Capítulo 9:
La cara de sorpresa de Sophie es incomparable con nada, sonríe a más no poder mientras quita la mano de su boca. En el salón están: la infaltable Stella, mis padres, Zoe —ella se ha convertido en buena amiga de Sophie— Ted, Rowe y nosotros tres: Sophie, Barney y yo. Su rostro iluminado es mi mejor premio, para mí ella siempre será lo más importante, y cada cosa que pueda hacer por su felicidad representará la mía por igual. Se escuchan los aplausos de todos, la cumpleañera ha llegado para su celebración.
—Feliz cumpleaños, preciosa niña. —Le susurro al oído, ella gira y me abraza. —Sorpresa, mi pequeña.
— ¿Esto era? —Asiento de lo más feliz. —Gracias, papi.
Una vez que ambos nos hemos adentrado al salón, todos proceden a felicitarle y entregar los regalos, ella se deja querer, se nota que hay puro anciano —No tanto, pero sí— para ser la celebración de una niña, pero es que son las únicas personas a las cuales conoce en esta ciudad. Y no hay nada mejor que estar con las personas adecuadas en un día importante.
Nos sirven la comida y ella se muestra totalmente emocionada, manteniendo plática con todos. Cuando le tocan el tema de su primer día de clases lo primero que hace es sacar a relucir la bendita canción de Barney, esta vez no oculto mi risa, lo hace tan chistoso que hasta el mismo hombre no duda en reír y tararear. Houston fue una gran época de mi vida, significó independencia en su momento —un tiempo más excesivo que otro— un lugar que me lo dio todo, o al menos lo que necesito. Aunque mi todo, ahora mismo, es una pequeña que mantiene entretenido a un pequeño grupo de personas que no dudan en seguirle el juego, una dulce niña de seis años, la dueña total de mi corazón.
—Papá. —Sophie tiene tanta energía que ha abandonado su lugar sin apenas darme cuenta y llegar a mí, la morir, ella se pone de puntitas para llegar a mi oído y susurrar—: ¿Puede ir Zoe un día a casa?
—Claro que sí. —Apruebo su idea mientras noto a una apenada chica que con unos cuantos días, horas compartidas con Sophie, ha sabido convertirse en su amiga. Han bastado un par de visitas a la oficina para que le tome confianza. Claro, si cada vez que llega le tiene algún dulce guardado.
La señorita "invito a quien quiero" lo hace por iniciativa propia, y uno que ahí va tras sus ideas locas sin poder negarse. Todo transcurre con normalidad, acabamos conviviendo unos con otros. Extrañaba tanto a mis padres, estar en familia y verlos tan cariñosos con Sophie, dándole todo de sí, me hace feliz.
Es la hora del postre y como en todo cumpleaños no puede faltar el pastel, no sé muy bien de que es pero tiene fresas, Sophie sonríe al verlo, si, esa sonrisa que me encanta. Es gratificante ver los años pasar y que ella se vea tan feliz, bien hecho. Una vez que ha sido repartido, ella mira expectante a todos mientras comen su pastel, sé lo que está esperando, lleva un bocado de pastel a su boca, cierra los ojos y es la señal de que le ha gustado, los vuelve a abrir con rapidez.
— ¿Qué es esto? —Pregunta mamá y creo que va empezar a armar un escándalo, lo que no sabe es que el pequeño detalle en su pastel ha estado planificado.
A Sophie le brillan los ojos, ya apareció lo que tanto buscaba .
—Es mío. —Se levanta de la silla y camina hacía mamá. —¿Me lo puedes dar, abuelita Maryam? Por favor.— ¿Para qué lo quieres Sophie? —Quitándolo de sus manos mi padre lo limpia para la pequeña.
—Aquí tienes, Sophie. —Ella lo agarra y mueve el articulo.—Cielo, cuando un niño te pide algo con la cortesía que lo ha hecho esta señorita, debes dárselo. Ella sabe muy bien para que lo quiere.
—Gracias abuelito. —Le da un beso en la mejilla y a continuación explica—: Papá me da uno en cada cumpleaños, con éste tengo seis, guardo las piezas, papi me dijo que cuando cumpla dieciocho podré armarlo. Gracias. —Besa la mejilla de cada uno de mis padres. Papá juguetea con que es el abuelo favorito porque ha obtenido dos besos.
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Prometo Quererte Siempre
General FictionCinthya Sarria: Prometo Quererte Siempre Sinopsis: Es la historia de Ashton Scott, un padre soltero que se ha superado para darle lo mejor a su pequeña hija. Se dice por ahí, que no hay amor más perfecto que el de un padre a sus hijos. PQS, nos mos...