Capitulo 73

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María, Lucía y yo vamos andando mientras charlamos, tengo un mal presentimiento y no paro de darle vueltas a ello.

Giramos y lo que las tres vemos me deja a mi sin habla y con lagrimas en los ojos.

No me lo puedo creer, Natalia está besando a... Fabio...

Él se separa de ella bruscamente, me mira y se pone blanco.

-No, Miriam no es lo que piensas, ella se me ha lanzado.

Corro, en menos de 24 horas he tenido otra pelea fuerte con él. No puedo más, me ha engañado con otra y no llevamos ni un mes saliendo.

Será mejor que me vaya de su lado, no puedo estar así, me mata por dentro.

-¿Pequeñaja? ¿Estas bien?

Levanto la mirada y le veo, Jules Danilo. Nos hemos convertido en grandes amigos, para mí es como un hermano mayor.

Me tiro a sus brazos y él me abraza fuertemente.

-Fabio... se ha besado con otra...

-No puede ser... Fabio te quiere muchísimo, ¿la conoces?

-Sí, es la hija de su manager.

-Así, creo que sé quien es. Natalia, ¿no?

-Sí, ¿como lo sabes?- le pregunto incrédula separandome de él.

-Fabio y yo nos llevamos muy bien, ya sabes, franceses y algunas veces tenemos eventos en los que coincidimos.

-Pues es ella- vuelvo a poner mi cabeza en su hombro- no puedo más Jules... me ha engañado.

-Nunca te haría eso, Miriam escuchame, Natalia se ha lanzado y me ha confesado que lleva enamorada de mí toda la vida- escucho.

Pero no es Jules, es Fabio. Me seco las lágrimas y me giro para verle. Jules se va para darnos intimidad.

Él tiene la mirada triste y me mira suplicante.

-Fabio...

-Por favor, Miriam, tienes que creerme- me coge la mano y yo la aparto rapidamente.

-Y te creo- sonríe- pero duele, ¿sabes? Así que vete con tu amiguita.

-Ya te lo he explicado, perdoname, pero por favor, te necesito conmigo...

-Si te lo hubiera hecho yo a ti, estarías igual o más enfadado, da gracias que te estoy hablando, porque no te lo mereces.

-¡No es culpa mía! ¿¡Como te lo tengo que decir?!

-Te me vas relajando guapito y largate de mi vista, no te quiero ver.

Me marcho enfurecida, vuelvo a la habitación y cierro la puerta de un modo en el cual nadie pueda entrar teniendo tarjeta.

Me pongo un bikini,

cojo una toalla y bajo a la piscina del hotel. Hace calor y en el agua intentare aclararme.

Dejo la toalla en una tumbona, me quito la ropa y miro al cielo. Está nublado, y posiblemente llueva.

-Al igual que mi corazón- pienso.

Estoy tan absorta que ni me entere que viene alguien por detrás. Me tapa los ojos, yo intento por todos los medios quitar las manos, pero me es imposible.

-¿Quien eres? Como seas Fabio ya te puedes ir largando, no te quiero ver ni en pintura.

Me abraza, tiene una mano tapando mis ojos y no me deja girarme. La otra mano la apoya en mi cadera, y con un movimiento nos tira al agua a los dos.

Aprovechando que se ha despegado un momento de mí, subo a la superficie y una cabellera rubia va subiendo.

Pero no es Fabio. Es Jules.

-¿Jules? ¡Que susto me has dado!- río a carcajadas.

-Hemos tenido la misma idea de venir a la piscina, a pesar de este tiempo.

-Si, bueno... yo estaba intentando despejarme.

-¿Aún no lo habeis arreglado?- pregunta él.

-No que va, le he dejado hablar, me dijo que Natalia le habia dicho que llevaba toda la vida enamorada de él, que ella se le habia lanzado, y bueno... se me ha puesto gallito.

-No sé que decirte la verdad, os quereis pero ninguno da el paso, tal vez por orgullo o teneis miedo a estropear más la situación.

-No pienso ir otra vez a por él, no quiero que me tome por una blanda, porque es que además no lo soy.

-O no quieres dejar que te vean débil.

-No lo sé, cambiando de tema, ¿podemos ir a otra zona más... como decirlo... más panda? Es que no llego al suelo.

Me hundo un poco y él me agarra del brazo.

-Tranquila, mientras yo esté aquí no te vas a ahogar.

Reimos a carcajadas, nos vamos a una zona donde hago pie sin problemas.

Después de un rato charlando, nos salimos ya que empieza a hacer frío.

Nos despedimos y en la cena acordamos comer juntos. Me voy a mi habitación y mientras paso la tarjeta rezo para que no esté él.

Entro y suspiro relajada, no está. Me ducho y escojo la ropa

me maquillo y decido dejarme el pelo suelto.

Que raro... este niño no ha venido aún...

Miro el móvil, ni un mensaje ni una llamada perdida de él. Que pronto se olvida de mí.

Cojo mis cosas y salgo. En la entrada del buffet están mi hermano y Jules hablando, vamos a cenar los tres juntos.

Jules va guapísimo, aunque tenga "novio" tengo ojos en la cara. Va con una sudadera blanca, pitillos vaqueros y zapatillas negras.

Mi hermano lleva una camiseta blanca, con una rebeca de cuadros azul, pantalones vaqueros pitillos y unas zapatillas azules.

-Muy guapos los dos- comento.

-No te quedas atrás hermanita, ¿entramos?- comenta Sil mirandome de arriba a abajo.

-Si claro.

Entramos y encontramos una mesa de cuatro, yo me siento al lado de Silver, Jules se pone enfrente de mí.

Pasa Fabio por mi lado y saluda a Jules y a mi hermano, excepto a mí. Como si no estuviera. Se pone a hablar con los dos.

Me estoy cabreando más y más, me levanto de la mesa y mi amigo me dice:

-Eh, ¿a donde vas?

-A coger la comida, que aquí sobro.

Fabio me mira y vuelve su mirada hacia mi hermano, que le estaba hablando. Hasta mi hermano pasa de mí.

-Te acompaño.

El francés se levanta de la silla, y me acompaña.

Resuelven un problema y empiezan otro peor.

Mi chico perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora