Capitulo 21

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EVAN
Uno, dos, tres, contaba los las tiras que colgaban del candelabro, colocado en la habitación de Kath. En un fallido intento de no pensar en nada.
-¿piensas pasarte la tarde observando el techo?- Hablo mi amiga, quien me observaba desde el sofá contiguo a la cama, donde me encontraba tumbado.
-Me parece interesante- Dije, sabía que Kath estaría mirándome con reproche, le había llamado y pedido vernos, con el pretexto de que necesitaba hablar con ella, sin embargo lo único que quería, era no estar en casa, no deseaba ver aquel lugar a sabiendas de que mi abuelo no regresaría ahí.
-Evan, dijiste que necesitabas hablar conmigo, ¿qué sucede?- Lance un suspiro, cerré los ojos y coloque mi brazo sobre mi frente. La cosa era que solo quería un pretexto para no pensar, para poder despejar mi mente y no derrumbarme.
-Evan- Sentí un movimiento en la cama y poco después un peso extra sobre mi cuerpo. Abrí los ojos y vi a Kath mirarme fijamente, acomodada sobre mi abdomen, con una mirada un tanto maliciosa.
-habla- Dijo esta y levantó los dedos moviéndolos en forma de amenaza.
-habla Evan o de lo contrario té haré hablar con cosquillas- Kath pintó una sonrisa maliciosa en sus labios, aquella expresión me hizo soltar una carcajada.
-¿crees que bromeó? Pagarás tu burla Evan- Kath se abalanzó hacia mí y en menos de tres segundos ya habíamos comenzado una guerra de cosquillas. Entre carcajadas y cosquillas, paramos cuando Kath se vio vencida por mi, ambos terminamos acostados en la cama, mirando el techo, con el silencio de vuelta en la habitación.
-Lamento mucho lo que le sucedió a tu abuelo- Dijo de pronto Kath, quien se giró un tanto hacia mi.
-Lo sé.
-Evan, sabes que puedes desahogarte conmigo ¿verdad?.- Me giré para quedar frente a Kath y la mire atentamente, sus mejillas estaban coloradas y su larga melena, completamente desordenada.
-Lo sé, es solo que no me apetece pensar en ello, solo quiero despejarme un poco, creo que si sigo pensando en su muerte, terminaré por querer morir.
-No digas eso.- Kath se acercó más a mí y de pronto algo en el ambiente sufrió un extraño cambió.
-Es solo una manera de representar lo que siento.- Dije y entonces me vi atrapado por los enormes ojos color miel de Kath, que me miraban sin titubeos y con un brillo que jamás había visto antes. 
-Kath.
-¿Si?- Nuestras miradas seguían clavadas y una sensación extraña me recorrió el cuerpo. Aparte la mirada de ella y me erguí un poco, hasta quedar recargado en la acolchonada cabecera.
-¿Pasa algo?- Dijo esta, mientras imitaba mi acción.
-Eso justamente te iba a preguntar yo.
-¿a qué te refieres?.
-hace días Chris me dijo que te estabas comportando un poco extraña, sin mencionar que no atendías mis llamadas- Kath apartó la mirada y comenzó a jugar con las yemas de sus dedos. Me venía bien aclarar esto ahora, lo prefería a pensar en aquello que me agobiaba.
-Solo fueron unos días malos.- Dijo esta, pero aquella explicación no me convencía.
-Vamos Kath, ¿de qué te las estás jugando conmigo? Nos conocemos desde que éramos niños, dime, ¿tiene que ver con William? ¿Te ha hecho algo? Porque si es así, yo mismo moleré a ese pringado.- Kath lanzó un suspiro y se limitó a negar con la cabeza.
-Will no tiene nada que ver en esto, yo... Evan.. Hay algo que tengo que decirte.- La mire extrañado, sus ojos dejaban asomar algo que no comprendía.
-Es solo que...- Y antes de que mi amiga pudiese continuar, el sonido de mi celular interrumpió aquella charla.
-Lo lamento- Dije y saque mi celular de el bolsillo, mire la pantalla y en ella pintaba el nombre de Camerón. Me debatí unos segundos entre contestar o no.
-Contesta, debe de estar preocupada por ti.- Dijo Kath, tras haber visto la pantalla.
-En cuanto termine, seguiremos esta conversación- dije, me levante de la cama y me fui hasta el otro extremo de la habitación.
-Hola Cam- Dije tras haber atendido la llamada.
-Hola, ¿cómo te encuentras?- La voz de Camerón sonaba un tanto precavida.
-Estoy hecho mierda.
-Lamento mucho todo esto, si pudiera hacer algo.
-Lo sé y lo haces, saber que te preocupo me hace sentir menos mierda- Escuche a Camerón soltar una ligera y casi inaudible risa.
-¿qué te parece si vienes a mi casa y nos tomamos la tarde viendo películas?- inconscientemente sonreí ante la idea de pasar toda la tarde tirado en la cama con Camerón.
-Estupenda idea, ahora estoy con Kath, pero en un rato me tendrás en tu casa- Hablar con Camerón me hacía sentir un poco menos agobiado, pasar el rato con ella en definitiva me haría olvidarme por un rato de todo aquello que me afligía.
-bien, te espero- y tras esas palabras, colgué la llamada, me giré para encontrarme con Kath, quien me observaba desde la cama.
-tienes que irte- Dijo esta, me acerqué a la cama y me senté a los pies de esta.
-Si pero no en este momento- Kath me observó atentamente, algo en su mirada era diferente, algo dentro de aquello ojos color miel era distinto.
-No, anda, ve, tú y yo podemos seguir esto luego- Kath esbozó una sonrisa y me dio un ligero empujón en el hombro.
-Recuerda que no debes hacer esperar a una mujer.- Dijo esta con aquel tono de madre que solía utilizar conmigo.
-Esta bien, pero mañana desayunaras conmigo y entonces me dirás lo que tenías que decirme.
-Prometido.- Dijo y levantó la mano en son de juramento. Sonreí ante aquel gesto y me despedí de mi amiga. Si había algo que estaba seguro no cambiaría, sería mi relación con Kath, sabía que siempre estaríamos el uno para el otro, como los mejores amigos que éramos

El hijo de Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora