Capitulo 39

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Durante el transcurso del recorrido hacia la casa de Christian recordé que mamá me había dicho que le hablara por teléfono en cuanto mi tía fuera por mi a el aeropuerto.

Saque mi celular del pequeño bolso color negro que llevó a casi todos lados, tenía 3 llamadas perdidas de mamá lo cual me dio un poco de miedo.

Le hablé y al primer tono contestó.

-Por que no me has contestado!?.- Escuché su grito a través del otro lado del teléfono.

-Tranquila mamá, no escuché el timbre. Ya estoy con mi tía.

-Ah perfecto.- Suspiro aliviada.- Como estuvo el viaje?.

-Aburrido, dormí casi todo el camino.

-Ya te extraño mucho.

-Mamá no inventes, no ha pasado ni un día.

-Lo sé, pero compréndeme, eres mi única hija, mi niña.

-Está bien, te entiendo solo por esa razón.

Mi tía detuvo la camioneta y me dijo en voz baja que ya habíamos llegado.

-Mamá tengo que colgar, te hablo más tarde si?

-Está bien cariño cuídate.

Colgué y luego volví a guardar el celular en mi bolsa.

Bajamos del auto.
La casa de mi primo es enorme y aparte de eso es muy bella.
La fachada es color café y algunas partes están pintadas de blanco, las ventanas de madera le dan un aspecto hogareño.

Al entrar lo primero que vi fue la sala color blanco frente a la chimenea y la cocina y el comedor al fondo.

-Hola, cómo está?.- dijo dirigiéndose a mi tía una chica no muy alta de cabello castaño, corto y rizado, pequeños ojos azules y finos labios color carmesí. Aquella mujer de elegante apariencia sostenía a un lindo bebé.

Saludo a mi tía y luego besó tiernamente a Christian.

-Hola, tú debes ser Marisa.- Me dijo.

-Si y tú debes ser...

-Amelia.- dijo interrumpiéndome.- pero puedes decirme Amy y él es el pequeño Kevin.- dijo mientras miraba al indefenso bebé que jugueteaba con el cabello de su madre.

-Un gusto conocerte Amelia, hola Kevin, que lindo estás.- Dije tratando de llamar su atención.

Nos sentamos a beber café que Amy había preparado y estuvimos conversando.

-Mamá.- Chris miró nervioso a su madre.- Marisa, me gustaría hacerles saber que Amelia y yo nos vamos a casar.

La cara que puso mi tía al escuchar eso fue algo que me hizo reír a mis adentros. Obviamente la noticia fue muy sorpresiva.

-Felicidades.- logró por fin decir.

-Muchas felicidades, como fue que sucedió.- les pregunté mientas limpiaba mis labios delicadamente con una servilleta.

Ellos dos se miraron entre sí.

-Bueno la verdad es que fue algo realmente lindo, estábamos en la feria y Christian ganó un premio y mientras yo esperaba a que me dieran un peluche el se hincó frente a mi y sacó de su bolsillo el hermoso anillo y me preguntó si quería casarme con él.- dijo la novia de mi primo muy emocionada.

Actos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora