Capitulo 8

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Sophi

Estoy perdida y mas que perdida atrapada, no me puedo mover, el idiota de Travis me tiene agarradas la manos y el dolor es insoportable, si me muevo me aprieta mas y no quiero que mi muñeca se rompa, carajo, no sé qué hacer, no puedo pensar, con cada toque de Travis mi cabeza se quedaba en blanco, tengo que pensar algo para poder escapar o terminare siendo una más de las que lleva a la cama y luego las corre a patadas, pero no puedo, él tiene mucha fuerza y mi muñeca sigue lastimada.

No podía dejar que Travis me siguiera tocando, es un maldito experto y yo una completa idiota, cuando empezó a desvestirme no puse resistencia, maldición, no puedo pensar no sé que me sucede, si dejo que me siga tocando perderé y no voy a entregarme a este idiota que me hace la vida imposible en la escuela.

— Suéltame Travis.

— Preciosa no te dejare escapar. — dijo besándome el cuello, sentí cosquillas en mi estomago, no sé qué mierda es, esto está mal.

— Déjame ir o te arrepentirás — sentí cuando puso sus labios en una de mis clavículas, succiono y luego me mordió, mierda no, me está marcando, esto definitivamente esta muy mal, Travis nunca le hace esto a las otras chicas con las que se acuesta — no te atrevas a marcarme con tus malditos mordiscos.

— Eres mía y puedo hacerlo. — dijo acercando su rosto y quedando cerca del mío, sentí su respiración agitada cerca de mis labios, pude sentir su aliento, maldición olía a menta, me miro por un momento y luego me beso, no sé porque mierda le seguí el beso, no sé porque no me estaba defendiendo de alguna forma, tal vez quiero que me haga suya, No, contrólate Sophi, no puedes dejar que eso pase.

Fue un beso increíble, no sé en qué momento metió su lengua en mi boca pero lo estaba disfrutando tanto que no me di cuenta cuando empezó a tocar uno de mis senos, con la otra mano sujetaba fuerte mis muñecas.

Era la mejor sensación que podía estar experimentando en este momento, ¿debería dejarme llevar? No, claro que no, no puedo, cuando nos hizo falta aire nos separamos pero Travis volvió a besarme esta vez llevando sus besos hasta mi oreja y mordiendo el lóbulo.

— Me encantas — susurro en mi oído.

— Suéltame.

— No, hasta que te haga mía no te dejare ir.

— Así con sigues lo que quieres ¿verdad? Por la fuerza.

— Claro que no, las mujeres no me faltan ellas me buscan. — dijo con una sonrisa arrogante.

— Pues ve a buscar una que quiera hacerlo contigo. —dije con fastidio, si cree que me puede chantajear con eso está equivocado.

Se quito de encima de mí, se quedo mirándome, esbozo una gran sonrisa, no sé porque lo hacía, si es porque piensa que estoy celosa está equivocado, me senté rápido en la cama y me tape los senos con las manos, el muy idiota se levanto y se metió al baño, aproveche y busque mi ropa, cuando me iba a poner la camisa sentí un brazo en mi cintura, por un momento me tense cuando me dio un beso en el cuello, o mejor dicho mi piel se erizo.

— Voy a vendarte la mano, ven siéntate en la cama.

— Si, me vestiré primero.

Nos sentamos en la cama y saco unas vendas de una cajita que tenía en la mano, era de color rojo y supuse que era un botiquín, Travis dejo la cajita sobre la cama y tomo mi mano y la acerco a sus labios, le dio besos y luego comenzó a vendarla.

Esto tenía que ser un sueño, sí, eso era, el nunca se comportaba así con las mujeres, solo las usaba para su propio placer y luego las botaba como trapos viejos, era un maldito, ni siquiera a Rebeca le prestaba atención y eso que ella le rogaba que se la follara, pobre chica, se arrastraba pidiendo un poco de placer y el muy idiota la trataba de zorra.

Sexo, violencia y mucho odio. Libro 1 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora