Capitulo 27 (Parte 2/4)

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Se escucharon pasos apresurados sobre el pasillo para luego adentrarse dentro de la habitación donde me encontraba, dejando ver el rostro confundido de Mercy.

Al verme sobre el piso se acercó a paso apresurado mirándome sorprendida, mi estado era horrible no podía moverme y si intentaba hacerlo grandes punzadas de dolor me atravesaban haciendo que mi cuerpo se arqueara.

-¡Demonios!- susurró mirándome- está comenzando- advirtió formando en sus manos una pequeña esfera amarilla deslizandola sobre mi cuerpo.

Los dolores fueron cesando a medida podía volver a respirar normalmente, mi pecho ya no ardía al igual que mis ojos, mi respiración fue calmandose y mi cuerpo cayó sobre la fría madera intentando recuperarme.

-¿Qué está comenzando?- pregunté a duras penas.

-Te encuentras en transición- respondió- te estas preparando para transformarte en lobo, estos ya despertaron he intentan salir lo cual es demasiado pronto así que tienes que resistir, Alice- pidió ayudándome a parar.

-¿Qué?- pregunté anonada.

-No hables- me pidió- intenta descansar, necesitarás muchas energías- continuó mientras me recostaba en la cama para luego arroparme con las sábanas.

Mis ojos seguían cada uno de sus movimientos, había algo en su mirada que lograba hacerme sentir segura, al mirarme a los ojos me hacía sentir en casa. No lograba comprender el por qué de ese sentimiento, pero cada vez que estaba a mi lado sentía que ambas teníamos una gran conexión.

-No te vayas- pedí sosteniendo su brazo- quédate, por favor- le rogué al ver que estaba por irse.

Sus ojos no tardaron en llenarse de sorpresa, nunca me había escuchado pedirle algo, pues siempre me había comportado de manera fría a su lado.

Instantáneamente su mirada se suavizó mientras se dirigía hacía el lado contrario de la cama, para luego acostarse sobre esta y taparse con las mismas sábanas.

-No me iré- contestó.

-¿Lo prometes?- pedí al cerrar los ojos y acurrucarme entre sus brazos como solía hacerlo con mi abuela.

-Lo prometo pequeña- susurró abrazándome. Mis ojos se cerraron lentamente, dejándome caer en una profunda oscuridad sin fin.

***********

Mis párpados fueron abriéndose poco a poco, mi mirada recorría cada centímetro de la habitación recordando los acontecimientos de hace unas horas.

A mi lado se encontraba Mercy profundamente dormida, era extraño pero a la vez agradable verla sin maquillaje su rostro reflejaba tranquilidad, aún seguía preguntándome qué era lo que veía a través de sus ojos.

Me incorporé sobre la cama sin hacer mucho ruido, quería tomar aire y así pensar un poco en todo lo que estaba ocurriendo, mis pies descalzos recorrían cada parte de la casa intentando salir hacia afuera.

Mi piel se estremeció al sentir las piedras bajo mis pies, mis pasos se dirigieron rápidamente hacia un lugar donde se pudiera ver el cielo sin ningún problema.

Recién estaba amaneciendo y aquello me encantaba, uno de mis momentos favoritos era ver el amanecer, era una verdadera obra de arte el ver los colores mezclarse mientras la tenue luz del sol se hace presente.

Cuando era niña solía subirme al tejado de mi casa todas las mañanas para poder apreciarlo, esos eran los momentos más hermosos que pasaba, podía estar horas mirando el cielo cubierto de colores, eso ocurría al igual que el atardecer siempre me hipnotizaba ver el cielo mezclado de diferentes tonalidades.

-La naturaleza es tan poderosa- susurré.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora