|Capítulo 49|

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Lo que sea que ilumine este lugar, es demasiado brillante para mis ojos, me molesta la claridad, ¿Claridad? He abierto los ojos, puedo mover mis manos, las piernas ¡Si! Pero, ¿Cómo voy a hacer para que lo sepan? ¿Cuánto tiempo ha pasado? busco con la mirada algo que me dé una señal, no hay reloj, no hay calendario, no hay nada. Trato de levantarme pero fracaso en el intento, me duele todo. Esto es raro me siento cansado de dormir, ¿Qué demonios? Tal vez debería gritar, o no sé que cosa, yo quiero ver a mi pequeña.

Escucho voces que vienen de afuera, son muy conocidas por mí, al fin gente, empezaba a preocuparme por el tiempo que tendría que estar aquí. La puerta se abre, es Zoe y trae cargada a Sophie, mi niña viene de uniforme, se ven preciosas, ellas conversan entre sí, ni siquiera me determinan, juntas son perfectas.

—Y la maestra dijo que tenía un diez enorme. —Cuenta emocionada.

—Entonces... ¿Tenemos dos diez esta semana?

—Sí, en lengua y matemáticas. Es muy fácil, y me gusta. Aunque mi clase favorita es pintura, ah, mis pinturas se están acabando.

—De regreso a casa compraremos lo que te haga falta. Tu papá va a ... —su mirada se posa en mí, ella sonríe. —Sophie, mira hacia allá.

—Papi —dice muy feliz, con una enorme sonrisa, le saludo con la mano. —Despertaste dormilón.

—Espérame aquí, voy por el doctor —ella sale

La pequeña mueve la silla hasta dejarla cerca de la cama.
—Hola papi, tengo muchas cosas que contarte. Son un montón, porque tú has dormido muchísimo tiempo.

— ¿Si? —pregunto con una voz ronca.

—Sí, mira —empieza a enumerar con los dedos —Stella va a tener un bebé, he sacado muchos diez, la doctora me dió otros medicamentos y dijo que estoy mejor o algo así —hace un gesto vago con la mano. —Zoe me ha cuidado siempre. Bueno, mientras tú dormías, ¿Por qué duermes tanto?

La puerta vuelve a abrirse, dejando ver al doctor con Zoe, se acercan a mí, mueven un poco la silla cuidando que Sophie no se caiga.

—Veo que has despertado, enhorabuena muchacho, voy a revisar que todo esté bien —se quita el estetoscopio, y lo usa.

— ¿Cuánto tiempo? —quiero saber el tiempo que me perdí de mi vida.

—Dos meses, Ashton —anota algo en su libreta. —Puedo decir que todo está bien, los signos vitales están perfectos, bienvenido al mundo joven.

—Gracias —me río de su comentario, estoy de regreso. — ¿Cuándo me puedo ir?

—Tranquilo muchacho, aún no, veremos que tal progresas y ya luego lo decidiré. Por el momento voy a irme, hay personas que quieren verte. Con permiso.

Se va, y nos deja solos a los tres.

—Sophie, te voy a dejar con tu papá, yo iré afuera para buscar a tus abuelitos. —Pone su mano en mi hombro. —Pensé que tendría que llamar a tu princesa azul para que rompiera el encanto.

—Lo pudiste hacer tú, ¿O no? —digo divertido.

—Suéñalo, amigo. —Ríe. —Ya nos veremos luego.

—Hey —llama nuestra atención. — ¿Me puedes subir? —Le pregunta a Zoe.

—Sí, ven —la coloca en la orilla de la cama.

—Nos vemos luego, papi —deja un beso en mi mejilla. —Te quiero.

— ¿Qué? —me va a abandonar. —¿Te vas?

—Voy a ir con Zoe. —Sonríe y pide que la bajen. —Ella va a comprarme unas cositas.

Parece que alguien se robó a mi hija, dos meses y ya me ha cambiado, por la persona que lo hizo no me molesta. Mamá y papá entran a la habitación.

Prometo Quererte SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora