Capitulo 10

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Sophi

Estaba en la biblioteca acomodando los libros que los idiotas de esta escuela dejaron fuera de los libreros, el estúpido director me había puesto este maldito castigo por un mes y por cierto era completamente aburrido, pero me daba un poco de tiempo para hacer el estúpido trabajo que estaba obligada a hacer sola, ya que Travis jodido Shaw me obligo.

No pude ir a casa esta mañana, después de escaparme de la casa de Travis, que por cierto ahora estoy pensando que fue un maldito error lo que hice, fui directo donde Jess, me cambie y salí corriendo, quería interrogarme y la mande a la mierda, no podía perder tiempo y llegar tarde, si eso sucedía el director llamaría a casa y si mi madre se entera que llegue tarde no quiero imaginar lo que pasaría, joder, no sé porque mierda le temo tanto a esa mujer pero en serio, no lo sé, aunque yo sabía muy bien que lo peor iba a venir cuando llegara a casa y mi madre me golpeara por haberme escapado, aunque esperaba que no se hubiera dado cuenta, ya que por las noches no me presta la mas mínima atención.

Saque unos libros prestados de la biblioteca para empezar el dichoso trabajo, mi muñeca me dolía un poco no sé si podría escribir pero haría el intento, no quiero que el idiota bastardo vuelva a lastimarme.

Llegue a casa y tenía un poco de miedo entrar, así que lo hice como lo haría un ladrón, a hurtadillas, abrí la puerta con cuidado y la cerré muy despacio, subí con cuidado las escaleras y me dirigí muy despacito a mi habitación, caminaba lento y pausado como si de verdad fuera una ladrona, tome el pomo de la puerta de mi habitación y cuando estaba por abrirla ocurrió lo que tanto me temía.

— Sophi Smith, creíste que no me daría cuenta que te escapaste ¿verdad? — pregunto con enojo en su voz, gire sobre mis talones para poder encararla, cuando lo hice un escalofrió recorrió mi columna vertebral, la cara de Savana irradiaba rabia pura, se parecía mucho a la de Travis la vez que me estampo contra el suelo y sentí miedo — no te quedo claro lo que dije, eres igual que las zorras de tus amigas, me imagino que te divertiste mucho anoche, pues ahora mismo veras lo que sucede — levanto la mano y la estampo contra mi cara, sentí el sabor a metal en mi boca y supe que me había roto el labio, tenia rabia y sentía impotencia, por más que quisiera revelarme y gritarle no me atrevía, si llegara a hacerlo estoy segura que cumpliría con su estúpida amenaza y me enviaría a ese estúpido internado del que había hablado hace dos años y yo no quería que eso pasara — te encerraras en tu habitación y no saldrás hasta nueva orden y no se te ocurra contradecirme y otra cosa, te quedaras incomunicada, dame el celular, ya saque tu portátil así que enciérrate y ponte a hacer tareas, no quiero verte.

Odiaba mucho a esta mujer, no sé porque me veía de esa forma, siempre me trato mal y no sabía la razón, apreté los libros que traía en mis manos, saque el celular de mi bolsillo y se lo entregue, que bueno que existían las contraseñas de no ser así la Savana podría revisarlo y estaría más jodida que un pavo en navidad.

Entre a mi habitación y tire todo en la cama, tenia rabia, sentía miedo e impotencia, si tan solo fuera mayor de edad ya me habría largado de esta casa y no tendría que lidiar con el odio de esa mujer que se hace llamar mi madre.

Tenía que darme un baño, cuando fui al departamento de la hermana de Jess me cambia la ropa deprisa y no me di una ducha, tenía el tiempo justo para llegar al estúpido castigo y no podía perder tiempo, Savana dijo que no saliera de la habitación pero tenía que hacerlo.

Busque la toalla, salí de la habitación y entre a toda prisa al baño, me quite la ropa y me metí en la ducha, abrí la regadera y el agua cayó sobre mi dándome un poco de alivio al estrés que se estaba acumulando en mi, toque mi labio y me dolía un poco, tenía unas inmensas ganas de llorar, mi vida era un desastre y ahora que el idiota que Travis se dio cuenta de mi presencia en la escuela era peor y no solo eso, descubrió mi identidad como el demonio negro, eso era peor, no, lo peor fue tener sexo con él, mierda, le di un golpe a los azulejos con la mano izquierda, pero por otra parte mis ganas de vengarme de Travis salían a flote, el castigo de Savana podría durar hasta dos meses y si yo no quería ir a un internado tendría que obedecer y Travis se quedaría esperándome en las carreras, de solo pensar en eso una sonrisa se dibujo en mi rostro.

Sexo, violencia y mucho odio. Libro 1 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora