TIMIDEZ.

Capítulo dos.

Alguna parte del mundo / 24 de Junio / 8:56pm

Querida maestra:

No sé como explicar el hecho de que mi mejor amigo no es el mejor conquistador de la vida. Lucas LeBlanc es el tipo de chico del que todas, pero completamente todas las chicas escapan. Es guapo, muy guapo la verdad, pero es un poco especial, y no de la forma buena. Puede ser mi mejor amigo, lo quiero tanto, no se imagina cuánto lo quiero, pero es un completo y retorcido tonto. No sabe cómo tratar a las chicas, y es irónico porque a mí me conoce desde pequeña y me trata como El Principito a su rosa. Pero es que hablando filosóficamente ¿Hay una forma de tratar a las chicas? Yo creo que no, creo que cada persona tiene su manera de conquistar, creo que Lucas tiene su forma de conquistar... esperemos que sea una buena forma. 

La amistad de Lucas siempre ha sido fundamental para mí. No me importa cuánto eructe delante de las chicas (y de mí), o cuánto maldiga, o quizás cuántas tonterías haga, siempre estaré a su lado. Las chicas de nuestra clase siempre me miran extraño por juntarme con él. Si lo conocieran como yo lo conozco estarían enamoradas perdidamente. Es extraño porque se pone nervioso, y hace las cosas que anteriormente nombré para espantar (yo creo) a las muchachas que se le acercan. 

Le contaré lo que sucedió hace seis años atrás, cuando tenía once años.

Mi primer beso se lo di a él. 

La cosa pasó así: estábamos en su casa jugando a Policías Y Ladrones. Lucas y Aiden eran los policías y yo era la ladrona. En una de mis escapadas Lu me acorraló en la pared para que yo no escapara y Aiden cuando nos vio canturreó "Haru y Lucas se quieren besar". Yo negaba, Lu también lo hacía. Aiden dijo que eramos unos cobardes porque no nos atrevíamos. Entonces con mi mejor amigo nos dimos una mirada, esa mirada que dice "Demostremos que no somos unos bebitos cobardes" y nos dimos un topón. Un pequeño beso en la boca con los ojos cerrados.

Quiero decirle también que ese día fue el peor de todos. No por el beso, sino que desde ese día Aiden no volvió a ser el mismo de antes. No volvió a reír de mis chistes. No volvimos a tener una conversación decente, asentía, negaba o subía los hombros, y su voz para mí se fue apagando. 

Con mucho cariño, Haru.