Capítulo treinta y dos.

4.1K 424 37
                                    

Alguna parte del mundo/ 4 de Septiembre / 15:34pm

Querida maestra: 

Una vez  que llegamos Lucas dijo que iría con Aiden a comprar comida para los días en los que estaríamos acá y que nos juntáramos en el farol cerca de la cafetería. Le pedí a mi hermana que me acompañara al correo (que quedaba un poquito lejos) por mientras ellos estaban ocupados y pasar el rato, ella no se resistió ni puso alguna cara de pocos amigos, así que lo tomé por un si y la arrastré por calles de tierra desconocidas. Pidiendo indicaciones de abuelitas de cara amable llegamos al dichoso lugar. 

Nos juntamos con Lu y Aiden luego de media hora, ellos llevaban varias bolsas en las manos así que los ayudamos como buenas samaritanas. Luego de algunos minutos en los que caminamos por tierra sin llegar a nada concreto, Lucas pidió arrendar una camioneta de carga que un anciano manejaba despacio por al lado de nosotros. La verdad es que no fue fácil conseguir una respuesta positiva del pobre viejito pero Lucas fue tan insistente que éste no pudo negarse mas y nos ayudó a subir. Se veía un tanto inestable pero podía llevarnos a la casa del bosque. Una vez en el hogar descargamos todo y Aiden le dio dinero al hombre de buen corazón, quien se negó y solo se fue sin decir nada. 

Es tan hermoso!" Exclamó Kaedé una vez entró a la casa. Era muy grande, de madera y con ventanales gigantes. Poseía tres pisos. El primero tenía un living y en el mismo sector una cocina americana, habían dos habitaciones con camas de una plaza y closet propietario. La decoración era fantástica y tan rural. Hasta el olor te transportaba hacia un paisaje lleno de árboles y animales. El segundo piso tenía una habitación con una ventana en el techo, se podía cerrar y abrir a gusto, también una cama de dos plazas, aunque ésta no tenía closet pero si contenía un velador que en cuanto lo abrí me enamoré de el. Estaba repleto de chocolates y decidí que esa sería mi habitación escondiendo, por supuesto, lo de los dulces. Saliendo de la recámara había un sillón longue y una televisión gigante con una Play conectada a ella. Todo el segundo piso se concentraba en eso, y luego venían las escaleras hacia el tercer piso. Vaya, maestra, el tercer piso me sorprendió bastante. 

En él había un jacuzzi de mármol para cinco personas. La pared y el techo no eran de madera, eran de vidrio, o sea que mientras estabas en el agua podías ver a tu alrededor. El cielo, las estrellas, los arboles gigantes que rodeaban la casa. Era un sueño. De lujo. No tenía idea cómo nuestros padres habían arrendado para nosotros un lugar tan hermoso como este. 

"Hay un problema." Lucas interrumpió mis pensamientos. Todos le miramos de inmediato. "Hay solo tres camas, y somos cuatro. Kaedé tendrá una habitación para ella sola porque debe estudiar y necesita privacidad..." 

"Ya elegí la habitación del segundo piso, no pueden arrebatármela." Hablé rápido para que nadie se me adelantara. 

"Lucas, puedes dormir con Haru... después de todo la cama es grande." Mi hermana propuso. "Y así Aiden duerme en la habitación de mi lado en el primer piso."

"Me niego rotundamente. Conociendo como es Haru me echará hacia el rincón y yo siempre he dicho que por las noches me da calor y debo sacar un pie afuera. Si duermo con Haru no podré sacar mi pie porque la cama está pegada a la pared de madera. Pido la habitación que está a tu lado, Ka." El muchacho se cruzó de brazos, no daría su brazo a torcer... luego me di cuenta de todo... tendría que dormir con Aiden Bellerose. 

"Lucas..." Exclamé con el corazón acelerado. Me sentía traicionada nuevamente por un amigo. Me estaba dejando sola frente al lobo. 

"Iré a comer algo." Dijo Aiden con semblante serio mientras caminaba hacia la cocina. Al verlo lejos me acerqué a Lu y lo tomé fuerte del brazo, mientras lo pellizcaba con mi mano. Éste abrió la boca con dolor pero no emitió sonido alguno. 

"¿Como te atreves? Te odio con todo el alma." Le murmuré llevándolo hacia los sillones del living. 

"Me amas... ¡Auch!" Se quejó cuando lo solté muy brusco. "Debes aceptar que estás feliz porque estarás cerca de él." Susurró en mi oído. Traté de no sonrojarme. Decía la verdad, estaba feliz porque dormiría cerca de mi amor, pero las mariposas en mi estomago no me dejaban respirar al pensar en eso. Sentía que subían por mi garganta queriendo escapar. 

"De todas formas me desagradas, Lucas. Tenlo en cuenta." Me levanté del sillón en el que estábamos sentados y subí las escaleras hacía el segundo piso para jugar vídeo juegos. 

"¿Y si te preparo chocolate caliente, te desenojarías conmigo?" Gritó Lu desde abajo. Lo miré con desprecio y solo me lancé hacia el sillón para estar cómoda y jugar un poco. 

...

Le contaré lo que sucedió después de guardar la carta anterior para usted en mi bolso. Al caminar a los puestos respectivos que ocupábamos en el tren me pillé con que mi hermana estaba dormida en el hombro de Lucas. Éste la miraba embobado y yo no pude reírme bajo. Mi hermana mayor dormía feo, por eso me reía. Me senté al lado de Aiden tratando de calmar mi risa y esconder el nerviosismo que sentía al estar tan cerca de él. El ambiente era acogedor, el sol traspasaba las ventanas grandes del tren y caía en nuestros rostros. 

De pronto la mano de Aiden apareció frente a mi vista, ofreciéndome un audífono. Ni tonta, lo tomé y lo puse en mi oído para escuchar su música. Era algo nuevo escuchar las canciones que Aiden tenía en su teléfono, él no dejaba que nadie se metiera allí, era como su aparato intimo y de máxima seguridad. 

Una melodía cálida y misteriosa entró dentro de mi... un piano solitario se escuchaba en los audífonos, no sabía por qué esa melodía traspasaba mi cuerpo tan fuerte. De pronto sentí el cabello de Aiden en mi cuello. Se estaba recostando en mi hombro tal cual lo había hecho mi hermana con Lucas. Estaba convulsionando en mi interior, pero me mantuve tranquila a la vista. Su cabello olía a vainilla. Podía ver sus ojos cerrados y su piel pálida siendo iluminaba por los cálidos rayos del sol resplandeciente. 

"La hice yo..." Logré escuchar por detrás de la música. No sabía a qué se refería Aiden con eso, pero luego de pensarlo mucho me di cuenta de que me estaba confesando que él había creado la obra de arte que escuchábamos. Sabía que él estuvo un par de años en clases de piano, pero no sabía que era tan bueno, ni que podía crear tal hermosura... 

Me apoyé en él y así me quedé dormida.

Con mucho cariño, Haru. 

---------------------------

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora