Extra II "Sophie"

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«Sophie »

Me ha ido bien en la vida, no me puedo quejar, sería totalmente absurdo hacerlo. Dedico los fines de semana a mi familia, ojeo en el escritorio un libro de esos que lee Sophie, no le encuentro lo bonito por ningún lado. Pero ella siempre parece muy entretenida al hacerlo. Mi paz se ve interrumpida por una señorita, ella luce molesta, me mira impasible.

— ¡Papá! —aparece Sophie gritando.

— ¿Qué pasa cariño? —le respondo sin dejar de ver mi libro.

—Dile a tu hijo que deje de molestarme, ¡Agh! —se pone las manos en la cintura. —Es un insoportable.

—Cariño, es sólo un niño —lo digo, como si fuese la cosa más obvia del mundo.

—Un niño que es muy molesto, insoportable y habla demasiado, él nunca se calla. No me deja leer, estudiar, dormir o respirar en paz. —Se pasa la mano por su cara, muy exasperada.

—Sophie, ignóralo y ya, así eras tú. Es solo un niño. —Le sonrío. —Deja de ser dramática.

—Soy solo una adolescente, papá. —Replica con un tono sarcástico.  —No me pidas demasiado.

— ¡Sophie, te encontré! —Ese es Austin, mi hijo, ocho años corren por él, debo decir que nada ha cambiado con su nacimiento. A los dos los amo por igual, más tarda en caer un hablador que un cojo, dicen por ahí, me atraparon y como a nadie, los tres son mi más. Mi vida completa son ellos y mi bella esposa.

—Me doy, me doy —levanta los brazos a modo de rendición. —Son imposibles los dos. ¡Agh! —sale dando un portazo.

Sophie, 18 años cumplidos hoy, con licencia para ser dramática cuanto quiera. Austin me queda viendo y una sonrisa aparece en nuestros rostros.

— ¿Qué tal lo hice ahora? —pregunta orgulloso.

—Bien, ya puedes irte.

—Sí, papá. —Realiza un saludo militar.

¿Qué? Me encanta ver a Sophie enojada, aún así se mira tierna y linda, mi mejor aliado es un niño de ocho años. No es ningún pecado hacerlo, ¿O si?

— ¡Austin Nicolas! —gritan desde afuera, parece que las mujeres de esta casa andan graves, aparece Zoe en el despacho. —Ya te he dicho que no molestes a Sophie mientras estudia, y quiero que vayas a recoger el relajo de pacotilla que tienes en tu cuarto.

—Está leyendo sus libros cursis de amor, y ya voy mamá —le resta importancia con la mano, hace un guiño. — Adiós papá.

Zoe, ella se ve hermosa, aunque esté furiosa.

—Es tu culpa. Tú dejas que moleste a la pobre de Sophie. Ustedes dos se arman unos planes en contra de ella, que luego la niña no los soporta. Austin y tú, son lo peor.

—Zoe, ven aquí —se cruza de brazos y da golpes en el suelo con el pie. —Amor —le advierto.

—Ya voy —gruñe y se acerca a mí. — ¿Qué?

—Siéntate  —gira para quedar sobre mis piernas. —Son hermanos, es normal que actúen así.

— No lo es, si tú —me señala—, eres quien le dice a Austin que vaya a molestarla, la vi en las escaleras e iba hecha una furia, le faltaba poco para sacar humo por las orejas y no bromeo.

Prometo Quererte SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora