Capítulo veinticuatro.

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Alguna parte del mundo / 23 de Agosto / 08:45pm

Querida maestra: 

Hoy desperté entre mis dos mejores amigos. Esos chicos que me hacían pasar tantos momentos hermosos. Que me hacían disfrutar tantas escenas de mi vida. Disfrutaba sus risas. Sus locuras. Sus pequeños obsequios. 

Se me vienen varias escenas con Lucas LeBlanc: 

Estoy viendo la lluvia transparente desde la ventana de mi habitación, Lu pone una frazada de colores pasteles sobre mis hombros y me abraza cariñosamente viendo el agua correr conmigo.

Estoy corriendo de él ya que me persigue para hacerme las temidas cosquillas que tanto me hacen reír.

Estoy subiendo el árbol detrás de mi casa con él a mis pies, me aseguro en una rama gruesa y veo el atardecer mientras saco una hoja del árbol para Aiden, él se acomoda junto conmigo y me toma en un tibio abrazo mientras me susurra cosas bonitas. 

Lu recuesta su cabeza en mis piernas y me canta una canción mientras me sonríe juguetonamente, tararea y pone caras raras para que me ría de él. 

Estamos corriendo por la arena de la playa con los brazos abiertos sintiendo el viento alrededor de nosotros, nos reímos y cerramos nuestros ojos como si estuviéramos volando. 

Él me molesta mientras lavo la losa, me tira agua en la cara y comienza una guerra, él está empapado al igual que yo. 

Él prepara los almuerzos de la escuela porque mi padre y mi hermana están trabajando, hay uno para mi y uno para Aiden. 

Me llama para que me recueste con él sobre la manta, apunta las nubes blancas y comienza a contarme sus hermosos recuerdos. 

Esas escenas son las que alegran mi vida por completo... sé que tengo a un amigo incondicional junto conmigo. Que me apoyará siempre, y siempre cuando lo necesite estará a mi lado. Pensamos siempre uno en el otro. Pensamos que estará haciendo el otro si estamos lejos. Jugamos. Nos queremos. Nos amamos. 

Aunque también están las de Aiden Bellerose, que por supuesto tengo cada una memorizada cuidadosamente: 

Estoy caminando por los pasillos y siento una mirada que me persigue, es él, quien está recostado en su casillero con los audífonos puestos. Baja la mirada tímido cuando nuestros ojos se encuentran. 

Lo observo mientras habla con la señora de las golosinas. Al regresar tiene una bolsa de chocolates en su mano derecha, unos cuantos dulces en la otra. Me pasa la bolsa desinteresadamente, aunque sé que luego de darse vuelta para hablar de alguna otra cosa con Lucas tiene las mejillas de un color carmesí. 

Él entra en la sala e intercambia algunas palabras con la chica que antes estaba muy cerca de mi, corro hacia él y le doy un fuerte abrazo. Escucho su corazón palpitar mientras me mantengo cerca de él, me cubre con sus brazos y salimos del aula aún tomados el uno del otro. 

Me despierto muy tarde en la noche, es pascua de conejos, no me muevo ni hago ruido, siento una presencia a mi lado. Ahí está él, tiene una gran bolsa de chocolates con forma de zanahoria en su mano, la pone a un lado para que al despertar la vea de inmediato. Siento su mirada en mi. Se queda por varios minutos, hasta que la puerta de mi habitación suena al cerrarse. 

Él está leyendo un libro en la biblioteca y cuando me ve entrar baja disimuladamente aquel hasta dejar solo sus ojos al descubierto. Me está observando. 

Se está riendo disimuladamente de las cosas que Lucas imita, me pilla observándolo, sonríe y baja la vista avergonzado. 

Hay una chica delante de él, ella se acerca pero él da un paso atrás. Hay un circulo rodeándolos, entre ellos estoy yo. Ella está diciéndole sus sentimientos, él niega y me busca entre la gente. Me encuentra, se queda viéndome por un momento, hasta que se va. 

Estamos viendo el atardecer en la playa, Aiden está a un lado de mi, de pronto nuestras manos se tocan ya que al mismo tiempo las pusimos en el mismo lugar, su rostro inmediatamente me observa sorprendido, la retira rápidamente, mira hacia otra parte. Está sonrojado. 

No son muchos los momentos inspiradores con Aiden, pero le aseguro que cada uno de ellos son importantes para mi. Sé que se preocupa por mi. Sé que le importo. Sé que me cuida desde lejos. A veces pienso que él de verdad me quiere, y sé que lo hace muy dentro de su corazón... Pero es que a veces... A veces es como si no le importara nada. Es meticuloso, tan helado. Siento que me necesita, pero a una cierta distancia. Que quiere ser reservado conmigo, y quiero gritarle que no necesita serlo. 

Cuando estaba en la playa con Lucas sintiendo que volaba con los brazos abiertos, no dejaba de pensar en él. Siempre cuando estoy con mi amigo castaño pienso en él. Me imagino que todas esas escenas las vivo con él. No debería. Lucas es uno, Aiden es otro. Son dos tipos de personas diferentes. Los dos son suaves al tacto. Los dos son cálidos. Aunque uno siempre lleva una sonrisa en el rostro, el otro un rastro de seriedad. Uno es marrón, el otro negro. Uno es tostado como el sol, resplandeciente, feliz... el otro es pálido como la nieve, frío, serio...

Estos pensamientos están escondidos muy dentro de mi, maestra. Solo usted lo sabe. 

Con mucho cariño, Haru. 

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora