Capitulo 58

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La noche oscura era iluminada por luces de grandes y modernos edificios.

Nos alejamos de los inmuebles y llegamos a un lugar llamado Muskoka, o al menos eso era lo que decía el letrero de bienvenida.

Un lago y una enorme casa fue lo que percibí al bajar de automóvil, a lo lejos pequeñas cabañas lograban verse.
Saqué mi maleta del auto, alcé la vista, las luces de la casa estaban encendidas, habían por lo menos dos o tres coches aparcados fuera de esta.
Nuestros zapatos hacían ruido al momento de chocar contra las piedras.

–¿Esta es la casa de tus abuelos?.– cuestioné a Natasha.

Ella sin mirarme, respondió.–Solo es la casa de vacaciones.

Hice un gesto de desagrado. Agradecí que estuviera oscuro y que nadie lo haya notado.
La soberbia de esa chica me envenena, no puedo con tanto.
Y me pregunté ¿Acaso es que Joe solo esta con ella solo por su dinero?
Probablemente es así, Joe nunca me pareció una persona que disfruta de la compañía de personas como ella, personas que no pueden con tal poder y tienden a sentirse superiores.

Entramos a la casa y... sorpresa que me he llevado.
Personas por todos lados.

Niños corriendo de un lado a otro, adultos comiendo por allá otros platicando por aquí.
No es que no me guste estar rodeada de personas que no conozco, o tal vez si me disgusta pero el hecho de no haberme enterado antes era lo peor.
Creía que solo seríamos nosotros y los abuelos de Natasha.
Miré a Joe y su rostro era inexpresivo, no podía descifrar su pensamiento.
Probablemente él ya lo sabía.
Luego miré a Natasha y su rostro no solo denotaba sorpresa también noté que algo le disgustaba.
Seguíamos ahí en la puerta, solo mirando como todos seguían en sus asuntos sin haberse percatado de nuestra presencia.

–Adelante, pasen.– dijo el abuelo de Natasha.– No querrán congelarse aquí afuera o si?

Dimos unos cuantos pasos hasta que su abuelo logró cerrar la puerta.

–Naty! Hermosa, ya te echaba de menos.– Dijo una mujer que se acercó a abrazarla.
Su cabello rojizo y alborotado le llega hasta los hombros.
Su maquillaje lucia impecable, ni hablar de su atuendo de marca y joyas de diseñador.

–Abuela, también te extrañé mucho, pero debemos hablar.
Natasha con sus manos, recorrió los alargados brazos de su abuela cubiertos por un abrigo azul hasta llegar a sus manos y sostenerlas.– Pero antes de quejarme.– soltó Natasha de pronto.– Quiero presentarte a Joe, la mamá de Joe, Marisa y Conan, ella es mi abuela.

–Bienvenidos sean todos, mi nombre es Susan pero pueden decirme Susi.

–Abuela bella, que hacen aquí todos mis tíos.– preguntó Natasha en un tono no tan amable.

Comenzaba a cansarme, mi bolso parecía pesar más conforme el tiempo pasaba.

–Cariño, no son todos tus tíos, solo algunos, se enteraron de que vendrías a visitarme y quisieron venir a verte.

–Eso no es lo que parece ya que ninguno se ha acercado a saludarme.– respondió la amiga de mi primo.

–Bueno dejen todas sus cosas y vayamos para que los conozcan.– propuso la abuela.

Nos condujo a una de las habitaciones de huéspedes.

–¿Como se repartirán las habitaciones? quedan dos disponibles.–preguntó.

Actos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora