Después de cuatro años de estar separados Christian ha adoptado un estilo de vida muy peculiar, pero su deseo de venganza no ha desaparecido en todos estos años. Pero quien sabe una sorpresa muy importante en su vida tal vez lo haga cambiar de parec...
- Entonces donde te recojo.- Toma mi mano y besa los nudillos.
- Estoy en la antigua casa de Kate.
- Entiendo se donde es. Te recogeré a las ocho.
- De acuerdo a las ocho.
Estamos en lo mas alto de un edificio en Portland. Espero a Christian quien se acerca a un hombre casi de su edad y le da instrucciones. No logro escuchar muy bien de que se trata. Termina de hablar y regresa a mi lado, toma mi rostro con ambas mano y me besa. Un dulce y casto beso, que me quita la respiración.
- Estas lista.- Asiento. Toma mi mano y nos dirigimos al ascensor.
- El hombre con el que me viste, te llevara al hospital y donde tu quieras. Esta a tu disposición. - Lo dice en tono decidido.
- No necesito un chófer Christian. Puedo tomar un taxi.
- No!!!!. Quiero que estés segura y confortable- Se detiene y me mira esperando que acepte su imposición.
- No lo necesito, no me siento cómoda con esto. Así que tomaré un taxi y me movilizara en mi ciudad como cualquier persona de mi condición.
- Te he dicho que el te llevara y te traeré. No acepto negativas, estará mas tranquilo si lo tienes al lado para lo que necesites.
-Dios no hay necesidad de ello. No me impongas algo que no deseo. - Estoy molesta por su forma de querer manipularme. El lo que quiere es mantenerme vigilada cree que soy tonta.
- Ana no te estoy imponiendo nada es por tu seguridad.- Su tono es apaciguador y me derrito cuando me mira de esa forma tan dulce y llena de necesidad.
- Que paranoico. No estoy sola en esta ciudad, Kate, mi padres y unos amigos están aquí.
- Amigos hombres. -Su mirada se contrae. Para que dije amigos.
- Ya vas a empezar con tus celos enfermizos. No llevamos ni un día completo de vernos y ya estas otra vez con tu obsesión de controlar mis pasos. - Trato de parecer molesta, me encanta que se ponga celoso. Pero al parecer mis palabras le desagradan le cambian el estado de animo, como una montaña rusa de emociones tranquila por momentos y después desesperada en otros.
- Tu me conociste así y sabes como soy al respecto cuando se trata de ti. - Trata de ser conciliador nuevamente cambios de humor.
- Aceptare el chófer si eso te tranquiliza.- Declino ante su imposición.
- Buena chica. - Lo dice triunfador.
Se despide de mi con la promesa de que vendrá a recogerme a las ocho de la noche en casa de Kate. Asaltando nuevamente mis labios de forma dulce y desquiciadamente empalagosa.
- No me cansaría nunca de besarte. - Tengo el aire contenido. Yo tampoco. Lo miro como si el tiempo no hubiera pasado por nosotros.
Dejo atrás a Christian y regreso a mi realidad, buena a casi parte de mi realidad. Ahora tengo chófer.
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