"Es un poco perturbador"

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➡POV Dean

Diez de la noche y Megan aún no llega. No ha llamado, ni siquiera un mensaje, ni a mí ni a su hermano.
Está en una ciudad que no conoce con un chico que seguramente sólo quiere jugar con ella.

Estaba dando vueltas por la cocina, desesperado.

¡Maldita sea! ¿por qué la dejé salir?

No eres nadie para decirle que hacer y que no. Ella misma te lo dejó en claro.

Quiera o no, al ser el mejor amigo de Nate, soy como otro hermano para ella, puedo ponerle límites si se me da la gana de hacerlo.

Decir que eres su hermano es un poco perturbador, teniendo en cuenta que te gusta y quieres hacer con ella todo lo que los hermanos no deben hacer.

Bien. Okey, si. Eso estuvo mal, muy mal. El punto es que quiero protegerla, no sé que pasaría con Nathan donde a su hermanita le llegase a suceder algo.

No te engañes, Nathan no te importa ahora. Sólo quieres que nada le pase porque es la primera persona que realmente te gusta desde... ya sabes.

Sacudí mi cabeza para intentar disipar los pensamientos acerca de aquella persona que, me había prometido a mí mismo, olvidaría.

Decidí que no esperaría a que Megan llamase y tomé el teléfono para hacerlo yo cuando escuché la puerta.

Salí de la cocina en dirección a la sala y vi a Megan apoyada en el marco de la entrada, charlando amenamente con el chico este... John, o algo así.

Sin hacer ruido, me posicioné detrás de la puerta, ninguno de los dos se percató de mi presencia.

Escuché un par de palabras de despedida y estiré un poco en cuello para asegurarme que el chico se estaba yendo. Pero lo que vi, fue a Megan sonriendo coqueta mientras el monigote ese se acercaba a ella más de lo necesario.

Decidí intervenir aproximandome aún más. Apoyé mis manos en la cintura de Megan quien giró la cabeza rápidamente, producto del susto que, asumo, le di.

--Ya escuchaste, niño. Vete-- dije posando mis ojos sobre José.

--¿Qué haces?-- preguntó la niña de mis ojos mientras intentaba deshacerse de mi agarre.

--¿Que hace él? Si ya dijo adiós, pues que se vaya-- le respondí intentando sonar autoritario y al parecer funcionó porque la expresión del chico dejó de ser tranquila a reflejar cierto temor.

--Lamento esto Josh, en serio-- Megan le regaló al chico una mirada de culpa--hablamos luego, ¿de acuerdo?.

El chico, al parecer, llamado Josh, se limitó a sonreír de lado.

--No importa, adiós.

Se despidió con la mano y salió al pasillo con dirección al ascensor, no sin antes darme una última mirada que se hizo sentir como el amo del mundo.

Megan cerró la puerta enojada. Me miró y pude ver en sus ojos, algo que jamás había visto. Odio. Generalmente, la chicas me miraban con deseo, amaban cuando actuaba sobreprotector con ellas. Pero con Megan... con ella era diferente, parecía que nada de lo que solía hacer antes surtía efecto en ella.

--¿Eres imbécil?

--Cuida ese vocabulario, hermosa.

--Hablo como se me dé la regalada gana. ¿Quien te crees para tratar así a Josh?--movía las manos, exasperada.

--No es bueno para ti-- dije calmado.

--¿Cómo podrías saberlo?

--No te merece.

Entrecerró los ojos y caminó de prisa hacia las escaleras.

--Eso no te incumbe-- dijo antes de comenzar a subir -- y si sigues comportándote como un idiota, me aseguraré que no tengas ningún hijo al cual contarle de todas tus andanzas-- subió un par de escalones y añadió--: por cierto, deja de decir que eres mi novio, eso es demasiado patético.

Se perdió al final de las escaleras, dejándome ahí, en la sala, solo, con ganas de decirle cuanto me gustaba.






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