|Capítulo 32|

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Me quedo a su lado a como me pidió, y así va a ser todo el tiempo. Se ve tan linda mientras duerme, me hace falta que se ría, que corra por todos lados, que sonría, si, esa sonrisa ganadora que hace cuando le digo que no salte en la cama y aun así sigue haciéndolo, lo hace por molestar, la regañé muchas veces por los moretones, pensando que eran a causa de golpes. —No fue correcto— Siempre estaba cansada, perdió peso, no, eso no es normal. Soy un padre que falló y de la peor manera.


La puerta se abre dejando ver a la doctora Lewis, creo que ese es su apellido. Ella le da una indicación a la enfermera que venía a su lado y luego entrar.

—Buenas tardes, es hora de revisar a esta pequeña de aquí. —Puedo decir que es como la edad mamá, unos cuarenta y tantos, si, mis padres fueron traviesos al hacerme, pero, ya estaban casados.

—Está bien. —Quito mi mano de la de Sophie.

Empieza a realizar una revisión general, para ver que todo vaya en orden, revisa los aparatos —De los cuales no sé el nombres— Tras unos diez minutos, anuncia que ha terminado y prosigue a anotar los últimos datos en la ficha.

— ¿Qué recomienda usted? —Suelto sin premeditación, levanta la vista de su libreta y me mira como si no entendiese.

— ¿A qué se refiere con su pregunta? —Arruga un poco la frente y compone sus lentes con el dedo.

—A mi hija. —Por un breve momento la miro y luego regreso mi vista a la doctora. —El tratamiento y todas esas cosas que el doctor Harris me dijo, estoy muy confundido. No sé que hacer.

—Uhm. —Da un leve suspiro. —La quimioterapia es recomendable cuando se habla de cáncer, pero en este caso hay posibilidades además de ello, por ejemplo los medicamentos alternativos que son una opción bastante viable cuando esperas a un donante, esperemos que los consigamos lo antes posible, de otra manera la única opción sería irnos a la quimioterapia.

— ¿Qué se consigue con esos medicamentos?

—Mantener al paciente en mejores condiciones, es decir, la medicación le ayuda a que los síntomas disminuyan y se sienta mejor, funcionan en la mayoría de casos, con Sophie es así, ella está respondiendo. A pesar de que es una pequeña aún, parece que comprende... O más bien, sabe que los medicamentos sirven para que esté mejor, anduve por aquí antes y estaba despierta, me hizo unas preguntas y yo me senté a platicar con ella, dijo que siempre ha sido muy energética, uso otra palabra pero no la recuerdo, pero que se siente cansada y ya no puede jugar y esas cosas, también le ha acusado a usted... de tener un poco de mal humor. —Hace un gesto divertido. —En realidad quiere irse de aquí, entonces yo le dije que debía estar a nuestro cuidado para curarse más rápido, le he explicado que debe tomar unos medicamentos y ella accedió, es muy bueno tener un paciente así.

—Sophie. —Vuelvo a tomar su mano y acariciarla. —Ella siempre ha sido alegre, vivaz, no hay nada que la pare, debí notar algo diferente en ella, pero estaba demasiado ocupado en otras cosas. —Me encojo de hombros en un gesto de disculpa. —Los errores se pagan caro y hoy más que nunca lo entiendo.

—Le comprendo. Yo tengo dos hijas, gemelas, también me equivoqué, los padres solemos hacerlo, a veces si quererlo. Para mí todo era menos complicado sin ellas porque no media mis horarios ni nada de eso, mi esposo es médico igual, Harris. — ¿Eh? El otro doctor es su marido. —Siempre hacia doble turno y esas cosas, cuando nacieron, durante los primeros dos años les dedique casi mi tiempo completo, pero luego tenía horas extras, llamadas a domicilio y el dinero es el dinero, la situación económica me impedía darme el privilegio de rechazar todo. No, no todos los doctores nadamos en dinero, ellas tenían cinco años apenas, yo casi ni las miraba. Estaba fallándoles como mamá, y me bastó con llegar un día a casa y que ellas ni me determinaran por estar con su nana para saber que ellas debían ser lo primero en mi vida. Modifiqué mi horario desde entonces y todo mejoró, ahora vivimos más cerca de casa y cada hora libre la aprovecho para ir con ellas, ahora casi tienen quince y soy feliz. —Creo que está conteniendo las lágrimas, por el suave vibrar de su labio inferior. —Trabajar en esta rama de la medicina no es fácil, porque cada día te encuentras con pequeños, así como Sophie, les ves luchar, aún con su inocencia mantienen una lucha constante, ellos no se encierran en el voy a morir, sino que sonríen, hacen que esas cosas por lo que los adultos nos preocupamos sean sólo tonterías, los niños a los que he atendido me han dado una enseñanza de vida enorme y es que nunca debes dejar de luchar por más sombrío que se vea el camino. Ellos te dan esperanza, su lucha la conviertes en la tuya, y vas a su lado hasta que puedes decirle: Lo has conseguido. — «Lo has conseguido» tres palabras, una frase y mi fe en escucharla con Sophie se hace grande. —Siempre digo esto porque sé que se hará una realidad. Sophie lo va a conseguir. Es de humanos errar y es de padres fallar, forman parte de las enseñanzas que debemos tomar para ser mejores.

— ¿Sus hijas le han perdonado eso?—Ella asiente con una sonrisa.

—Eran pequeñas para saber de ello, pero ahora que han crecido, sé que lo hice bien. Ambas son grandes hijas, estudiantes entregadas y yo soy una madre enamorada y agradecida con la vida. —Coloca su mano de forma compasiva en mi brazo. —La vida es justa, y lo será con esta pequeña. Verás que juntos vamos a conseguir que mejore, poco a poco, con dedicación y esfuerzo, Sophie volverá.

—Así es, mi hija lo va hacer porque es muy fuerte y porque no va a dejarme. —Un sollozo escapa desde lo más profundo de mi ser. —A pesar de tener a muchos apoyándome, ella es lo único que tengo. ¿Sabe, por qué? —Ella niega sin dejar de mirarme. —Me lo da todo, mi hija es la muestra del amor más puro que pueda sentir. Yo voy a luchar, ahora estoy destrozado y un poco impactado por la noticia, pero sacaré todas fuerzas necesarias para seguir.

—Me tomo como algo personal cada caso que llega a mis manos, trato de ver a mis hijas en cada persona, comprender a los padres que sufren por sus hijos. Intento llevar unas palabras que les motiven.  Hace años atendí a una pequeña con unos cuantos años más que Sophie, pero su familia dinero suficiente para su curación, esta enfermedad es costosa, ya sabrás tú de ello, pero esa niña me hizo creer en ella. Sus padres le hablaron de su enfermedad y ella lo entendió, a pesar de ser pequeña, siempre que venía a revisarla me decía: hoy vamos a lograrlo. Sus amigos y familiares se movieron, buscaron asociaciones de ayuda, recolectaron por las calles y lo consiguieron. Su donante fue inesperado, llegó a hacerse el examen y en cuanto vimos que era positivo lo llamamos, él miró las noticias, y vino específicamente por ella. Resulta bastante increíble ,que con una parte de tí puedas salvar a alguien, ahora la niña está por cumplir doce, tras un año y medio, al final yo fui quien le dijo: hoy si lo logramos. Y esa es mi frase cuando un pequeño viene a su chequeo y le doy la buena noticia. Esta chiquita de acá, va respondiendo muy bien, es normal que duerma y es bueno para ella, por los sedantes que utilizamos para realizarle los exámenes. Aún es pronto para aseverarlo, pero somos positivos. —Su mano está en mi hombro. —En esta lucha estamos todos, su familia, Sophie, tú y todos los médicos que la atendemos. Créeme, no va a haber mejor medicamento para ella, que tenerte a su lado, debes ser fuerte y creo que lo sabes.

—Ser fuerte, ahora mismo no me siento capaz de serlo. Por ella voy a... —Detengo mis palabras. — Ella no estaría aquí si no fuese por mí.

—Pero debes intentarlo, no, tienes que ser más fuerte que un roble, a ella le va a ayudar verte bien y ya no digas que eres el culpable, así sólo te dañas y por ende a tu hija. Sólo recuerda que el hubiera no existe, ahora lo importante es el presente, lo que puedes hacer hoy y te guiará al mañana. Ánimo muchacho, la esperanza nunca se pierde. Ya terminé con Sophie, ahora debo ir con otros pacientes, nos estamos viendo.
Con unas pequeñas palmaditas se despide de mí, una lucha de todos.

—Doctora. —Le llamo antes de que salga.

— ¿Si? —Mantiene su mano en la manigueta de la puerta.

—Gracias por sus palabras. —Sonrío lo más sincero que puedo, gesto que me es devuelto.

—Espero que las escuches y te las grabes. —Cierra la puerta.

Regreso mi vista a Sophie.
—Lo lograremos pequeña, no nos vamos a rendir, serás mi pequeña gran luchadora, vas a quedarte conmigo, lo prometo.

ESTARÉ SUBIENDO LOS CAPÍTULOS TAN PRONTO COMO ME SEA POSIBLE, ESPERO QUE LES GUSTE. ❤
CINTHYA.

Prometo Quererte SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora