|Capítulo 36|

2.7K 246 20
                                    


Guiado por la sensación de miedo, consigo caminar, si algo le ocurre a mi pequeña... me muero. Casi siento que vuelo, necesito llegar y saber que todo esté bien, siento pisadas tras de mí, al girar un poco me doy cuenta de que es Barney. Oh Sophie, quiero llegar hasta la habitación pero una mano en el pecho me detiene.

— ¿A dónde vas Ashton? —pregunta la doctora.

— ¿Qué pasa ahí?¿Es Sophie? —Ahora soy yo quien interroga, estoy asustado.

Me mira y niega con la cabeza. El aire regresa a mis pulmones.

—Sophie está durmiendo, vuelve a tu lugar —sus dedos largos señalan la sala de espera.

—Quiero ir con ella, por favor.  — ¿A quién engaño? Los pucheros sólo le salen a mi pequeña. Compongo los labios.

—No, ya sabes que es un área donde no puede haber mucha gente, así que si no quieres que les restrinja las visitas, vete a la sala.

— ¿No voy a pasar entonces?
Aprieta sus labios formando una línea y blanquea los ojos.

—Ya dije que no, mira, he tenido una mala mañana y no quiero hacer pagar a justos por pecadores, yo no soy así, por favor vuelve a tu lugar.

—Está bien. —Murmuro resignado.

No muy convencido camino de regreso a mi lugar designado, si sigo con estos sustos no voy a llegar ni a los treinta. Me dejo caer sobre el sillón.

— ¿Dónde andabas? —pregunta mi madre en tono de reproche.

— ¿Pero qué mi...? —Lo que dije de no llegar a los treinta va en serio, tremendo susto el que me han dado mis padres, ¿De dónde salieron?.

—Aquí está lo que traje para tí. ¿Qué hacías por aquellos lados?

—Me levanté a ver unas cosas —que intensa — ¿Cómo aguantas a doña inquisidora todos los días? —le susurro a papá.

—Cosas que solo el amor puede comprender y soportar —es su respuesta, acompañada de una sonrisa bobalicona, ese bicho del amor le picó fuerte.

—Secreto en reunión es mala educación —dice mamá con un tono educativo. —Ahora termínate todo eso que te traje, no me importante si no quieres, vas a comer y ya, soy tu madre y las madres podemos exigirles no importa que jodida edad tengan.

—Vale —alzo mis brazos a modo de rendición. —Si lo pides por las buenas y con tanto amor, comeré.

—Ashton Scott, ahora —se cruza de brazos. sí, señora. Empieza a romper las envolturas. —Por cierto le traje a tu sígueme y te sigo.

¿Sígueme y te sigo?

— ¿A mi qué? —llevo una buena porción de carne a mi boca.

—Al muchacho que camina tras de tí. Que siempre dice: el señor ha dejado órdenes de que Sophie no salga. —Su voz es un poco grave.

—Señora Scott —me hago el escandalizado. — ¿Qué formas son esas de llamar a una persona?

—Calla y come —se sienta a mi lado y cruza las piernas. —Si no es mi aliado, automáticamente se convierte en mi enemigo, y nunca me deja hacer nada si tú no lo autorizas.

—Yo soy su jefe —muevo el tenedor de un lado a otro. —Solo cumple con lo que se le ordena.

—No me importa, yo soy tú madre, debo de tener más poder que ustedes dos juntos —río ante su comentario, no necesariamente debe ser así ¿O si?

—Mamá, no es ley, cada quien manda donde puede y debe. Y sobre el tipo de allá, yo tengo el poder. Además sigue mis indicaciones, no me gusta que salga a la calle sin mí, sólo intento protegerla. —Me sale una mueca de risa irónica — Y su peligro estaba en casa, irónico ¿No?

Prometo Quererte SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora