Sexo, violencia y mucho odio. Libro 1 (Editando)

Capitulo 9

Travis

La tome por la cintura, la lleve hasta el sofá, me senté y ella se puso a horcajadas sobre mí, empezó a darme besos por el cuello hasta llegar a mi boca, puso sus manos en mi cuello y me apretó mas contra ella, su boca y su lengua eran realmente deliciosas, podría besarla todo el maldito tiempo. No sé que tiene esta mujer que me pone tanto, lo único que sé es que no pienso dejarla escapar, es mía y no pienso compartirla y mucho menos dejársela a otro.

La agarre de la cintura y lleve mis manos hasta su redondo y delicioso trasero, lo apreté y ella soltó un gemido que me hizo excitar más de lo que ya estaba, mi amiguito pedía a gritos salir de mi bóxer mientras esta hermosa y deliciosa demonio se movía haciendo que sintiera ganas de meterme en ella en una sola estocada, así que con un movimiento la gire, la acosté en el sofá y me puse sobre ella, seguí devorando su boca como si fuera la última vez que lo hacía, nos separamos por culpa del jodido aire, aleje un poco mi rostro para observar el de ella, se veía realmente hermosa, sus ojos azules me encantaban, su mirada estaba llena de deseo, empecé a dejar besos húmedos y mordidas desde su barbilla hasta llegar a su cuello, metí mi mano por debajo de su remera para acariciar sus pechos, creí que se resistiría un poco mas pero acepto de inmediato, pero que esperaban, soy irresistible y muy bueno en lo que hago, ninguna mujer se me escapa y nunca me dicen no, me moría de ganas por estar dentro de ella de nuevo, había sido realmente excitante y lo mejor es que era completamente mía, ningún otro idiota la toco o la llevo a la cama antes que yo y eso me convertía en su dueño.

— Eres mía, no lo olvides. — susurre en cerca de su oído, sentí como se estremeció cuando lo dije, pero no me importaba, quisiera o no yo era su dueño.

Lleve mis manos hasta su pantalón para desabrocharlo, tenía que poseerla rápido antes de perder la poca cordura que me quedaba, esto era el jodido paraíso, iba a bajar sus pantalones cuando la maldita puerta se abrió y entro mi jodido padre, ¡mierda! debí llevarla a mi habitación.

Mi padre me miro y su vista voló de inmediato a mi hermosa demonio, quien con una muy ágil maniobra salió de debajo de mi, se puso de pie de inmediato, agarro su chaqueta y salió por la puerta como alma que lleva el diablo, ¡maldición! Se me escapo y no supe su nombre, ¿Por qué mierda no se lo pregunte? La tuve toda la noche y ... .. esperen, no puedo creer que una chica me vuelva tan loco que la haya dejado quedar a dormir.

Mi padre se quedo mirándome y negó con la cabeza, yo fruncí el ceño sin entender que estaba pensando.

— Deberías hacer eso en tu habitación — dijo mi padre sonriendo, no me pude contener y solté una carcajada, desgraciado, me arruina el momento y sale con esa estupidez y lo peor, la dejo pasar de largo y no la detuvo, aunque si la hubiera tocado no me habría importado que fuera mi padre, le habría dado un golpe para que no toque lo que es mío.

— Creí que llegabas en dos días — dije cortante cruzándome de brazos.

— Surgió un problema en la empresa, vine por unos documentos.

— Si me hubieras llamado habría utilizado la habitación y no tendría que darme un baño de agua fría ahora.

— Pues hazlo rápido — dijo señalando mi entrepierna.

— Jodete — bufe enojado y subí a mi habitación.

Cuando entre en mi habitación recordé lo sucedido anoche, estuve entre sus piernas, la tuve debajo de mi, esa mujer es realmente hermosa, me encanta que sea rebelde y me rete, pero que después se deje llevar por mis besos y caricias.

Me metí al baño y abrí la regadera, maldición si mi padre no hubiera interrumpido estaría dentro de ella de nuevo, disfrutando del rico aroma de su piel y dándole besos por todo su delicioso cuerpo, ¡mierda! quiero que llegue el viernes rápido para poder verla de nuevo, ya que en las carreras ilegales es el único sitio que se con exactitud dónde estará. Levante mi rostro y deje que el agua cayera sobre él, tengo que verla de nuevo, tengo que sentirla estremecer a mis toques y enloquecerla de placer y besar cada rincón de su bello cuerpo.