Prologo

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No podía creer lo que mis ojos veían, ahí estaba él, después de haberme hecho tanto daño solo se aparecía aquí, sin pedir permiso y sin invitación.

— ¿Qué haces aquí? ¿Quién te dejo entrar? — pregunte mirándolo con confusión.

No quería tenerlo cerca de mi sabiendo que todo lo sucedido era su culpa. No quería que me tocara y mucho menos verlo. Me dolía mucho y no quería sentir más dolor. Ya había sufrido suficiente, ya había pagado mucho por haberme enamorado de alguien como él.

—Eso no importa, vine para verte, para que me perdones — dijo acercándose a pasos lentos hasta quedar cerca de mí.

¿Perdonarlo?

Estaba completamente loco si creía que eso pasaría.

No podía, ni quería perdonarlo. Estaba claro que solo quería burlarse de mi como lo había hecho antes y no iba a permitírselo, no ahora. Las cosas iban a ser diferentes y él no iba a interferir en nada.

— Es mejor que te largues — exclame con determinación — no te quiero ver, te odio y nunca te perdonare por lo que has hecho. Por lo que dejaste que pasara.

— No puedes hacerme esto, sabes que no puedo vivir sin ti — dijo abrazándome por la cintura y tomando mi barbilla con la otra mano — sé que es mi culpa y no sabes cuánto me arrepiento.

— No puedo, me hiciste mucho daño con tus acciones y no puedo solo dejarlo pasar — replique tratando de zafarme de su agarre — es mejor que te alejes de mi ¡suéltame, idiota!.

— No lo voy a hacer, eres MÍA y no voy a dejar que nadie más te tenga — dijo con esos ojos llenos de rabia y deseo, no entendía porque no me dejaba en paz después de lo que había hecho, después de todo lo que ocasiono.

— No, no soy tuya, me traicionaste y eso no te lo voy a perdonar jamás — dije al fin pudiendo alejarme de él.

Se encontraba fuera de sí, me di cuenta cuando lo vi entrar a mi habitación y sentí miedo.

— Si lo harás, porque no voy a dejar de amarte y tú tampoco lo harás, es mejor que lo entiendas de una vez —dijo acercándose a mí y posando sus labios sobre los míos.

No quería besarlo porque sabía que perdería, sabía que si le correspondía el beso las ganas que tenia de estar con él me ganarían, tenía que alejarlo de mí, porque no quería terminar mas lastimada de lo que ya estaba y tampoco podía perdonarle lo que me había hecho.

Quise alejarme, quise dejar de besarlo pero simplemente no pude. Él tenía razón, yo lo amaba, lo amaba hasta el punto que dolía, y ese fue el más grande error que cometí, haberme enamorado como loca de Travis.

Sexo, violencia y mucho odio. Libro 1 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora