Actos prohibidos

Capítulo 5

Atención! Capítulo con contenido adulto.

Sus palabras me asustaron, me dejaron sin palabras.
Mi razón me decía que el quería algo más de mi, algo más que un beso, y eso me asustaba.
No estaba lista para eso, mi primera vez fue hace un par de meses, con mi ex-novio.
No estaba lista para... hacerlo con el, con mi primo.
Pero en el fondo, si quería.
Quería tener sexo con mi primo, sabía que mis pensamientos no eran aceptables, eran incorrectos, prohibidos pero en verdad moría de ganas y a la vez era aterrador.

-Descuida, no haremos nada que tu no quieras.- dijo Joe como si supiera lo que estaba pensando.

Y ese era el problema, que yo quería todo con el.

-Está bien, es bueno saberlo.- le dije a Joe.

-¿Por que me dijiste que tu amigo era tu novio?

-Lo siento, fue una broma.- Mentí, no quería que el supiera que intente darle celos y que había funcionado.

Seguimos bebiendo, y después de unos tragos más me sentí mareada. El me contaba acerca de su niñez pero no le puse mucha atención.
No me sentía muy bien, quería regresar a casa.
El pagó la cuenta y me tomo del brazo llevandome afuera.

-Ven, quiero mostrarte algo.- me dijo.

Después de caminar unos minutos, llegamos a una casa, una casa muy elegante de esas donde viven los millonarios.

-Marisa, te dije que no quería que te pusieras mal, ¿ Estas bien?.-preguntó mientras estábamos afuera de esa casa, tenía un hermoso jardín.

-Estoy bien, no te preocupes.- le contesté.

Él busco algo entre las plantas que había cerca de la puerta de la casa, encontró una llave y la metió en la cerradura.

- Espera, ¿que haces?- Le pregunté asustada.

-Tranquila, conozco al dueño de la casa, dijo que podría venir a aquí cada vez que quisiera.-Dijo mientras abría la puerta, entró y enseguida también yo.

-¿Seguro de que está bien entrar  aquí?- Le pregunté al mismo tiempo que le echaba un vistazo a la elegante casa donde nos encontrábamos.

-Te lo aseguró.- respondió Joe desde la cocina. Segundos después volvió conmigo y me dio un vaso con agua.

-Está casa es hermosa, ¿ De quien es?

-Es de un amigo, vive en Canadá.
Está es como su casa vacacional.-respondió y nos sentamos en el sillón color blanco que estaba en la sala de la casa.

-Es muy linda y...- antes de que pudiera terminar la oración Joe comenzó a darme pequeños y delicados besos en el cuello. Me dejé llevar por aquella extraña y a la vez bonita sensación.
Me besó en los labios y me recoste en el sillón.
Mientras nos besabamos sus manos me acariciaban, el beso sé volvió más intenso y el se adueñó por completo de mis labios.
Un gemido salió de mi boca lo que provocó que el sonriera victorioso.

Colocó una de sus manos en mi pierna, debajo del vestido que llevaba puesto.

Cada segundo que pasaba mi deseo de hacerlo mío aumentaba.

Lentamente me quitó el vestido y lo arrojó al suelo. Después llevó sus manos a mi espalda y rápidamente quitó mi sujetador. Él se detuvo un momento y bajó la mirada a mis pechos, me sonroje y el sólo sonrió.

- Son perfectos.- dijo devolviendo la mirada a mi rostro y yo sonreí.

Segundos después sentí su húmeda lengua sobre mi pezón  derecho y una de sus manos sobre el otro jugueteando.

Llevé mis manos a su cabello acariciandolo.

Después dejó mi pezón derecho para repetir la acción con el otro.
Joe bajó mis bragas hasta quitarmelas, se separó un poco y miró mi feminidad con una pícara sonrisa.

-Por favor... no...- sin dejarme terminar la oración, atacó con su lengua mi feminidad haciendo que mis caderas se elevarán en busca de más placer.
Sus dientes alcanzaron mi clitorís y lo mordieron lentamente.

-¡Oh Dios! ¡Joe!- grité

Término y se despojó de toda su ropa quedando completamente desnudo.

Comenzó a besarme en los labios otra vez y su miembro rozó con mi feminidad, segundos después ya estaba dentro de mi, las embestidas eran cada vez más fuertes y mis gemidos más evidentes.
Envolvi mis piernas en su cintura acercándolo más a mi.

Tomó mis manos entrelazandolas con las de el y llevandolas arriba de mi cabeza
aceleró más las embestidas y ambos llegamos al clímax.

Ya calmado salió de mi y se acostó a un lado mío.

Nuestra respiración era agitada y ambos teníamos una ligera capa de sudor cubriendo nuestros cuerpos.

-Descansa.- me susurro al oído oído.

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HOLA!
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