Después de cuatro años de estar separados Christian ha adoptado un estilo de vida muy peculiar, pero su deseo de venganza no ha desaparecido en todos estos años. Pero quien sabe una sorpresa muy importante en su vida tal vez lo haga cambiar de parec...
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Estoy en el cuarto juegos. Tengo a Leila de sentada con las rodillas flexionadas cerca de mi cruz de san Andrès.
- Sabes que me desobedeciste.- Ella sabe que no. Yo se que no.
- Si amo.
- Ahora te azotare seis veces y contaras cada vez que lo haga.
- Si amo.- Asiente.- La llevó hacia el banco y la inclinó suavemente. Dándome las vistas de su trasero desnudo.
Cojo el cinturón del colgador y voy a su encuentro.
- Hago esto para recuerdes que no debes huir de mí.- Siempre es la misma premisa. Cada una de mis sumisas ha pasado por esto sin merecerlo. Ella es la que debería ocupar su lugar. Ella es la que realmente me abandono. Me humillo y yo las humilló en su nombre.
Lanzó el primer azote y escucho su primer grito de dolor.
- Cuenta maldición
- Uno.- Dice con voz temblorosa. Inspiro y espiro profundamente. La adrenalina en mi cuerpo empieza a hacer su trabajo con el primer azote.
Vuelvo al ataque y golpeo con más fuerza. Estoy jodidamente frenético.
- Dos.- Se le escapa un gemido. Ahora es placer mezclado con dolor. Me excita tenerla en esta posición. Después de los azotes la follare y obtendrá la mejor satisfacción de mi parte. Esa es su compensación por aguantar el castigo.
Vuelvo al ataque. Aún faltan tres azotes más. Tres más.............
- Tres.- Traga saliva y trata de reincorporarse. Pero se detiene. Quiere mantener firme su papel. Es una buena chica. Una buena sumisa. No hice mal en extender su contrato.
- Vamos Leila. Solo faltan tres más.- Lanzó un azote más en la nalga derecha.
- Cuatro.- Chilla y yo estoy eufórico. Es una tremenda satisfacción. Mi cuerpo se perla por el placer que esto me provoca. Acaricio su nalga izquierda y lanzó un azote sobre ella.
- Cinco.- Dice en un sollozo.- Mi respiración es acelerada. Uno más....solo uno mas Leila. Lanzo el último azote.
- Seis.- Mi respiración es temblorosa. Estoy complacido. Leila siempre consigue pasar la prueba.
- ¿Por qué Christian?. ¿Por qué me has hecho esto?.
Esa voz......esa voz no es de Leila. Ella no es Leila.
Me acerco con miedo. Siento escalofríos. No quiero creer lo que estoy a punto de ver.
- Ana. Mi Ana.
Se levanta y me mira fijamente con miedo, con decepción. Quiero huir pero mis piernas no reaccionan. No quiero que me vea. No quiero que vea al monstruo en que me he convertido. Suelto el cinturón y caigo de rodillas ante ella. Extiendo mis brazos para tocarla pero ella se aleja. No deja que la toque.
