— ¡Sophie, date prisa! —Grito desde el último escalón de la escalera, con el brazo puesto en el barandal. — ¡Vamos tarde!
Esta niña es de esas personas que cuando les dices que deben darse prisa, más se tardan. Me quedo abajo esperando su respuesta, sé que es una pérdida de tiempo porque no llegará. Mujeres.
— ¡Sophie Ross Scott! — Insisto con mi grito. Primero perderé la voz y ella no baja.
Aparece corriendo con la mochila arrastrada por el suelo, mira hacia a todos lados en busca de algo.
— Papá, ¿Has visto de casualidad mi libro de lectura? —Su falsa inocencia me mata, ese destello en sus ojos al sonreír hace que olvide mi enfado.
—Creo que es ese que está allí. —Señalo a la mesa de la sala, hay un libro mediano de color púrpura.
—Ese es exactamente, gracias. —Camina y va directo a la mesa para guardar el libro en su mochila.
—Eres una desordenada, Sophie.
—No es eso. Olvidé meterlo ayer porque alguien vino muy feliz, me invitó a comer y luego insistió en llevarme al cuarto. — Es decir, ¿Esa indirecta es para mí?
— ¿Me estás acusando? —Pregunto divertido, posiblemente y por posible, quiero decir que soy culpable.
—No. —Dice sarcástica, enarca una ceja. — ¿Por qué no te has ido a trabajar?
—Porque quería llevarte a la escuela, pero si quieres me voy. —Doy un paso y camino a la puerta
— ¿Eh? —Le escucho decir e imagino algún mohín exagerado. —Claro que no, además hoy es el baile, y tú tienes que ir, papá.
—Justamente por eso me he quedado, nunca me he perdido un acto tuyo y hoy no será el día. —Le hago un guiño. —Señorita, salgamos de aquí porque no quiero que llegues tarde a tus clases.
— ¡Papá! Corre hacia mí y la cargo. —Te quiero.
—Te quiero muchísimo más. —Le doy un beso en su mejilla. —Es hora de irnos.
Recojo su mochila del suelo y camino con ella en los brazos en dirección a la calle, como siempre, está Barney esperando afuera, abre la puerta trasera y pongo a Sophie, esta se arrastra hasta llegar al otro lado.
—Buenos días señor. —Saluda muy profesional.
— Buenos días Barney, a la escuela de Sophie por favor.
—De inmediato. —Toma la mochila y la deja en el asiento del copiloto.
Subo y cierro la puerta, él imita la acción, solo que en el asiento del conductor, la llave da vuelta en el contacto y el auto se pone en marcha.
—Papi, ¿Sabes qué voy a bailar? —Mueve sus pies rítmicamente con una canción que tararea.
—No, tú no me lo has querido decir. Pero yo siempre estoy dispuesto a escucharte, ¿Qué bailarás hoy?
—Es una sorpresa. —Se encoge de hombros.
—Anda, no seas mala y dile a tu padre. No puedes tenerme con la duda, Sophie.
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Prometo Quererte Siempre
General FictionCinthya Sarria: Prometo Quererte Siempre Sinopsis: Es la historia de Ashton Scott, un padre soltero que se ha superado para darle lo mejor a su pequeña hija. Se dice por ahí, que no hay amor más perfecto que el de un padre a sus hijos. PQS, nos mos...