Epílogo

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Fabio

Al día siguiente, Paula nos viene a recoger y vamos a casa.

Miriam se arregla para irse a entrenar y yo me doy una ducha rápida, el calor que hace aquí es insoportable.

Vamos al gimnasio y mientras ella entrena, tengo a mi cuñado entre mis piernas y nos estamos haciendo fotos haciendo el tonto.

De repente suena un "plas" y veo que mi suegra y Silver se llevan las manos a las caras.

Miro la pista y veo que Miriam se ha hecho daño en el brazo.

La entrenadora le dice que se cambie y vaya al hospital, ¿tan grave es?

Después de un cuarto de hora, aparece. Dejo a Darío en el suelo y yo voy con ella. Le cojo la mochila y le pregunto:

-¿Estás bien?

Ella niega, tiene el antebrazo derecho hinchado, se habrá hecho una esgince.

Vamos al hospital, le hacen rayos X y después de una hora, nos comunican que tiene una fisura en el cúbito. Casi dos meses tiene sin entrenar y hacer deporte.

Le han puesto una escayola y no podrá moverlo practicamente.

Llegamos a casa, ella sube a la habitación y se deja caer en la cama y yo me siento a su lado.

-Ya verás, se te pasará rapido, ¡la de veces que me he hecho esginces y me he roto algo yo!

-Me voy a perder tres competiciones- suspira- y no aguanto estar así- noto que está enfadada.

-Yo te ayudaré con ello, ya soy experto en esto.

-Lo tuyo es diferente, no es lo mismo caerse en un circuito a 100 km/h, o más, que caerse en el suelo de un gimnasio- dice seca.

Le abrazo con cuidado de no hacerle daño.

-Ya verás, se te pasará rápido.

-Lo va a tener más o menos hasta que te vuelva a ver en Valencia.

-Bueno, a lo mejor te lo quitan hasta antes si no fuerzas el brazo y no haces nada raro, pero mientras yo esté aquí te voy a cuidar.

La puerta de su habitación se abre y tímidamente entra Darío.

-¿Qué pasa pequeñajo?- digo mientras lo cojo y lo pongo entre mis brazos.

-Miriam tiene pupa.

-Sí, en el brazo.

-¿La vas a cuidar cuando yo no esté?- pregunto.

-Sí ¿a dónde vas? Yo no quiero que te vayas- dice un poco triste.

-Yo tampoco me quiero ir- acaricio la mano de mi chica y ambos sonreímos- pero, me verás por la tele, y si gano te dedico el premio, ¿vale?

-¡Sí¡- exclama aplaudiendo.

Los dos nos reímos, el pequeño es tan tierno...

Por la noche, ambos nos estamos preparando para ir a la feria.

-Cariño, ¿con eso piensas ir?

-Ayer fue el día grande y me lo perdí, tengo ganas de ir también.

-Madre mía la que vas a liar- contesto mientras me pongo el polo.

-Sin feria no me quedo- sentencia y yo niego mordiéndome el labio mientras sonrío.

Salimos de casa, vamos a ir los dos solos a dar una vuelta.

Lo bueno de estar en Moto 3 es que nadie te reconoce, si tengo la misma fama que Marc Márquez o Valentino Rossi, no podría caminar tranquilo con mi chica.

-Vamos a montarnos.

-¿Estás loca? ¿Cómo te vas a montar con la escayola? No, no y no, me niego a que te pase algo.

-¿Noria?- pregunta ella.

-Ahí sí, pero en el Master o en el barco ni se te ocurra.

-Vaya escayola, en que momento tuve que perder el maldito equilibrio y caerme.

Nos subimos en la noria, que recuerdos cuando le pedí que fuera mi novia, aunque horas antes tuve que aclarar que no lo era, lo hice para nada.

Estamos sentados, yo con el brazo en sus hombros y ella con su cabeza en mi pecho, ambos disfrutando del tiempo que nos queda juntos y que ojalá no se acabe nunca.

Días más tarde

Y ya es el día, el odiado. A las 12 tengo el vuelo para ir a Madrid, luego haré trasbordo para ir a Misano.

Llegamos al aeropuerto, mini más bien, facturo la maleta y después nos sentamos en la cafetería.

-Voy al baño- se levanta mi chica y se va.

Yo estoy haciendo increíbles esfuerzos por no llorar y se me parte el alma verla así.

Ella vuelve y me sonríe forzadamente, nos tomamos algo y ya llega la hora.

-Fabio tienes que embarcar ya.

Nos levantamos pesadamente, Paula paga y mientras me voy despidiendo de mi cuñado con el típico abrazo de los hombres.

-Cuidate y gana GP, me lo tienes que dedicar eh.

-Si, claro.

Me despido del pequeñajo cogiéndole en brazos y dándole un buen abrazo.

Lo dejo en el suelo y a continuación le toca a mi suegra, que me da un abrazo y me susurra.

-Ella lo va a pasar muy mal teniéndote lejos, ten mucho cuidado.

-Yo también lo va a pasar mal, creeme.

Y por último, la chica sensible que me gusta a más no poder, conectamos miradas y ella se abalanza.

Paso mis manos por su cintura y noto algo húmedo en mi hombro. Lágrimas de ella, sabía que no iba a tardar en llorar.

Hundo mi cabeza en su cuello.

-Cariño, te voy a echar muchísimo de menos, hablaremos todos los días y ya verás que rápido se nos pasa estas dos semanas hasta Aragón, te amo más que a nada.

-Yo también te amo y que sepas que eres mi chico perfecto, con el que he soñado siempre.

Nos besamos, es un beso tierno, y siento un sabor sálado en los labios, lágrimas que han discurrido por sus mejillas.

Y no soy tonto para saber que antes ha ido al servicio porque ya no podía contener las lágrimas.

Nos separamos y yo paso el control, dejando atrás a la chica que más he querido y quiero.

C'est finí. Se acabó la primera temprada al fin, tranquis, habrá segunda, y el eje cronológico será mayor.

Pons negocia con Fabio para ir a Páginas Amarillas el año que viene, pero no va a poder ser porque Fabio es menor y Eduardo no quiere firmarlo, por eso será que se está distanciando de él.

Tengo otra novela de Fabio, Una decisión, un destino.

Y pues nada, ahora editaré esta novela y empezaré con la siguiente.

Mi chico perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora