Capitulo 55

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El frío de aquella mañana no era tan intenso como el de otros días.
Estaba a punto de comenzar los exámenes finales, mi agotamiento era tanto que me era difícil mantenerme despierta.
Al finalizar la clase del maestro Gibson, tomé mis cosas y fui a la cafetería, pedí un espresso macchiato para poder recuperar algo de energía y así poder sobrevivir al día.
Mientras bebía un sorbo, Conan se acercó y se sentó junto a mí.
Llevaba una rebanada de pastel sobre un pequeño plato color crema.
Lo colocó sobre la mesa y comenzó a comerlo después de ofrecerme un poco de este.

–¿Como pasaste tu fin de semana?—Preguntó intrigado.

–Bien, creo que ayer debí quedarme en casa y estudiar... y descansar.— le respondí.

La había pasado bien con Joe pero regresamos tan tarde a casa que solo dormí unas horas.

–No te preocupes ¿Cuando serán tus exámenes?.

–Este miércoles y jueves, el examen de la clase de técnicas de escultura me tiene preocupada, casi no le he puesto atención al profesor Gibson.– Le comenté, mi cara reflejaba pánico y él lo notó.

–Tal vez puedas pedir los apuntes y estudiarlos, he escuchado que la clase de él puede llegar a ser tan aburrida a tal punto de quedarte dormido.— Dijo dándome a entender que me comprendía.
Y lo agradecí, agradecí que a pesar de que él no estudiara lo mismo que yo, supiera lo que es tener que ir a clases de un maestro tan aburrido como él.

–Es cierto, por eso estoy bebiendo café, estuve a nada de cerrar los ojos y quedarme profundamente dormida.

–Suele pasar, debo ir a clases, mi maestra es muy puntual, ¿Te veo más tarde?.—preguntó al mismo tiempo que tomaba sus cosas y se levantaba de la mesa.

–Si, nos vemos.—dije mientras movía mi mano de un lado a otro en manera de despedida.

Mientras veía como Conan se alejaba en dirección a la puerta, me sentí preocupada, no sabía si era el hecho de que la fecha de exámenes estaban más cerca de lo que pensaba o si era por qué Joe me había invitado a viajar con él y la señorita perfecta.
No podía evitar sentirme celosa de ella, es tan segura de sí misma que me hace perder mi autoestima en un segundo.
Después de unos minutos terminé de beber el café y regresé a clases.
El día continúo normal, aburrido, no ocurrió nada interesante.

Al finalizar la última clase, mientras caminaba a la puerta junto a Theo, escuché que alguien gritaba mi nombre desde el estacionamiento, giré un poco y logré ver a Conan moviendo sus brazos de un lado a otro tratando de que yo lograra verlo.
Miré a Theo.
-Anda, ve.– Dijo en cuanto me miró y se dio cuenta de que quería ir con Conan pero no podía dejarlo solo a él, por lo menos no sin su permiso.

A fin de cuentas él y Conan habían sido mis únicos amigos desde que llegué a Canadá.

-¡Gracias!.–Le dije sonriendo, me paré de puntitas y le di un tierno beso en la mejilla.

Llegué a donde estaba Conan, estaba despidiéndose de sus amigos.

–Hola linda.– Dijo en cuanto todos se alejaron de ahí.

–Hola... ¿Por qué no me has presentado a tus amigos?.– le pregunté con un toque de decepción en mi voz.

–No llevo prisa.– respondió sin darme mucha importancia.–¿Quieres hacer algo divertido?

–¿Cómo qué?.–Pregunté con curiosidad.

–No sé, podríamos ir a ver a los raptors.- dijo para después mostrarme algo que parecía un boleto.

Actos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora