Actos prohibidos

Capitulo 10

Que es eso tan importante que debe decirme?
Lo miré, estaba tenso y se veía preocupado. Me sentí mal por él, y si es por mi culpa que está así?

-Me dolió lo que hiciste, debo aceptarlo.- dijo mirándome fijamente a los ojos. - pero eso ya no importa, igual me siento mal por lo que pasó, sé que amas pintar y te gustaría aprender las técnicas y esas cosas, es triste que no te permitan hacerlo.

-No te preocupes, quizás encuentre un trabajo y después pueda pagar la escuela.- le dije sinceramente.

-Ok eso me gustaría, pero ya no puedo más, debo decirte algo.

-Hazlo, sólo hazlo.- comenzaba a desesperarme.

-Me iré esta noche .- soltó de golpe.

-Te irás? A dónde?.- tenía la esperanza de que no fuera lo que estaba pensando.

-Debo regresar a Canadá. Debo regresar a mi trabajo y mi hija me necesita.

-Por favor, no te vayas aún, te necesito.- dije a punto de llorar.

-Lo lamento, de verdad, pero no puedo quedarme.

Estaba cansada de llorar, cansada de las cosas malas que me pasaban últimamente.
No sabía qué decirle, no podía forzarlo a quedarse, él tenía su vida allá y la mía estaba aquí. Pero lo extrañaría como a nada en el mundo. Extrañaría su risa, su voz, su inmadurez y sus travesuras.
Extrañaría todo de él.

-Quizá pudiste haberlo dicho antes no crees?.- le cuestioné un poco molesta.

-Tienes razón pero no sabía cómo decirlo, me preocupa lastimarte.

Y la verdad era que más que enojada estaba triste, estaba dolida, en cuestión de horas perdería al amor de mi vida, me cuesta decirlo ya que es mi primo y nuestra relación es francamente prohibida pero no podía negar que lo quería y el sentimiento era mutuo, el también sentía lo mismo por mí.

-Ok, espero que llegues bien a tu destino.

Fue lo único que pude decir, no podía hacer nada, él se iría y seguiría con su vida.
Yo tenía que hacer lo mismo, debía seguir con mi vida y ser feliz, quizá encontraría a alguien más que me hiciera sentir bien.

Mi mamá y mi tía llegaron, estaban cargando un par de bolsas y al verlas inmediatamente Joe se acercó a ayudarles.

-Fuimos a él súper.- nos dijo mi mamá dejando una de las bolsas sobre la mesa.

-Genial.- conteste, nunca me había gustado estar molesta con mis padres pero sus acciones eran demasiado drásticas y eso me enojaba.

-Iré a hacer mis maletas, Joe se levantó y fue a la habitación.

-Iré a casa de Jerry.- me levante he inmediatamente salí de la casa antes de que mi mamá me detuviera.

La casa de Jerry no queda muy lejos por lo que decidí ir caminando.
En unos minutos ya estaba afuera tocando el timbre y esperando a que alguien abriera la puerta.

Unos segundos después la puerta estaba abierta y detrás estaba la mamá de mi amigo. La señora siempre ha sido muy amable y ese día no fue la excepción.

-Marisa como estás? Hace tiempo que no te veía.

-Hola señora Sandra, estoy bien gracias, y usted?

-Igual, muy bien gracias. Pasa.- dijo sonriendo y haciéndose a un lado para que yo pudiera entrar.

-Gracias.- dije y pase por la puerta.

-Si gustas puedes pasar a la habitación de Jerry.- sugirió la señora.

-Esta bien.- dije y subí las escaleras que llevaban a la recámara de mi mejor amigo. Siempre había sido así, yo entraba a su habitación y platicábamos. Estaba la puerta abierta y él estaba entretenido en la computadora.
Entre a su cuarto y lo salude.

-Hola.- dije apenada por lo que pasó el otro día en mi casa.

-Hola, qué haces aquí?.- dijo sorprendido pero no parecía enojado.

-Vine a verte, y a hablar.

-Ven.- dijo caminando hacia su cama y en seguida se sentó, le hice caso y me senté a un lado de él.

-De qué quieres hablar?.- dijo prestándome toda su atención.

-Joe se irá hoy.- dije contenido mis lágrimas.

-Hoy? Lo siento mucho de verdad.- dijo y me abrazo fuertemente. Le respondí el abrazo y ya no pude aguantar más y comencé a llorar.

-Me siento muy triste, no sé qué hacer.- le dije aún llorando.

-No sabes qué hacer? Lo único que puedes hacer es ir y despedirte de él.

-No, no puedo. Lloraré y será muy raro para mis padres y para mi tía. Además de que me duele que se vaya y será mejor así sin despedidas cursis y dolorosas.

-Marisa, te arrepentirás si se va sin haberse despedido antes! .- dijo algo exaltado.

-No, así es mejor. Me quedaré aquí hasta que se haya ido.