Sophie aún sigue riendo cuando la doctora entra a la habitación y se contagia de la risa.—Veo que estamos muy felices hoy —dice poniendo su libreta al pie de la cama. —Tienes muy bonita sonrisa Sophie.
—Papá dijo que yo soy Pinocho y él es Gepetto. —Su risa no para.
—Sophie, te he dado una charla padre e hija muy emotiva y tú sólo te ríes —muevo un poco la cabeza.
—Papá te está queriendo decir que ha engordado y está poniéndose viejo, pero de una manera divertida, luego se pondrá muy feo.
—No —responde con rapidez Sophie. —Papi, es muy guapo.
No, doctora, ¿Qué hizo? Volvió a ponerla seria y enojada. Genial, ahora debo contentarla, pero el cómo es el problema. Piensa Ashton piensa.
—Sí, tu papá es muy guapo —mueve su reloj —ahora voy a revisarte, señorita.
—Es un guapetoso. —Dice divertida. Su sonrisa ha regresado.
— ¿Qué es esa lingüística jovencita? —sonríe.
Sophie saca una sus palabras que sabrá Dios de donde las consigue, televisión medida a partir de ahora para ella. La doctora examina que todo esté en orden, platican entre ellas, las miro desde el sillón, no haría nada de pie, más que estorbar.
—Por aquí, todo está muy bien. —Parece que es su maña hacerle click al lápiz y luego guardarlo. — Debo felicitarte, Sophie, estás haciéndolo bien. En un momento traerán tu medicación, luego de eso quiero que duermas. ¿Entendido?
—Sí, señora —dice emocionada.
—Ahora me prestarás a tu papá, quiero hablar con él.
— ¿Un ratito? —pregunta seria.
—Sí, te lo devuelvo en menos de lo que canta un gallo.
— ¿Hay un gallo aquí? —inquiere, y en su rostro se refleja el asombro.
Hay risa por parte de los dos, la doctora camina a la puerta.
—No, Sophie, sólo es una manera de decir que no tardaré mucho en regresar contigo.
—Ah, adiós pues. Vuelve pronto papi.
—Muy, muy rápido. —Le lanzo un beso al aire y ella lo toma con la mano para dejarlo sobre su mejilla. Me muero de amor.
Ella no tiene igual, es tan única, la veo muy mejorada y sonriente, no puedo evitar sentir alegría a pesar de saber que todavía falta camino por recorrer, salgo del cuarto y ahí me espera la doctora.
— ¿Qué necesitaba hablar conmigo doctora?
—Es sobre Eleonor, no es por ser atrevida, pero su pago es muy aparte de los gastos actuales.
—Con eso no hay problema, ¿Debo pagar en efectivo o en alguna cuenta?
—El mismo proceso que con la otra, uhm, al igual quería preguntar, si cuando Sophie salga del hospital vas a seguir con ella o buscarás otra.
—Continuaremos con la doctora Eleonor, a Sophie le ha agradado y eso es suficiente para mí, además de que considero que tiene suficiente médicos como para agregarle otro, en ese caso, ¿El pago como sería?
La enfermera Lucy, pide permiso para entrar a la habitación, nos apartamos para que pase.
—Pasaría a ser una atención personal, por lo cual eso lo arreglas con ella misma.
—Ah, entendido. Gracias por la información.
—Deja eso, voy a retirarme, tengo muchas horas de guardia me esperan, vendré luego a visitarla.
—Está bien, tenga buenas tardes.
—Igual para tí —sonríe.
Lucy sale, y se van juntas platicando de algún paciente que ignoro quien sea o donde esté, estoy afuera y me siento semi libre. Tengo una duda desde ayer ¿Dónde está Zoe? ¿Por qué me preocupo por ella? A nadie le responde cuando la llaman, tampoco lo hace con los mensajes y para terminar ni siquiera está en su apartamento ¿Dónde te metes mujer? Momento de llamar a la chica loca.
—Gerencia Bell's Seattle. ¿En qué puedo servirle?
—Hola Stella, me gusta como guardas mi puesto.
—Con mucho gusto, ¿Y Sophie?
—Está bien, muy tranquila, la visita de la psicóloga le ha hecho bien, ella supo explicarle de manera adecuada lo que yo no pude.
—Es normal, ella es doctora y tú eres el padre, por eso te costó decírselo. Tontito.
—Puede ser, ¿Qué tal todo por ahí?
—El señor Bell se encarga de mantener todo en orden —suelta un bufido —hasta al exasperante de Allen, y ese tipo parece que tiene el trasero en la boca, sólo caca dice. Me dan ganas de pagarle un viaje en avión y lanzarlo desde las alturas.
—Me encanta tu expresión tan filosófica y elegante —digo con sarcasmo.
—Ay, que baboso, bueno te dejo porque el insufrible vuelve al ataque.
—Vale, mucha fuerza, compañera —río como tonto.
—Adiós, mi jefe sexy —dice burlona. —Salúdame a la niña más hermosa del mundo, muchos besos.
—De tu parte Stella, adiós. —Cuelgo.
Sonrío un poco y regreso a la habitación, Sophie mira distraída hacia todos lados, hace un gesto de decepción. Comprendo que esté aburrida, tantos días acá la desesperan.
— ¿En qué tanto piensas, corazón mío? —acerco la silla a la cama.
—Estoy aburrida, este lugar es aburrido —me mira a los ojos y niega. —Quiero salir y ver a los pajaritos, me aburro mucho aquí.
—Por el momento no se puede y lo sabes, te lo explico. ¿Has visto lo débil que es la espuma del jabón cuando le cae agua?
—Sí, desaparece —asiente despacio con la cabeza.
—Así eres tú, estás muy débil y puedes contagiarte de cualquier enfermedad allá afuera, por eso debes estar aquí, pero te prometo que en cuanto se pueda y la doctora dé el permiso, saldrás e iremos a ver todo los pajaritos que quieras, jugar, comer helado y lo que tú desees. Haremos muchas cosas juntas. —Acaricio su mejilla.
— ¿De verdad? —pregunta con un bostezo de por medio. —Ya quiero curarme y mirar a todos. Uhm... ¿Y Zoe? De ella no hablas mucho, y no ha venido a visitarme.
—Sí, es una promesa. —Tomo su pequeña mano en las mías. —Ella a estado un poco indispuesta, pero estoy seguro de que pronto vendrá. —Eso hasta yo lo quiero. —Stella te ha enviado muchos besos.
—Vale —vuelve a bostezar. —Les daré muchos besos a todos.
—Te ves cansada, dejaré que duermas. Los medicamentos provocan que tengas sueño, y debes hacerlo para mejorarte. —Acomodo su colcha y la almohada.
—Duerme conmigo, ¿Si? —el simple hecho de que me mire, basta y sobra para convencerme de no alejarme de ella.
—Sí, pequeña, el tiempo que tú lo desees —sonríe.
Acerco mucho más la silla, le doy un poco de elevación. Yo también estoy cansado, veo sus ojos cerrarse, no tarda mucho en dormir, es hora de aprovechar, recuesto mi cabeza en la cama, colocando los brazos como almohadas, con un poquito de sueño reparador estaremos bien, ella descansa y yo igual.
Adoro a mi hija, y jamás lo voy dejar de decir, dormir a su lado es lo mejor que puede ocurrir en mi vida, ella va a mejorar, y va a quedarse conmigo.
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Prometo Quererte Siempre
General FictionCinthya Sarria: Prometo Quererte Siempre Sinopsis: Es la historia de Ashton Scott, un padre soltero que se ha superado para darle lo mejor a su pequeña hija. Se dice por ahí, que no hay amor más perfecto que el de un padre a sus hijos. PQS, nos mos...