POV. Narradora.
-¿Cuánto podría cambiar tu destino en tan solo un momento?
Los siglos pasados no han sido fáciles para cada uno de los habitantes del Palacio, todo a su alrededor se tornaba oscuro, el dolor habitaba en su interior destruyendo todo a su paso.
Cientos de familias sufriendo por culpa de un monstruo, miles de secretos esparcidos por todos los lugares que se encontrasen, verdades intentando ser ocultadas por el mismísimo dolor.
-¿Quién sería capaz de vencer el mal?
La llegada de la Luna Roja, había traído grandes sorpresas aún no descubiertas, a partir del momento en el que se posara sobre el cielo, cada uno de los secretos serían descubiertos por una joven, cada una de las verdades llenas de dolor serían convertidas en felicidad.
-¿Quién sería aquella joven?
Una joven elegida por la diosa Gea, heredando un poder único, inigualable jamás visto en absolutamente ninguna criatura, una belleza hipnotizante, un corazón lastimado pero latiendo para sanar miles de corazones más.
Diferentes criaturas por ser descubiertas, miles de razas escondidas entre diferentes rincones el mundo, diferentes guerras por batallar, cientos de aliados, miles de enemigos.
-¿Cuántos aliados serían suficientes para combatir la maldad?
Un ángel por ser descubierto, un demonio por nacer, ambos unidos, creando un poder sorprenderte, una criatura con el poder de sanar y lastimar a quien quisiera.
-¿Qué sorpresas prepararía el futuro?
-Preciosa Luna, concededme un deseo...- susurré.
-¿El bien o el mal?
-¿La felicidad o la maldad?
Una sola línea las separa, una sola decisión.
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POV. Cassandra.-Y yo soy la Princesa- gritó haciendo temblar el suelo a nuestro alrededor, la observé sorprendida.
Princesa.
Princesa.
Un leve recuerdo atravesó mi mente, sucumbiendo mi interior.
Una mujer estaba por dar a luz, su rostro se encontraba borroso ante mí, una niña recién nacida, una belleza resplandeciente.
Todo a su alrededor era confuso, una sombra, la niña era arrebatada de los brazos de su madre, su rostro se encontraba visible paralizando todo a mi alrededor.
La mujer era la copia exacta de mi, su rostro, cada facción de este, absolutamente todo era exactamente igual.
-¿Qué has dicho?- murmuré abrumada ante los sucesos de recuerdos que comenzaban a atacar mi mente.
Su rostro palideció, podía notar como cada extremidad de su cuerpo se contrae, tensandose ante todas las miradas.
Un leve murmullo procedió a salir de sus labios, se encontraba hablando en latín.
La Luna brillaba de forma intensa, a su alrededor se encontraba una gran espiral brillante, su luz irradiaba calor, un calor sofocante.
-¿Qué está sucediendo?- murmuró Alexander llamando nuestra atención.
-Ella estará presente hasta que la Luna se aleje del cielo- respondió Alice.
-¿Ella?- pregunté intrigada.
-Mi madre- respondió nuevamente, observando mi rostro.
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POV. Alice Camberleck.-O mater mi, opus est mihi auxilio tuo renatus es coram me. (Oh, mi querida madre, he de necesitar su ayuda, renace ante mi.)
Pasaron unos segundos antes de que un leve sonido se hiciera presente a nuestro alrededor, reclamando nuestra atención.
La Luna se encontraba emitiendo una brillante luz, formando una gran espiral a su alrededor.
-¿Qué está sucediendo?- escuché la voz de Alexander, llenando de emociones mi interior.
-Ella estará presente hasta que la Luna se aleje del cielo- respondí, sorprendiendo a los todos con mi respuesta.
-¿Ella?- preguntó Cassandra.
-Mi madre- las palabras se escaparon de mis labios, su rostro comenzó a tornarse pálido, sus ojos dejaron de tener el leve brillo.
Oh diosa Gea, ayudadme.
-Alice, abre los ojos- murmuraron en mi interior, suspiré aceptando su pedido.
Ante mi se encontraba una mujer completamente hermosa, su gran cabello blanco caía a un lado de su hombro, sus ojos eran azules, tan azules como el cielo, su rostro era firme, fino, perfectamente pulido, a un lado de su cuello tenía marcada una letra.
Su cuerpo se encontraba cubierto por un vestido de seda blanco, pequeñas piedras brillantes lo adornaban.
-Madre- murmuré extasiada ante lo que mis ojos veían.
-Hija- respondió abriendo levemente sus brazos, esperando mi reencuentro.
Mis pasos se acercaron rápidamente hacia su dirección, envolviendo mis brazos sobre su cuello, creando un cálido abrazo en donde podía sentir como mi interior se encontraba en paz.
Ella era mi paz, mi salvación.
-Oh madre, he tenido tanto deseo de poder observarte- murmuré en su oído, sintiendo como sus brazos se ensanchan aún más fuerte en mi cintura..
-Mi princesa, aún quedan muchas cosas por descubrir- respondió riendo levemente- debes de tener paciencia- finalizó.
-Oh querida Luna, su maravillosa presencia crea miles de emociones en mi interior.
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La Elegida
Vampire«Eres nuestra reina» «El momento está llegando» Susurros y pesadillas constantemente, me mantenían confundida y asustada. Sabía que algo se avecina, pero algo muy malo. «Nuestro futuro está en tus manos» «Ya es la hora mi niña» «No tengas miedo...