Capítulo ocho.

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Haru:

Lo siento por dejarte aquí sola, chocolatito. Mi madre tuvo un problema así que no pude negarme a ayudarla, pero Aiden se quedará contigo hasta mañana. Él se ofreció.

Espero te mejores.

Tu amigo que te quiere, Lucas. 



Alguna parte del mundo / 7 de Julio / 01:12am

Querida maestra:

Lu dejó esto pegado en el velador de al lado. Estoy en enfermería y Aiden está durmiendo frente a mí. Resulta que por la mañana no alcancé a comer nada en casa y moría de hambre, pero tenía muchos trabajos pendientes en la escuela así que no podía hacer nada contra eso. Llegó un momento en el día en que comencé a sentirme mal porque no había alcanzado a almorzar ni a merendar y había ocupado casi toda mi energía. Lo último que recuerdo es mi cara estampándose en las baldosas de la biblioteca.

Cuando desperté hace un par de minutos lo primero que vi fue a mi amigo Aiden acomodado en el sillón a un lado de mi camilla. Está dormido, y es completamente dulce. No he visto nada igual nunca. Su mano está sobre el cubrecamas que me tapa hasta el estómago. Siento ganas de decirle que se acueste a mi lado, pero no quiero despertarlo.

                                                                                           ... 

He retomado la carta... hice algo que hace mucho tiempo quería hacer pero el valor me traicionaba. Tomé sus pálidas manos heladas. Las cubrí con las mías y les di calor. Comencé a memorizarlo mientras dormía. Lleva ese uniforme de Arte que a mí tanto me gusta. Vaya que me gusta ese tonto uniforme azul cielo. Me encanta y me encantará siempre. Su cabello moldea perfectamente su cara, así que la tiene a la vista para mí. Para ver sus labios rosa claro. Su piel blanca como porcelana. Sus ojos cerrados.

Lo quiero tanto, maestra, no se imagina que alegría me da verlo ahí, cuidándome, como siempre lo hace.

...

Me estaba levantando con cuidado cuando siento que me aprietan despacio las manos. Miré sobresaltada pillándome con la mirada somnolienta de Aiden Bellerose. 

"¿Qué estás haciendo?" Recuerdo que pronunció en voz baja y grave.

"Quería tomar un poco de aire." Le contesté. 

"No puedes levantarte, estás débil porque no comiste nada en todo el día. ¿Estás loca? No entiendo como puedes ser tan tonta." Golpeó mi frente con sus dedos. ¡Siempre hace eso! ¡Siempre, siempre! Y me molesta mucho.

"Lo siento..." Me disculpé y volví a arroparme con las tapas. Él aun tenía sus manos con las mías. Se quedó viéndolas por unos minutos, luego las separó.

"Aiden... si quieres puedes recostarte conmigo. Ya hemos dormido juntos desde pequeños, así que..." Traté de no tartamudear al decirle eso. El hecho de pensar en su cuerpo junto al mío me daba escalofríos, un nudo comenzaba a formarse en mi estomago, cosquillas aparecían y ese tonto temblor de manos. 

"Estoy bien acá. Ahora duerme, todavía estas débil." 

Y él fue el primero en quedarse dormido. 



Con mucho cariño, Haru.

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora