Subí hasta mi habitación y pasé el seguro. Me acosté en mi cama quedando boca abajo.
Cuando me quedé sin aire, volteé y dirigí la mirada al techo. Suspiré resignada y me levanté de nuevo para encaminarme hacia la cocina. Debía pedirle disculpas a Dean. No estuvo bien lo que hizo, pero no justificaba mi reacción. Tomé el picaporte dispuesta a salir pero... ¿que se suponía que debía decirle?. Lo lamento, en serio, quería besarte, ¿podemos repetirlo? . No. Eso no funcionará. Oye Dean, perdón por golpearte, no era mi intención, pero te lo habías ganado. Maldita sea, ni siquiera podía pensar en una buena disculpa .
Pero estaba decidida, debía ir hasta la cocina, disculparme con Dean, y si tenía suerte, todo seguiría como si nada hubiese sucedido.
Entré a la cocina con la cabeza baja. No me sentía capaz de verlo directo a los ojos.
—Oye... realmente lamento lo de hace rato– dije con total sinceridad.
—Que lamentas Megan?—preguntó Nathan haciendo que me sobresaltara. Mierda. Quedé paralizada. No sabía que responder. Piensa Meg. Piensa.
—Ella lamenta haberme derramado masa para waffles sobre la camisa. ¿cierto Megan?— dijo Dean totalmente tranquilo, como si eso realmente hubiese sido lo que habia sucedido. Me limité a asentir. Mentalmente le agradecí por salvarme de mi hermano, quién, posaba su mirada sobre Dean y luego sobre mí y repitiendo.
Rogué por que mi cara permaneciera neutral aunque lo único que conseguí fue hacer una mueca un poco rara.
—Pero tu camisa está limpia — dijo Nathan y pude notar un tono de sospecha en su voz.
—po... por... qu... por que ya se secó, ¿no ves? — dije lo mas tranquila posible. Aunque... adivinen ¿quién no logró su cometido...? EXACTO. YO. debería pedirle clases para mentir a Dean. Él claramente parece un experto en ese tema.
—Están muy raros ustedes dos. Seguros que no ha sucedido nada de lo que deba enterarme? — preguntó mi hermano.
Dean torció la boca e hizo un gesto como si estuviera pensando. Después de un par de segundos respondió
—hmmm no, nada. Tranquilo hermano— dijo y le regaló a Nate una pequeña sonrisa. En serio. Este chico era bueno si de fingir se trata.
Nathan asintió no muy convencido.
El soundtrack de Halo comenzó a sonar logrando que aquel incómodo momento se esfumara por completo. O al menos eso deseaba yo.
Miré en todas las direcciones intentando identificar el origen de aquel tono. Miré a Nathan quién estaba sacando su teléfono del bolsillo trasero de sus jeans. Por lo visto, ese era su tono de llamada.¿Halo? ¿es en serio Nathan?.
—si. Algún problema con eso?— dijo mi hermano con el ceño fruncido. Al parecer Megan "la pendeja" Jacobson había pensado en voz alta y ni siquiera se había dado cuenta.
—si. Aló. Hola pequeña... si vamos a ir... tranquila... espera un momento... —tapó el parlante de su teléfono, nos hizo una seña de que lo esperáramos un momento y salió de la cocina.
—entonces... ¿lo lamentas?—preguntó Dean haciendo que me sobresaltara (si. De nuevo).
—ehmmm, si. Perdóname en serio. Creo que se me fue un poco la mano— agaché la cabeza un poco avergonzada.
Dean comenzó a reír haciendo que mi mirada quedara en él, intentando conocer la razón de su risa. Diablos, esa risa es hermosa. De esas que te dan ganar de besar.
Dean soltó otra carcajada haciendo que volviera a la realidad.
—¿que sucede? ¿por que ríes? ¿Tengo un payaso en la cara o que?— dije frunciendo el ceño aunque, sinceramente estaba intentando reprimir una sonrisa. Y por primera vez me salió bien.
Megan 1
Aquello que evita que las cosas me salgan bien 0 (ok, tal vez exagero un poco... mas bien sería...
Aquello que evita que las cosas me salgan bien 34418... Si. Así está mejor).—cariño— hizo una pausa en la cual, comenzó a reír de nuevo —¡mira!—señaló mi cara — cada vez que te hablo te sonrojas. Eso es verdaderamente gracioso —Finalizó y siguió riéndose mientras se rodeaba el estómago con las manos.
Y era cierto. Era inevitable. Cada vez que él me decía algo... BOOM! Sonrojada... he de verme patética.
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El Tatuador
Dla nastolatkówYo era una chica buena. Nunca hice nada que pudiera afectarme o afectar a otros, mucho menos a mi familia. Pero... al llegar a una nueva ciudad, todo cambia. Nunca creí que podía transformarme tanto simplemente por complacer a un hombre. Mucho me...