Capítulo cuarenta y uno.

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Alguna parte del mundo / 7 de Septiembre / 4:32pm

Querida maestra:

Hoy, como le conté ayer, salimos a dar un paseo por el pueblo. Lucas iba pegadito a mi como una sanguijuela y yo no tenía idea del por qué. Pero al igual que Lucas, Kaedé iba pegada a Aiden. A veces él me daba miradas de desagrado, tenía que aguantar la agobiante presencia de mi hermana colgada de su brazo. Cada uno miraba por su lado y yo me pregunté en dónde había quedado la conversación tan seria que tuve con ella. ¿A caso las palabras que ella me había dicho eran mentira? Tenía que armarse de valor con Lucas. Debía hablar con él. 

"Es un lindo día, Mon Chéri" Sonrió triste mi amigo, que tomó mi mano derecha y no la soltó ni por el calor mismo. Me le quedé mirando por un largo tiempo descifrando sus sentimientos y sus más íntimos pensamientos. Me imaginé su dolor, su desesperación por lo inconcluso. 

"¿Qué sucedió?" Pregunté haciéndole cariño. Me sentía mal porque ellos no la estaban pasando bien, se estaban complicando por algo que quizás no era tan complicado. En si, yo no sabía que problemas tenían, pero a la vista mía no se veía complicado. Bueno, maestra, no podía entrometerme. Mi amor por Aiden Bellerose para Lucas no era complicado pero para mí si lo era. ¿Ve a lo que me refiero? 

"Yo... solo estoy enamorado." Me miró firme y sonrió, una sonrisa que solo él sabía hacer en los momentos tristes. Era algo de Lucas, sonreír en los peores momentos y yo no tenía idea cómo tenía ese don, cómo lo había adquirido, porque eso era un super poder. 

Miré los alrededores. Todo era madera y artesanía, me encantaba. Sonreí inconscientemente por las palabras del chico a mi lado. 

"¿Y eso es un problema para ti?" 

"Un poco. No sé que hacer. Me siento perdido por estos caminos, Haru. Creo que necesito un consejo de mi chocolate dulce. ¿Te animas?" Me detuve un momento y le hice una seña a Aiden para que siguiera con el recorrido. Al estar solos con Lucas lo miré directamente a los ojos. Suspiré y el sonrió, para luego tocarme el puente de la nariz con ternura. "Te ves muy bonita cuando arrugas tu nariz." 

"Lucas, voy a hablarte seriamente. Quiero que su amor triunfe, así que me veo obligada a cometer esta atrocidad tan grande, pero todo esto es por su bien... ella está completamente enamorada de tu persona, querido amigo, pero es complicado. Ella cree que no tendrá tiempo para ti. Estudia, trabaja y mantiene una familia, eso es bastante agotador para ella..." Me interrumpió exasperado. Tenía los ojos muy abiertos, parecía que fuera a explotar. 

"¿E-ella está enamorada de mi? ¿C-cómo lo sabes? Oh, de verdad, no puedo creerlo." Se tomó la cabeza con nerviosismo y alegría al mismo tiempo. No dejaba de sonreír. "Estaba muy indispuesto por saber si ella sentía lo mismo que yo... y ahora lo sé. ¡Gracias, Haru!" Hizo una reverencia, de esas que hacemos con mi familia para dar las gracias, que casi lo deja paralitico, maestra. Una reverencia completa. Le sobé la espalda para que se levantara. Me daba ternura que intentara acoplarse a nuestras costumbres. 

"Lucas... debes hablar con ella ¿Está bien? Me siento mal por decir algo que a mi no me corresponde. Me siento muy mal." Me lamenté mirando al cielo. No debí decirle lo que mi hermana seguramente le diría luego, pero tenía que aliviar el dolor de corazón que tenía mi compañero. Debía hacerlo. 

"Haru, lo que hiciste me salvó de caer en un hoyo gigante. Te lo agradezco con todo el corazón." Vi cómo mi mejor amigo corría lejos de mi hacia donde estaban Kaedé y Aiden, tomó la mano de mi hermana quién gritó sorprendida, siguió corriendo con ella gritando para que le soltara, pero él no lo hizo y yo sonreí de oreja a oreja. 

Con cariño, Haru. 

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora