Sophi
Me dolía todo el cuerpo y no podía mover un brazo. Escuchaba murmullos pero no podía distinguir las voces de las personas que estaban a mi alrededor. Lo último que recuerdo es el rostro de Mark y la furia que tenía en él. Me inyecto de nuevo esa porquería y mis ojos se pusieron pesados. Mis extremidades no me respondían y todo se puso negro. Cuando el efecto empezó a pasar, abrí un poco los ojos y vi que estábamos en un auto. Mark gritaba cosas que mi cerebro no me dejaba procesar y después hubo un ruido fuerte y el auto se sacudió con fuerza. Como pude, puse mis manos en mi cabeza para no golpearme con el vidrio de la ventanilla, las tenia atadas y fue un poco difícil, pero aun así pude tapar mi rostro un poco. Luego de eso, todo se puso negro.
No recuerdo muy bien que paso después, solo supe que desperté mareada y estaba en un sitio blanco y habían varias personas blancas mirándome, moviéndose rápido y tratando de quitarme la ropa. Uno de ellos se dio cuenta que desperté y me hizo varias preguntas las cuales no respondí. Solo me importaba una cosa y se la hice saber.
Los murmullos se van alejando y me obligue a abrir los ojos, no podía estar de nuevo en manos de Mark si fue él, quien me trajo a este sitio. Que por el olor reconozco muy bien. Un hospital. Ese olor es inconfundible.
— ¿Do-donde estoy? — pregunte entre pausas. Hablar era un poco difícil. Sentía la lengua pesada y sentía mucha sed. No podía abrir los ojos fácilmente y me sentí frustrada.
— ¡Despertó! —escuche la voz de varias personas y luego se acercaron.
De inmediato reconocí los rostros de esas personas y me sentí aliviada. La pesadilla había acabado. Eso esperaba.
— Oh por Dios, Sophi. Despertaste. Estábamos preocupados — dijo Vanesa acercándose mucho a mi.
La mire a los ojos y empecé a llorar. Si definitivamente ya estaba lejos de ese sicópata.
— No llores — dijo Vanesa dándome un abrazo. Iba a devolvérselo pero no podía mover mi brazo derecho. Lo mire y tenía una férula en él — lo tienes roto, pero sanara. Lo importante es que ya estás aquí.
— Si, lo importante es que ese cabron no te hará más daño — dijo Adam pasando su mano por mi cabello para acariciarlo. Sentí una punza e hice un gesto de dolor — te golpeaste la cabeza, pero no es nada serio. Ya te hicieron muchos exámenes y estas bien.
— ¿E-exá-xamenes? — pregunte asustada. No, no podían saberlo. El doctor me lo prometió.
— Si, dijo que todo estaba bien. Y dependiendo de cómo te sintieras te daría el alta y podrías irte a casa — dijo Adam.
— Jess y Jack están comiendo algo. Estuvieron cuidándote toda la noche — dijo Vanesa.
— Te-tengo u-un poco de s-sed — dije con esfuerzo. Sentía la garganta seca.
— Te daré agua — dijo Vanesa caminando hacia una mesa frente a la cama.
Estaba asustada, tengo un vago recuerdo de cuando hable con el doctor y le dije que tal vez eso pasaba conmigo, y si era cierto no le dijera a nadie. No quería que se enteraran. Maldito Mark. Cuando lo vea lo voy a matar con mis propias manos.
— ¿Qué paso con Mark? — pregunte.
— Ya no debes preocuparte por eso — contesto Adam sin mirarme.
Estaba pasando algo y no querían decírmelo, tal vez se escapo y no quieren que me preocupe.
Vanesa como pudo me dio agua y la bebí despacio.
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Sexo, violencia y mucho odio. Libro 1 (Editando)
Novela JuvenilTravis Shaw es un mujeriego que no le importa lastimar a ninguna mujer, hace apuestas con sus amigos sobre que chica llevarse a la cama, solo las usa por una noche y las tira como si fueran objetos inservibles, esto le divierte y se jacta de ser el...