se veía restaurantes, hoteles y tanta gente que se nos dificultaba el paso.

Ben se desvió del camino, yendo a una zona menos congestionada y con menos luz. Cinco minutos después de conducir por una zona inhabitada, nos topamos con una hermosa casa, o mejor dicho, mansión. Era una gigantesca construcción tipo casa de campo junto al mar, llena de adolescentes que parecían estar ebrios, chicas semidesnudas, luces de todos los colores y, por supuesto, música a todo volúmen.

Que comience la acción.

Bajamos de su auto y caminamos hacia la entrada de la casa. Entre más cerca estábamos, más personas veíamos y más ensordecedora resultaba la música.

Esta puede ser la mejor o la peor noche de nuestra vida.

Una vez adentro, te rodeaba ese entusiasmo, esa vibra de sueño adolescente.

Estaba dispuesta a hacer de ésta, una velada digna de recordar.

Un shot.

Dos shots.

Siete shots.

Y así sucesivamente hasta perder la cuenta.

Mi cabeza daba vueltas, igual que yo en la pista de baile.

Me sentía capaz de cualquier cosa, sentía la adrenalina recorriéndome desde los dedos de los pies hasta la nuca y mi yo razonable desapareció casi por completo.

Estaba siendo la mejor noche de mi vida, solo faltaba algo para hacerla incluso mejor.

Encontré a Gaby después de un par de horas sin saber de su paradero. Estaba sentada en las escaleras hablando con Terence.

Me acerqué a ellos y les pregunté donde estaba Benjamin.

Terence señaló el sofá al otro lado de la sala. Junto a Ben, un par de chicas en bikini extremamente alcoholizadas estaban toqueteándolo. Se le veía muy incómodo.

Megan al rescate.

Caminé hacia él e hice que se levantara para alejarlo de las prostitutas del bikini. Una de ellas me miró tan mal que casi pensé que iba a golpearme.

--Ven con migo, tengo que mostrarte algo.

Lo llevé de la mano a una de las habitaciones en el segundo piso.

Entró primero. Cerré la puerta tra de mí y me dirigí a él a pasos lentos pero firmes.

Lo tomé del cuello de su camiseta y lo tumbé a la cama. Me puse a horcajadas sobre él y comencé a besarlo.

Sus labios se sentían tan bien. Tenían un sabor a peligro.

¿A qué sabe el peligro? Pues a alcohol y cigarrillo.

Mi mano se escabulló entre su pantalón y masajeé su miembro por sobre los bóxers.

Intenté desabrocharle el cinturón pero se negó.

Se levantó y me dejó tirada en la cama.

--¿Qué intentas hacer?--preguntó y creo que estaba molesto.

--No me digas que tú no quieres--la zorra en mí había tomado el control.

--No. No quiero--dijo simplemente y salió de la habitación.

Corrí tras él pero se perdió entre la multitud.

POV DESCONOCIDO

Megan, cariño... apuestas a los imposibles. Este juego no lo podrás ganar. Él es mío.


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