Capítulo treinta y cuatro.

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Alguna parte del mundo / 5 de Septiembre / 1:39pm

Querida maestra: 

Después de volver a casa Lucas estaba desempacando nuestras cosas. Lo ayudé. Luego comenzó a preparar la cena. Lo ayudé. Quería olvidar las románticas palabras de Aiden. Quería olvidar que había ido a ese lugar. Mi animo estaba por los suelos pero fingía que estaba muy emocionada por estar de vacaciones con mis amigos y mi hermana. Pusimos la mesa y de pronto ya eran las nueve de la noche. Que rápido había pasado el tiempo, estaba bien con eso

Cenamos todos juntos. El chico de cabello negro me miraba de vez en cuando. Yo solo observaba la comida. Revolvía sin ganas pero con una sonrisa en los labios. No mostraba los dientes pero de igual forma era una sonrisa, por muy pequeña que fuera. Quería que me vieran contenta por estar con ellos. Parece que lo lograba. 

"¿Te gusta, Ka?" Le preguntó mi amigo castaño a Kaedé. Ésta lo observó inmediatamente y con la boca llena asintió como una niña pequeña siendo alimentada con dulces. Reí bajito y seguí con mi acción. "Aprendí muchas cosas desde que me enseñaste a cocinar esa vez cuando hicimos sushi, ¿Recuerdas? Aunque sabía hacerlos aprendí cosas que no sabía con respecto a la comida. ¿Cómo te fue en eso?" 

Agradecía que hubiera conversación en la mesa. Agradecía que el ambiente fuera lindo. Risas, carcajadas y unas cuantas bromas. Amor. Sabía que había amor entremedio de esos dos. Sabía que algo existía, bueno, Lucas sentía muchas cosas por mi hermana, y sospechaba que ella sentía lo mismo. Estaba segura. 

Al terminar, todos levantamos nuestros platos. Me ofrecí lavarlos, quería hacer muchas cosas para olvidar. Mi hermana ya estaba en su habitación, Aiden estaba merodeando por alguna parte y Lucas estaba a mi lado secando los platos, los cubiertos y los vasos. 

"Estas rara." Dijo de repente. Me hizo saltar. Negué sin decir palabra. Si lo hacía me largaría a llorar. 

"No pasa nada." Susurré despacio. No quería que siguiera. A veces me gustaba cuando Lu hablaba pero no era el momento adecuado para hacerlo. 

"Te conozco como la palma de mi mano, Chocolatito de caramelo. Puedes contarme." 

No podía hacerlo, pero quizás él ya lo sabía. Después de todo Aiden y Lucas eran mejores amigos. Ellos sabían todo uno del otro. Dejé la llave abierta y cubrí mi rostro para que no me viera llorar. Él cerró la llave confundido, soltó todo y me cubrió con sus brazos. Frotó mi espalda con sus grandes manos y posicionó su mentón arriba de mi cabeza. 

"Está enamorado de una chica." Lloriqueé en su pecho. Ya no iba a aguantarlo mas. "Aiden ama a una chica que es como el cielo, el atardecer y el piano." Oí una carcajada salir de su garganta. 

"Ah, me asustaste, tonta. Pensé que te había pasado algo." Se rió de mi. Abrí los ojos y me alejé de él con enojo. Mis mejillas estaban rojas y sentía como las lagrimas caían por ellas. 

"Lucas... ¿Crees que es un juego para mi? Yo lo quiero tanto, tanto." Me di la vuelta y miré por la ventana de la cocina hacia afuera. Estaba todo oscuro. Oscuro como mi corazón en ese momento.

"Sé que lo quieres..." Me abrazó por detrás. "Es más, lo amas, Haru." Sus susurros no me ayudaban demasiado. Me estaba haciendo añicos. "Pero no puedo decir nada. No me corresponde." Caminó a su lugar de antes y siguió secando. Lo observé confundida mientras sorbía mi nariz. 

"¿A qué te refieres?" 

"No puedo decir nada, ya te dije." 

Me quedé con la duda y la tristeza rondando por todo mi cuerpo. 


Con cariño, Haru. 

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora