En los días que siguieron Rolando la obligó a participar en el juego una y otra vez. Invariablemente lo precedían las escenas lujuriosas del mismo tipo que se describieron con anterioridad, y el pervertido salvaje parecía ser más feliz que nunca en el momento en que Justina sufría más. Una noche, después de una sesión en particular horrible, comenzó a explicar la naturaleza de su vicio abominable.
—Mi querida Justina —dijo—, si piensas que la belleza de una mujer es lo que excita la lujuria de un libertino, estás equivocada; es más bien la violación que la religión y la lay asocian al hecho de poseerla. ¿Necesitas pruebas? Entonces piensa en lo que voy a decirte: ¿No es verdad que cuanto mayor es la violación más grande resulta el placer del libertino? El trato sexual con una prostituta no presenta ningún atractivo para él. Pero fornicar con una mujer "buena" le agrada mucho más, desflorar a una doncella más todavía, violar a una esposa más aún, seducir a una monja muchísimo más que lo anterior, y si la víctima se resiste al placer final es mucho más excitante obligarla. ¿Que sufre algún daño? Más placer aún. ¿Que muere? Éxtasis, niña mía, puro éxtasis.
>>Así llegamos al punto importante de mi filosofía: Si el placer aumenta por el carácter prohibido del as circunstancias, si realmente el placer disfrutado está en proporción directa (como lo he demostrado hace un momento), entonces ¿no es la criminalidad misma la que resulta placentera, y el acto que aparentemente complace sólo el medio de su logro? Lo es; no es posible que haya otra respuesta.
>>Ahora puedes entender la naturaleza del crimen; existe un placer en el crimen desnudo, un gozo muy por encima y más allá del premio que proporciona, ya se trate de oro y títulos, o de la ocupación, por cierto tiempo, de las partes anatómicas de otra persona. Esto explica por qué tanta gente llamada respetable, que por supuesto no necesita robar, lo hace, sin embargo, con toda impunidad; por qué los maridos, que tienen un desahogo más que suficiente para sus energías sexuales en las personas de sus esposas, van por las calles en busca de otros cuerpos; y explica, querida Justina, por qué puedes recorrer Francia a lo largo y a lo ancho sin encontrar un espectáculo más popular, una representación que llame la atención de un público mayor, una extravagancia más apreciada por los espectadores, que la ejecución de uno de ellos en el patíbulo.
>>Querrás saber por qué se conduce la gente de ese modo, chiquilla. No te dirijas hacia la religión para buscar la respuesta; ve hacia la plaza pública la próxima vez que se realice una ejecución, y mira a los ojos de los ciudadanos que estés allí reunidos. El crimen desnudo... es algo que los hace gozar. Es su vida, su sustento, su deleite...
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JUSTINA
Novela JuvenilHABLAR sobre el Marqués de Sade es hablar del lado oscuro que todos tenemos en el inconsciente. Es hablar de una sexualidad "desviada" hacia la perversidad, hacia el placer sensual proporcionado por el dolor ajeno. Al leer sus obras nos encontramo...