Me encontraba absorta en una oscuridad espesa que recorría cada parte de mi habitación. Sentada sobre un extremo de la cama, pensando o simplemente intentando descifrar que sucedería a partir de ahora.
Todavía podía sentir un pequeño cosquilleo sobre las palmas de mis manos, cada segundo pasaba y mi mente estaba siendo atormentada por pequeñas voces, susurros interminables, llenos de dolor y otros con una pizca de emoción.
Podía escuchar el ruido de mi respiración, mis pies rozaban la madera del piso, haciendo que mi piel se erizara con el contacto de la madera fría. Mi mirada estaba centrada en ningún objeto en particular. La calma recorría por completo mi cuerpo, dejándome en un abismo lleno de paz.
No sabía el que hacia en esta habitación, intentaba convencerme de que estaría protegida en su interior.
Pero no era así, cualquier lugar donde estuviera sería peligroso, no importa donde esté. Tendría que cuidarme de cualquier persona, o tal vez del mismo diablo.
Cerraba mis ojos con el simple hecho de desaparecer aunque sea unos miserables minutos.
Me era imposible mantener mi cerebro desconectado de todo, no podía descansar.
Estaba más despierta que nunca.
Minutos fueron los que pasaron, en donde el silencio reinó por completo la habitación, dejando tensión sobre el aire.
Minutos en los que sentía que algo dentro de mí se prendía, despertándose por primera vez.
Una repentina ira crecía en mi interior, cada vez aumentando más y más...
Mi respiración se aceleró, mis puños se cerraron, mis ojos ardían y una pequeña opresión en mi pecho me hacía sentir que en cualquier momento explotaría.
El tiempo se detuvo unos determinados minutos, todo a mi alrededor se congeló.
Como si fuera una bomba y esta estuviera a punto de estallar.
Mi respiración se hacía cada vez más pesada, mi cambio de humor era constante.
Dejando que la ira me domine, todas las emociones explotaron en mi interior, recuerdos atormentándome, voces, personas, absolutamente todo giraba a mi alrededor.
Estaba encerrada en mis emociones, como si ellas fueran la llama que estuviera a punto de prender la bomba.
Que lamentablemente era yo...
Imágenes bombardeaban mi mente como si quisieran hacerme daño.
Los susurros eran cada vez más altos, más aterradores.
-¡Basta!- chillé sosteniendo ambos lados de mi cabeza.
-Nuestro futuro está en tus manos
-Ya es la hora mi niña
-No tengas miedo, eres más fuerte de lo que crees
Susurró la voz temblorosa de una mujer, sonaba como si tuviera prisa.
Imágenes y sucesos horribles se me venían a la mente.
Un castillo.
Mucha tristeza.
Dos personas que yacían llenas de dolor.
-Ya es hora mi princesa
Una mujer malvada.
Una princesa falsa.
-No tengas miedo
Personas implorando ayuda.
-¡Quiero que todo se detenga!- sollocé.
-Sangre.
-Muertes.
-Aliados.
Alcancé a escuchar, antes de que todo se volviera oscuro.
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La Elegida
Vampire«Eres nuestra reina» «El momento está llegando» Susurros y pesadillas constantemente, me mantenían confundida y asustada. Sabía que algo se avecina, pero algo muy malo. «Nuestro futuro está en tus manos» «Ya es la hora mi niña» «No tengas miedo...