Capítulo 1.

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Grecía.

Ti, ti, ti. Ha sonado el despertador a las 5:00 a. m., aún tengo mucho sueño pero, es hora de despertar, ya ha comenzado el día.

Lo primero que hago al despertar es bañarme, luego ordeno algunas cosas pendientes como barrer y limpiar la casa.

Mi nombre es Grecía y tenía una hermana llamada Atenas, ella y yo eramos inseparables hasta que murió, ella murió cuando nació su hermosa hija Lex, que en realidad se llama Lexy pero le digo Lex, ella tiene 9 años y es muy madura para su edad, mi hermana la tuvo a los 16, yo tenía 15 en ese entonces.

La despierto con una suave voz.

Se fue a bañar y luego de estar lista, al igual que yo se sienta a desayunar conmigo y me dice:

Lex: ¿qué autoestima tengo?

Grecía: Alta.

Lex: ¿en qué me voy al colegio y en qué me regresó a casa?

Grecía: mi princesa sé que mi horario de terapias siendo psicóloga a veces no se ajusta a tu horario de clases pero esta vez te llevo y recojo yo.

Luego, en todo el tiempo que terminamos de desayunar y llegábamos al colegio, no hablamos.

Y ya en mi trabajo salude a mi asistente llamada Laurel, es muy buena conmigo, es mi amiga.

Después comencé a atender a mis pacientes, no debo perder ningún paciente pues tengo mi propio consultorio y mantenerlo no es fácil, perder un cliente sería llegar a una lenta quiebra. Después de atender a unos pacientes como por ejemplo la señora Samer, la cual tiene fobia a los gatos, e intentamos que la supere, pensé que sería mi último paciente de la mañana, pero derepente me avisa Laurel que llegó otro paciente.

Ese paciente, era un hombre alto y guapo, en su ropa y olor de perfume se sabía que era un niño de papi y mami ¿Qué haría semejante ricachón en un consultorio de baja clase para ese tipo?

El entra y le digo que se siente.

Grecía: hola, bienvenido, por favor tome asiento y dígame para comenzar ¿cuál es su nombre?

Antonio: mi nombre es Antonio y el tuyo?

No contesté.

Grecía Señor Antonio, dígame ¿Cómo se encuentra el día de hoy?

Antonio: ¿no se supone qué usted debe saberlo? No crea que estoy aquí por gusto, mis padres creen que debo tomar estas terapias.

Grecía: Entiendo, por favor, cuénteme más, ¿cómo es la relación con sus padres?

Antonio: ¡Ahg! ¡Qué molesto hablar de eso!

Grecía: ¿Por qué le incómoda el tema?

Antonio: porque mi problema no es mi familia, mi problema es el amor... verás, cuando yo estaba en la secundaria conocí a una chica, en ese entonces yo tenía 15 años, la encontré en los baños, estaba mojada, estaba desnuda solamente con una toalla.

Inmediatamente supe quién era él, inmediatamente todo, todo en mi se congeló, yo era esa chica.

Grecía: ya se acabo la consulta, hable usted con mi asistente para que le diga cuando será la próxima terapia.

Eso le dije aún sabiendo que por mi ética profesional debí cerrar el caso para siempre. Pero, necesitaba dinero.

Me levante y él también, lo acompañé a la puerta y entonces, él se dió media vuelta y dijo.

Antonio: ¿por qué tiemblas? ¿Sabes? Te conozco, no dices tu nombre pero eres esa chica eres tú, Grecía.

Creo que no podré contar con ese dinero...

La Psicología Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora