La marquesa viuda de Bressac, tía del conde, era una mujer hermosa y agradable. Con rapidez se aficionó mucho a Justina. Después de escuchar con interés el relato de las desgracias de la chiquilla, sonrió en forma tranquilizadora y le dijo:
-Niña, tus pesares ya han pasado. Tu inocencia es tal, que no pongo en duda la veracidad de lo que platicas, y ni siquiera me tomaré la molestia de comprobarla. Considérate contratada como mi doncella personal. Comenzarás a trabajar de inmediato.
Las semanas siguientes Justina trabajó muy contenta al lado de la marquesa. El malvado conde de Bressac no dio la menor indicación del uso que tenía planeado para la muchacha; en verdad, pocas veces se presentaba el conde odioso por el castillo, y en dichas ocasiones siempre guardaba sus distancias. Entonces, al llegar septiembre, y cuando la marquesa se alistaba para regresar a París, propuso llevarse a Justina con ella, ofrecimiento que la chiquilla aceptó con gran regocijo. Así transcurrió el verano, y todo pensamiento de infortunio fue desapareciendo de la mente de Justina, para verse reemplazado por esperanza y alegría.
Desde que llegaron a París la marquesa se avocó a la tarea de rehabilitar el buen nombre de Justina. En primer lugar las acusaciones de Harpin, que habían enviado a la pobrecita a la cárcel, se investigaron otra vez y se demostró que no tenían fundamento (el juez intentó castigarlo, pero el ruin usurero se había refugiado en Inglaterra, después de reunir una gran riqueza mediante el tráfico de billetes de banco falsificados). Después se abrió de nuevo el caso del incendio de la Conciegerie, y un consejo de juristas estuvo de acuerdo con que, aun cuando Justina había apovechado el hecho, no tenía la menor responsabilidad de él; finalmente una investigación de las actividades de la pandilla de madame Dubois confirmó la declaración de la chiquilla de que sólo había acompañado a aquellos bandidos para evitar su deshonra, y que no participó activamente en ninguno de los crímenes, por lo cual quedó libre de cualquier acusación de complicidad.
El invierno pasó y después la primavera. Llegó el verano y la marquesa regresó al castillo de su lobrino el conde. Un poco sorprendida, Justina comprobó que el malvado Bressac se portaba mucho más amable con ella; no daba aún alguna señal de los proyectos en los que el año anterior había dicho que la utilizaría. Ahora parecía que tenía mucho interés en ella, y varias veces se enredó en discursos prolongadas con la chiquilla.
-Justina -externó en una de sus acostumbradas discusiones-, todas las religiones tienen como base falsas suposiciones. Sostienen que hubo una primera causa de toda existencia, y que aquella primera causa es, por el sólo hecho de haber sido anterior, automáticamente superior a todos y a todo lo que sucedió después. Pero esa creencia no tiene fundamentos. ¿Por qué ha de ser superior Él? Y si alguna vez lo fue ¿qué le sucedió a lo largo del camino? Porque sin lugar a dudas, Él ya no demuestra nada de su supuesta superioridad. Ningún ser sobrehumano permitiría las injusticias que hoy acontecen en el mundo.
>>Por tanto, ¿qué es la religión sino el arma de los intereses establecidos, el medio por el cual los débiles seguirán siendo débiles y, como consecuencia, explotables? Sacerdotes cómplices, que se hacen pasar como mensajeros de Dios, pregonan sofismas descarados, y los hombres, colocados ante ese destino desde el despertar de sus conciencias, no tienen más alternativa que creer; y sin embargo, examinemos esas creencias a la luz de la razón, y no podremos dejar de ver a través de ellas. ¿Existe alguna religión que no lleve el distintivo de la falsedad y la vileza? Ni una sola. ¿Les pides la verdad? No tienen ninguna que ofrecerte. ¿Qué dan a cambio? Dogmas que ofenden a la lógica, charadas litúrgicas que sólo inspiran burla y rechazo, y misterios que hacen vacilar a la cordura.
>>Sí, Justina, todas están corrompidas. Pero si hay una religión que merezca ser condenada en especial, es esa aborrecible monstruosidad llamada cristianismo. Consideremos por un momento al pérfido fundador de la iglesia: Jesucristo. ¿Quién era él, sino el hijo ilegítimo de una golfa nazarena y un miserable carpintero? Sin embargo, tiene la osadía de proclamarse embajador de Aquel que, según dicen, es el creador de todas las cosas. Ahora tienes que reconocer que es una falsedad; no cabe duda de que era de esperarse que presentara por lo menos algunas credenciales. Pero ¿cuáles son las credenciales que presenta ese bellaco? ¿Cómo se propone demostrar su misión? ¿Se verá cambiada la faz del mundo? ¿Va a brillar el sol ahora de día y de noche? ¿Se eliminarán los vicios y el sufrimiento? No, nada de eso. Como credenciales sólo ofrece trucos, juegos de manos y charlatanerías. A modo de pruebas, misterios y argucias. ¿Y a quiénes elige como sus seguidores? No a los jefes reconocidos de sus tiempos, ni a los doctores, juristas y eruditos, no: escoge a una docena de adolescentes con cabezas de chorlito; Juan, el más viejo de todos, tiene menos de veinte años. ¡Increíble! Y ya que estamos sobre el tema, ¿no te llama la atención como algo muy extraño que un hombre de treinta años prefiera la compañía de muchachos? si supieras algo acerca de las personas que, como yo, están enamoradas de su propio sexo, entonces tendrías interesantes opciones de análisis.
>>Bueno, ahí tienes ahora a un charlatán con sus doce tontos, y todos recorren el país predicando cosas absurdas. Durante algún tiempo casi nadie les hace caso. Pero a la larga sus objetivos sediciosos resultan evidentes, y los meten en la cárcel. El propio "embajador" ha ofendido ya tanto al pueblo, que, cuando se les da a escoger, la turba exige su muerte a cambio de la libertad del ladrón y asesino más famoso de ese tiempo , Barrabás. Pero cuando al fin matan al "emisario", las autoridades son lo bastante necias como para dejar libres a los discípulos. ¿Qué pasa entonces? Que los zopencos esos prosiguen con la farsa donde el maestro la dejó. Las mentes débiles caen pronto en las redes del fanatismo. Las mujeres chillan, los locos aúllan, los tontos se ponen a echar maromas. Y ahí lo tienes; todo está consumado. ¡El más torpe de todos los impostores que ha tenido la historia del hombre ha sido deificado! Ahora todos sus desatinos se ha convertido en dogmas. Todos sus sueños, en artículos de fe. Todos sus disparates, en misterios. Y si llegas a dudar de todo esto te conviertes en hereje... y te condenan a muerte en manos de la Inquisición.
>>¿Podrá ser que se detenga ahí esa práctica de la locura? Tengo que confesar que no. Porque hoy, ese mismo Dios, ese mismo todopoderoso Jesucristo, ante el llamado de cien mil payasos con uniforme ridículo, desciende diez o doce millones de veces en forma de un bocado de trigo, y los "fieles" lo ingieren rápido, en sus intestinos se transforma en heces... y todo esto, según se nos ha dicho, para demostrarnos su bondad.
>>Te voy a hacer una pregunta; si existiera un Dios, y si verdaderamente fuera Él omnipotente ¿se haría cómplice de impiedad tan maligna? Si fuera supremo, si fuera todopoderoso, si fuera bueno, si fuera justo ¿querría enseñar a los hombres a conocerlo, amarlo y servirlo por medio de tales bufonadas? Además, ¿haría saber sus deseos sólo en un lugar alejado de Asia; los pondría en boca de un bandido de reconocida astucia, en presencia únicamente de ladrones, putas y negociantes, expresados en un lenguaje tan complicado que podría interpretarse para significar cualquier cosa que uno quiera? Y, después de haber hecho todo eso, ¿dejaría al resto del mundo sumido en el error, y lo castigaría por haber confiado en él?
>>Bueno, querida amiga, si ésa es la manera en que se comporta tu Dios, no quiero tener nada que ver con él. Cuando el ateísmo pida mártires, estoy dispuesto a derramar mi sangre por él; pero por ese cristianismo en el que hemos tenido la desgracia de nacer tú y yo, sólo siento aborrecimiento.>>De este modo hablaba el trastornado Bressac, y aun cuando Justina utilizaba todos los argumentos que tenía a la mano, le resultaba imposible hacerlo cambiar de parecer. Y estaba sucediendo algo pero, ¡la pobre chiquilla se daba cuenta de que estaba enamorándose de él! Pasaban días en que no podía pensar en nada ni en nadie más. Sólo pensaba en estar junto a él, al calor de su confianza inmensa en sí mismo, adormecida hasta llegar a un estado de tranquilidad absoluta gracias al sonido apacible de su voz persuasiva. Y todo ello a pesar de que no tenía la mínima esperanza, pues como era mujer, Bressac jamás se fijaría en ella con amor. Como lo había expresado él en una ocasión:
-Es algo completamente absurdo ¿verdad?, que no me interese por las mujeres, y que sin embargo desee imitarlas. Pero es mi único placer. querida Justina, y la mayoría de las personas nunca podrá saber lo dulce que es. Nosotros, los desviados, somos biológicamente distintos a los demás hombres; lo mismo que ellos disponemos de la espada de Júpiter; pero a diferencia de ellos, disfrutamos también de un altar de Sodoma forrado con las mismas membranas sensitivas que adornan el altar de Venus que tienen las mujeres. Por eso, unido a otro como yo, puedo duplicar el placer; estrechado entre sus brazos, con la boca pegada a la suya y nuestras lenguas entrelazadas, no deseo otra cosa con mayor pasión que la consumación de nuestra unión, y si algo temo es llegar a que me disguste alguna vez. Si padezco una pérdida es sólo la que resulta de su ausencia, y no existe placer imaginable que supere a ese momento supremo de éxtasis en que su sexualidad me inmola, cuando su simiente que origina vida se introduce en las profundidades de mi intestino y me deleita de tal manera, que mi eyaculación brota sobre sus manos en ese instante.
Por las palabras que escuchaba, Justina comprendía muy bien lo equivocado que era amar a semejante monstruo. Pero, por mucho que lo intentaba, no podía extinguir las llamas de la pasión; por el contrario, cada vez que trataba de apagarlas sólo conseguía encenderlas todavía más, y de esta manera el villano de Bressac nunca fue más amado por ella que cuando cavilaba en las razones por las que debería aborrecerlo.
ESTÁS LEYENDO
JUSTINA
Teen FictionHABLAR sobre el Marqués de Sade es hablar del lado oscuro que todos tenemos en el inconsciente. Es hablar de una sexualidad "desviada" hacia la perversidad, hacia el placer sensual proporcionado por el dolor ajeno. Al leer sus obras nos encontramo...