|Capítulo 44|

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Otro día más. Me remuevo en la cama para estirarme, mi mano choca con algo, eso causa que la aparte, abro los ojos y es Sophie quien duerme a mi lado, estoy seguro de haberla llevado a su cama ayer, ¿En qué momento llegó? Aún falta para la hora en que debe levantarse, salgo con mucho cuidado de la cama y voy directo al baño para darme una ducha. ¿Por qué me estoy bañando tan temprano? No tengo ni la menor idea, bueno, ahora ya estoy aquí. Abro el grifo del lado contrario.

—Ah —gruño por lo bajo, el agua sale malditamente helada.

La casa siempre está limpia, espectacularmente, no importa la hora que sea. Como siempre Rowe está en la cocina.

—Buenos días. —Saludo al entrar a la cocina.

—Buenos días, señor —no deja de mover lo que sea que esté cocinando. —Sophie ya despertó.

—No lo creo, porque está durmiendo en mi cama. —Suelta una risita.

—Vino como a las cuatro de la mañana a buscar que comer, le di un poco de fruta y pan dulce, no pensé que se durmiera otra vez.

—Yo solo sé que desperté a su lado hoy. ¿Crees que vuelva a comer?

—Sí —echa la mezcla en el sartén. —Ella siempre tiene hambre. Ha vuelto.

Pequeñas pisadas se escuchan acercándose, Sophie viene sin zapatos.

—Sophie, regresa por donde viniste y ponte unos zapatos, no quiero que te enfermas.

—¡Ups! —la miro de reojo, da un salto y se va corriendo.

Causa que nos ríamos, vuelve a los pocos minutos, se queda de pie esperando a que la suba, viene en su pijama a rayas y el cabello despeinado, sus mejillas tienen color, un rosa pastel muy hermoso.

—Buenos días, papi, ¿Me ayudas a subir? —extiende sus manos para que la cargue. —Por favor.

—Sí, señorita. Buenos días —la siento en su lugar y dejo un beso en su mejilla. —Listo.

—Gracias. Rowe ¿Ya está el desayuno?

—Creí que lo de hace rato era tu desayuno.

Ya descubrí que prepara pancakes, y huele delicioso.

—No, eso era un preparito —mueve las cejas, sonríe sin mostrar los dientes.

—Ay, Sophie —ríe, con un gesto divertido. —Preparito, ¿Quieres pancakes?.

—Con miel, mucha miel. —Tamborilea los dedos muy despacio.

—Salen ahora mismo.

Estoy maravillado, hace unos meses... Todo parecía oscuro y complicado, ahora ella está bien, aún continúa bajo tratamiento, pero luce radiante, come como antes, corre como antes, ella ha vuelto a ser la misma. Le sirven su desayuno y pareciese que no ha comido en años, nadie podría decir que le dieron de comer antes.

Termina de comer y luce satisfecha.

—Es hora de que te vayas a bañar Sophie.

—Sip, pero ayúdame a bajar de aquí. Por favor.

—Ven aquí —la dejo en el suelo.

—Gracias, nos vemos después —hace un saludo militar—, señor.

Las Sophiadas y yo, mi vida es perfecta.

Termino de alistarme para ir a la oficina, Sophie ya me espera en la sala.

—Vamos Sophie —abro la puerta.

—Papá — corre hasta quedar frente a mí, con la mano me indica que baje—, faltaba esto —deja un beso en mi mejilla.

Prometo Quererte SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora