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A la mañana siguiente, Harry fue el primero en abrir los ojos y sonrió con alegría, antes de cerrarlos nuevamente. No podía diferenciar entre una ilusión y la realidad. Louis estaba acostado a su lado, respirando en su oído y roncando suavemente en su cuello. Habían dormido sólo un par de horas luego de que salieron de la habitación, se habían besado los labios seis veces y mordido la piel siete.
La noche anterior Louis cuido de poner sus manos en zonas donde no pudiera lastimar las heridas, y sí es que por error raspaba alguna, cambiaba de lugar rápidamente.
Ahora que estaban abrazados de tal manera que el cuerpo Harry encajara con el del otro; no les importo el incómodo sillón de tres piezas, ni el frío que entraba por la puerta abierta, nada. Nada podía arruinar el momento y Harry podía apostarlo.
El de ojos verdes decidió tomar ventaja del momento, repartiendo dulces besos en el hombro izquierdo de Louis y luego repartió otro par en la mejilla, sin importar que tuviera sentimientos de arrepentimiento después. Porque besos pequeños sólo fue el principio, luego continuó con lamer lentamente su cuello hasta subir a la barbilla y mordisquear por un rato más. Louis gimió entre sueños provocando una sonrisa de victoria en la boca de Harry.
Las manos de Harry se colaron por debajo de su camisa mientras sus dedos trazaban círculos en el estómago del capitán. Louis estaba hecho un desastre, gimiendo y murmurando entre sueños. Harry inclinó su cabeza hasta su pecho para tomar uno de sus pezones en su boca chupándolos y después exprimirlos con los labios suavemente. En ese momento el capitán abrió los ojos de golpe en suspenso hasta que observó la cabellera de cierta persona abusando de sus pezones por debajo de su camisa.
–Dios... – Susurró Louis mordiendo sus labios para no emitir ningún sonido y llevándose sus manos para cubrir su rostro.
Harry se subió encima de él y Louis no pudo evitar sonreír y dejarse llevar por el placer que estaba sintiendo. No hizo nada para que Harry se apartara pero tampoco continuaba el peligroso juego. Harry por otra parte le paso por arriba de la cabeza su camisa que tiro en alguna parte del piso. Una parte de Louis sentía que tenía que controlar la situación pero otra parte, la que quiso borrar de su mente todo el tiempo; quería esto demasiado.
Honestamente no era el mejor lugar para comenzar a jugar de esa manera pero había pasado mucho tiempo sin tener contacto con nadie, así que el peligro no era lo que más importaba en este momento.
–Louis... – susurro en su ombligo. –¿Quieres que me detenga? – La erección del capitán estaba creciendo y Harry lo había notado caricias atrás.
–¿Qué? – los ojos de Louis se sentían pesados como para abrirlos.
–Solo es una mamada ¿seré rápido, sí? – parecía una súplica.
