-Alisson- dije su nombre con desprecio.
Los rostros confundidos de los presentes se encontraban fijos en mí, observando cada uno de mis pasos.
-Alice, que sorpresa encontrarte aquí- sonrió.
Todos a nuestro alrededor se encontraban concentrados en nuestra conversación, el enfado era notable en el aire.
-¿Quiénes son ellos?
-Mi familia- respondió mirándome con arrogancia- algo que tú no tienes. Tú nunca tendrás una familia- rió, creando un vacío en mi pecho.
-Juro que te mataré frente a toda tu familia- murmuré extasiada en el odio que envolvía mi corazón.
Un silencio sepulcral se instalaba en la enorme sala, causando jadeos de sorpresa por parte de algunas personas.
-Alice- una voz repleta de miedo se escuchaba en mi interior, Mercy se encontraba observando mi rostro con sorpresa, podía ver como en sus ojos se escondía el terror.
La tensión era sofocante, sentía cada extremidad de mi cuerpo de manera extraña, diferente. Un tenue pensamiento alertó mis sentidos, provocando un enorme terror en mí interior.
-Tu cuerpo está cambiando.
Mi mirada recorrió el lugar observando el rostro de cada uno de los presentes, Cassandra se encontraba a un lado de una extraña mujer, esta era realmente parecida, sus ojos me observaban con admiración. Podía sentir como una extraña aura envolvía su cuerpo.
Tú nunca tendrás una familia.
Era realmente complicado explicar el dolor que envolvía mi interior, el pensar el verdadero significado de esas palabras.
Muchas veces necesitamos de alguien que esté a nuestro lado para no dejarnos caer, para demostrarnos que no todo esta perdido en el mundo. Que con tan solo su presencia pueda crear grandes sensaciones en nuestro corazón.
Alguien del cual podamos confiar a la perfección, que nuestras imperfecciones sean encantadoras ante sus ojos, que nuestra frialdad sea el calor que le brinda a su interior, que sus brazos expresen la protección que siempre deseamos tener en nuestra vida. Que nos quiera, nos proteja y lo más importante, nos enseñe a querernos sin pensar en toda la negatividad que habita en nuestra mente.
Necesitamos de ese alguien que nos de luz a nuestra vida, que atraiga el calor que nuestros cuerpos emanan.
-Maldición- murmuré al observar como mi piel comenzaba a cambiar volviendo a su color original.
El pánico comenzaba a ser presente en mí, haciendo que retrocediera inesperadamente hacía mi habitación.
-No puede ser- exclamé horrorizada al observar mi aspecto en el enorme espejo que se hallaba en mi habitación.
Pequeños gemidos de desespero se escapaban de mis labios al recordar el rostro de los presentes ante mi huída. Cada extremidad de mi cuerpo había cambiado, mi rostro se encontraba diferente, dejando a la vista mi verdadero parecido a Cassandra.
-No puede ser posible- murmuraba con miedo al acariciar mi mejilla.
-Alice- la voz de Mercy era presente en mi interior- no salgas de tu habitación, maldición- se exaltó molesta- intentare arreglar todo esto.
Las continúas palpitaciones que desbordaba mi corazón se escuchaba como si de un pequeño temblor se tratara.
-Comienza tu verdadera batalla, princesa.
-Tendrás que prepararte ante todo lo que se avecina, lucha.
**************
Me encontraba frente al gran reloj que yacía en el enorme salón del Palacio, las agujas se movían en un ritmo leve, sumamente despacio.
Mis pensamientos se escapaban de mis labios en forma de suspiros, acechando mis sentidos entre miles de sentimientos.
Estos siempre se encontraban con el rostro de Alexander, invadiendo cada poro de mi cuerpo, erizando mi piel por completo al recordar ese beso.
Temía enamorarme, el sentir; aún creía no estar preparada para entregar mi corazón a alguien, el miedo era presente en mi al pensar que podría lastimarme, sin siquiera asumir que mi propia familia lo haría... Pero alguien quien dice quererte, no te lastimaría ¿Cierto?
Aquel beso había encendido nuevas emociones en mi, iluminando mi alma de manera sublime. Creando sentimientos ya conocidos, borrando poco a poco el triste pasado que se encontraba posado en mis hombros, acechándome de manera dolorosa.
Los días pasaban de manera desesperante, mis entrenamientos eran constantes, podía controlar mis elementos de manera audaz, pero había algo en mi interior del cual temía.
Mis demonios.
-Tú nunca tendrás una familia...- las palabras se encontraban clavadas en mi, sufriendo a causa de su significado.
Era tan doloroso pensar que quizás mi propia familia nunca me reconocería como tal.
-No necesitas de ser perfecta para encontrar tu felicidad, se tu misma; ese es el secreto- el rostro de mi abuela regresaba a mis recuerdos, comprimiendo mi corazón al recordar toda la farsa de mi familia.
Sus manos envolviendo mi sedoso cabello, sus ojos observando atentos cada movimiento que proporcionaban sus manos, creando perfectos peinados.
Una pequeña lágrima se deslizaba sin piedad sobre mi mejilla, succionando todo el dolor que desbordaban mis ojos.
-Siempre serás mi mayor milagro, eres mi completa felicidad, Alice- murmuraba en un dulce abrazo- Por favor, nunca olvides quien eres, se tú todo el tiempo, se feliz.
Las lágrimas se resbalaban sin ningún valor sobre mis mejillas, creando pequeños espasmos en mi respiración. El dolor era tan insoportable, revolviendo mis recuerdos para luego atacar sin piedad sobre mi alma, envolviendola en un repleto sufrimiento.
Quería ser felíz, lo anhelaba... Pero ¿Cómo sería posible si todo a tu alrededor estuviera repleto de sufrimiento?
Unos encantadores ojos celestes hacen presencia en mi mente, y podría jurar que todo a mí alrededor se había detenido. Ni todas las maravillas del mundo me harían sentir de la manera que me sentía. Mi corazón se acelera de tan solo imaginar su perfecta sonrisa a escasos centímetros de mis labios.
-Es que a veces tan solo una mirada cambia el rumbo de tu vida... Para siempre.
Caería en sus encantos una y otra vez sin medir el peligro que esto conllevara.
-Alexander- murmuré cerrando mis ojos por un leve instante.
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La Elegida
Vampir«Eres nuestra reina» «El momento está llegando» Susurros y pesadillas constantemente, me mantenían confundida y asustada. Sabía que algo se avecina, pero algo muy malo. «Nuestro futuro está en tus manos» «Ya es la hora mi niña» «No tengas miedo...