Me encontraba corriendo por los pasillos de la universidad, temiendo que la profesora no me permitiera entrar.
Al llegar a la puerta, toqué suavemente mientras trataba de regular mi respiración.
La puerta se abrió segundos después, apareciendo frente a mí el rostro enfadado de mi profesora de Historia, su ceño se encontraba fruncido mientras me miraba en silencio.
-¿Puedo saber el por qué de su llegada tarde, señorita?- me regañó a modo de pregunta.
-Disculpe, no volverá a suceder- mi voz sonó áspera- mi auto se descompuso a mitad del camino- mentí.
-Que sea la última vez, Camberleck.
Mi mirada se dirigió hacia cada uno de mis amigos quienes se encontraban con el ceño fruncido, acusándome con la mirada.
Maldecía internamente, sabia que no me salvaría de sus preguntas esta vez.
El tiempo avanzó con velocidad, al tocar el timbre que anunciaba que la clase había terminado todos salieron rápido del salón.
Rodeé los ojos al encontrarme con mis amigos al salir, sus brazos estaban cruzados, mientras que me miraban con enfado, pero había algo más en su mirada, podía notar nerviosismo.
Lo cual hizo que me tensara rápidamente.
Cada vez más me preocupaba el hecho del que me ocultaran cosas.
¿Por qué lo harían?
-Por el mismo motivo que tu lo haces- susurraron.
Le di una mirada rápida a cada uno antes de hablar.
-¿Qué sucede?- pregunté seria.
-¿No piensas contarnos nada del por qué llegaste tarde?- me regañó Kim.
-Ya lo saben, se me descompuso el auto a mitad del camino- mi voz sonaba indiferente, eso los hizo enfadar.
-¿Qué te sucede? ¿Por qué no confías en nosotros?.
-¿Que no les cuento nada?- reí irónica- ¡Siempre les he sido sincera, son ustedes los que me ocultan cosas y me reprochan a mi!- me observaban con nerviosismo- ¡y no me digan que no es así, cuando saben perfectamente que es la verdad!- mi voz se fue elevando, causando que me miraran con pánico.
Podría jurar que mis ojos estaban tan oscuros como la noche y mi cabello completamente negro.
-No sabemos de que hablas- contestó nerviosa Eliza.
Trataba de hacerme creer que no sucedía nada, pero la conocía perfectamente como para saber cuando dice la verdad y miente, como en este momento.
Respiré hondo tratando de tranquilizarme, miré para diferentes direcciones tratando de divisar si nadie se encontraba presenciando la escena.
-¿Saben qué?- mi voz sonaba cansada- dejemos la conversación por aquí- bufé resignada.
Pasé por su lado sin siquiera mirarlos, caminando hacia el baño.
Trataba de tranquilizarme, porque si me enfadaba me descontrolaría y lo menos que quería en este momento era captar la atención de los demás.
Recuerdos pasaban por mi mente, desde que nos conocimos, los momentos que pasamos juntos, cuando discutíamos y a los minutos nos encontrábamos abrazados, cuando nos regañaban por meternos en problemas, todo lo que vivimos juntos.
Una lágrima se deslizó lentamente por mi mejilla.
-¿Cómo pudimos pasar de contarnos todo a ocultarnos cosas?- pensé, secándome rápidamente la mejilla.
-No hagas ruido, vienen hacía aquí.
Una voz suave retumbó por mi mente, llamando mi atención.
Segundos después pasos resonaban en el suelo.
Las voces de Kim y Eliza se oían en el interior del lugar.
-¿Qué haremos ahora?- era la voz de Kim, sonaba aterrada- no podemos seguir mintiéndole, se dará cuenta- reprochó.
-No podemos decirle la verdad, no nos corresponde- esta vez era Eliza la que hablaba.
-Se dará cuenta, Alice no es ingenua, sabes como se pone cuando se enoja, es un monstruo cuando se enfada de verdad, admite que cuando se entere va a ponerse peor de lo que pensamos- mientras mas hablaba, su voz se tornaba más temblorosa, eso solo sucedía cuando tenia miedo de algo.
¿Por qué Kim me llamó monstruo?
-Lo sé- bufó cansada- pero se lo prometimos y tenemos que cumplirlo- su voz sonaba insegura- ¿¡Piensas que no me duele ocultare cosas!?- elevó su voz, evidentemente enfadada.
-Claro que lo sé, a todos nos duele tener que ocultare la verdad- la voz de Kim sonaba tranquila- solo espero que cuando se entere de todo nos perdone- suspiró.
-También yo- respondió esta vez Eliza.
Segundos después se escucharon sus pasos alejándose, y finalmente el ruido de la puerta al cerrarse.
Cerré mis parpados aturdida.
¿Tan malo será?- pensé.
¿Qué clase de verdad?
Tendré que averiguar que es lo que me ocultan.
-Todo a su tiempo princesa.
¿Por qué escuchaba voces en mi interior?
Mi cabeza estaba echa un lío y me temo que seguirá estando así por un tiempo.
A lo lejos encontré a mis amigos mirando en diferentes direcciones, cuando nuestras miradas se encontraron estos se aproximaron a paso acelerado.
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La Elegida
Vampire«Eres nuestra reina» «El momento está llegando» Susurros y pesadillas constantemente, me mantenían confundida y asustada. Sabía que algo se avecina, pero algo muy malo. «Nuestro futuro está en tus manos» «Ya es la hora mi niña» «No tengas miedo...