-¡Corran!- gritaban a mi alrededor- no dejen que los atrape..
Personas corrían de un lado a otro, niños, ancianos incluso jóvenes se alejaban desesperados intentando escapar del fuego que caía a su alrededor.
Un olor metálico inundó mis fosas nasales, sintiéndose a kilómetros.
Sangre.
Podía sentir el miedo de las personas a mí alrededor.
Observo el fuego envolver cada rincón de mi alrededor, las personas corrían de un lugar a otro sin una dirección, los gritos eran aterradores, sus miradas expresaban pánico.
De un momento a otro los gritos cesaron, las personas pararon de correr para mirar hacia mi dirección.
-¡Sálvanos!- gritaban desesperados señalándome.
-Tú eres nuestra salvación- oía gritos de otras personas.
-La hora se acerca- gritos desgarradores se escuchaban haciendo que mis oídos dolieran.
-¡Eres nuestro destino!- logré escuchar a duras penas.
Mis pasos se dirigieron hacía todas las personas que se encontraban expectantes a cada uno de mis movimientos, al acercarme aún más podía notar algo extraño detrás de estas.
Un momento a otro todo cambió, el fuego paró y el olor a sangre se había disuelto en unos segundos dejando en el aire una presencia extraña.
Mis pasos frenaron al ver cómo las personas se movían formando un camino, y ahí lo vi. Frente a mi se encontraba un gran lobo pero este no era uno normal sino que una mitad de su cuerpo era de un color negro tan oscuro como la inmensa oscuridad, y la otra de un color blanco, tan blanco como la nieve.
-¿Quién eres?- mi voz tembló en la espera de su respuesta.
Pero algo estaba mal, sus ojos eran diferentes, uno de ellos era rojo como la sangre este expresaba maldad pura, y el otro era un celeste lleno de pureza pues este demostraba todo lo contrario al anterior, en él se podía visualizar la paz y la esperanza que se les había sido arrebatada.
Sus ojos me miraban fijamente, se inclinó levemente para luego correr hacia mí.
-Ya es hora de despertar, princesa- escuché una voz sonando en eco en mi cabeza.
Un fuerte rugido hizo que centrara completamente mi atención sobre aquel animal que cada vez estaba más cerca de mí, intentaba moverme pero mi cuerpo no parecía responder.
Entonces vi cómo saltó intentando atacarme pero antes que eso pasara todo se volvió oscuro.
Un grito me despertó rápidamente, gritos desgarradores provenían de mi interior, descargas eléctricas recorrían mi cuerpo sin cesar, punzadas de dolor hacían que me doblara rápidamente dejándome sin respiración.
Intentaba bajar de la cama para dirigirme hacía el baño, pero el dolor era tan severo que me era imposible moverme.
-¡Basta ya!
Cada extremidad de mi cuerpo dolía, las recargas eléctricas iban disminuyendo permitiendo poder moverme aunque sea lo suficiente para poder dirigirme hacía el baño.
Mis piernas dolían tanto que tuve que arrastrarme hacia el baño, cada movimiento era desgarrador y punzadas eléctricas volvían cada vez más fuertes.
-¡Mercy!- grité de forma abrupta.
Pero justo antes de siquiera tocar la puerta una gran punzada sobre mi espina dorsal hizo que gritara aún más fuerte que las veces anteriores, mi cuerpo se arqueo haciendo que mi espalda chocara violentamente sobre el frío suelo.
Cada poro de mi cuerpo ardía al igual que mis ojos.
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La Elegida
Vampiros«Eres nuestra reina» «El momento está llegando» Susurros y pesadillas constantemente, me mantenían confundida y asustada. Sabía que algo se avecina, pero algo muy malo. «Nuestro futuro está en tus manos» «Ya es la hora mi niña» «No tengas miedo...