La dueña de su sonrisa actual es Zoe, quien está recibiendo su pedido. Ella se despide de la chica con la que platicaba. Su mirada divaga por el lugar, en busca de algo y se encuentra con nosotros, le saludo con la mano y ella se acerca.—Hola, Sophie. —Le sonríe a la pequeña. ¿Y yo qué?
—Hola, Zoe, ¿Te sientas con nosotros? —Mi hija le ofrece lugar. ¡Cómo pude no vi venir esa invitación! Es Sophie, claro que lo haría.
—Si me permiten acompañarles un momento, por supuesto que sí. —Muestra una hermosa y enorme sonrisa, ¿En qué estoy pensando?
—Hola, Ashton, ¿Cómos estás? Creo que siendo ignorado. —Hago una voz fina, que sale horrible, pero consigo llamar su atención.
—Que tonto, hola Ashton. —Deja un beso en mi mejilla.
—Hola, toma asiento, por favor. —Como todo un caballero retiro la silla para ella y se siente.
—Gracias y entonces, ¿De paseo por aquí? — ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿No es obvio? Ni que viniéramos aquí para cosechar limones.
—Si, papá me trajo al cine pero no me gustaron las películas. Están todas feas. —Un gesto de desdén aparece en su rostro.
—Están todas feas, tienes razón, fui con unas amigas y no hay nada interesante. —Genial, dos niñas en la mesa. —Por eso, les dije que nos podíamos venir otro día.
—Miren que increíble. —Quito una pelusa falsa de mi pantalón para luego dar un sorbo al batido. Sophie no lo nota, pero Zoe si. Y me dice:
—Que tonto eres. —Pone mala cara, arrugando la nariz. Sonrío por su respuesta. —Hay cosas que los viejos amargados ya no comprenden.
¿Se le ha olvidado que soy el jefe? Bueno, estamos fuera de horario. Ya no hay respeto, bien, solo estoy bromeando.
— ¿Por qué estabas sola? —La indiscreción de Sophie no conoce el límite.
—Uhm, vine con unas amigas pero ya se fueron, y como vivo sola, me aburro a veces, así que en los fines de semana salgo mucho. Pero este día ya se arruinó definitivamente.
—Puede venir a casa con nosotros, ¿Verdad, papá? —La pregunta de esta niña casi hace que me ahogue.
—Si ella quiere, claro que si. —Le dejo a elegir la mejor opción.
—No, de verdad, no. —Conozco esa técnica, está buscando una excusa, que se esfuerce mucho porque tiene a la reina del convencimiento frente a ella. —Tengo que ir a mi apartamento para cocinar. No quisiera importunar sus planes.
—Puedes comer con nosotros, mis abuelitos van a llegar a la casa. —Insiste mi hija. No Zoe, esta señorita no se da por vencida tan fácil.
Nueva noticia para mí. Mis padres llegarán a mi casa y yo no lo sabía, supongo que lo acaba de inventar. Ah, y luego yo tendré que llamarles para invitarlos a comer con nosotros, mi plan era ir a su casa por la tarde y tal vez quedarnos a cenar. Pero, mi hija tiene otros planes.
—Vas con nosotros, ¿Si? —Aquí hay de dos: Zoe nos va a acompañar o Zoe nos va a acompañar. Cuando Sophie se lo propone, suele no dejar opciones al aire. La cara de la mujer castaña es todo un poema, está en medio de la espada y la pared.
Eso es Sophie Ross Scott Villar, no le dejes margen. Me mira y yo me desentiendo, no es asunto mío. Lo siento por la chica, pero ese es su asunto, denle confianza a Sophie y luego ella los tendrán comiendo de su mano. Los ojos de la pequeña sólo son comparables dos brillosas gotas de agua.
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Prometo Quererte Siempre
General FictionCinthya Sarria: Prometo Quererte Siempre Sinopsis: Es la historia de Ashton Scott, un padre soltero que se ha superado para darle lo mejor a su pequeña hija. Se dice por ahí, que no hay amor más perfecto que el de un padre a sus hijos. PQS, nos mos...