Capítulo veintiséis.

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Alguna parte del mundo / 26 de Agosto / 01:15pm


Querida maestra: 


Ayer, después de escuchar en el pasillo caminé seria hasta sentarme en la mesa nuevamente. Esperé a que Lucas regresara con mis palillos pacientemente. Lo vi venir con rostro feliz, como si nada hubiera pasado, me pidió disculpas por la demora y comenzó a hablar con Aiden. Comí en silencio pensando en todo y a la vez nada. Lu reía y contaba chistes normal, y yo lo miraba tanto. ¿Cómo no pude darme cuenta? A demás... Mi hermana lo había rechazado, ¿Cómo podía seguir estando feliz? Y lo peor, ¿Por qué no me había contado? Se suponía que era su mejor amiga, a demás, estábamos hablando de mi hermana. Tenía que saberlo. Yo debería haberlo sabido. Debí haberme dado cuenta. 

Después de comer lo tomé del brazo bruscamente a lo que él me miró sorprendido. Estaba enfadada. Desilusionada. Me sentía traicionada, maestra. Le pedí seriamente que se sentara a un lado de Aiden que jugaba con su teléfono en el sillón. 

Los dos me observaron, Aiden con rostro sin expresión, Lucas asustado de lo que podía pasar. Suspiré, me calmé, tomé aire y proseguí con mi palabrería. 

"Te voy a dar la oportunidad de que me lo cuentes tu mismo, Lucas." De verdad estaba enojada, y me ponía de muy mal humor cuando lo estaba, no quería nada, no me satisfacía nada, nada de nada me hacía gracia. 

"¿De qué estas hablando?" Preguntó Lu haciéndose el desentendido sobando la parte de atrás de su cuello. Fue un descarado, ahora que lo pienso. Se estaba haciendo el tonto con todo esto, y eso me molestó bastante. 

"¿No me lo contarás? Si no lo haces en menos de cinco minutos no quiero verte más en el día." Sé que lo que dije fue un pesadez absoluta, nunca lo había tratado así... Pero lo dije sin trabas. Me cercioré de que mi hermana siguiera en su habitación con la puerta cerrada estirándome un poco hacia el pasillo. Lu miró confundido a Aiden, este negó serio y desvió la vista hacia otra parte. 

"P-primero, ¿Por qué estas así? Segundo, debes explicarme de que estás hablando." 

"¿No lo sabes? Estoy hablando de tus sentimientos por Kaedé." Lo miré furiosa. Mis manos se hicieron puños a los lados de mi cuerpo. Si me hubiera visto a mi misma en ese momento afirmaría de que me estaba saliendo humo por las orejas. El rostro de mi amigo se volvió triste. Sabía que no debería haberle hablado de mi hermana, pero quería explicaciones. Quería saberlo todo, e iba a hacer todo lo posible por ayudarlo, pero necesitaba saberlo completamente todo. 

"Yo..." Suspiró cansado. "Lo siento." Bajó la vista, admirando el suelo arrepentido. Me tomé la cabeza con desagrado, cerré los ojos y esperé a que prosiguiera. "Lo siento mucho ¿Si? Quería contártelo, pero no sabía cómo ibas a reaccionar."

"Yo te dije que si no se lo decías iba a reaccionar así." Agregó Aiden mirando la pared, desinteresado de todo. 

"Ah, o sea que Aiden también lo sabía. Increíble." Elevé los brazos hacia el cielo. Toda esta situación me estaba poniendo mal. Me sentía pasada a llevar. 

"Eso, échale mas leña al fuego. Merci." Le dijo Lucas viéndolo sarcástico, luego puso su atención en mi. "Sé que te molesta..." Lo interrumpí indignada. 

"No me molesta. Me encanta de que te guste una persona tan maravillosa como mi hermana, me enfurece que no me lo hayas dicho." Me di la vuelta sin querer verlo. Crucé mis brazos y marqué los segundos con mi pie derecho. Escuché un suspiro detrás de mi. Unos brazos me rodearon por detrás, Lucas puso su cabeza en mi hombro. 

"Chocolatito... Te lo contaré todo, pero debes calmarte." 

Me hizo respirar hondo junto con él y me senté al medio en el sillón. Mientras veía como el chico de cabello negro a mi lado derecho jugaba en su celular, esperaba a que Lu preparara la historia y se preparara él mismo. Me contó de que comenzó a gustarle hace tres años, cuando la vio dibujando el árbol de atrás de mi casa en un block de color blanco. Que primero se había enamorado de sus manos, después de sus pálidos brazos, hasta llegar a su cuello y su rostro. La había encontrado hermosa y desde ese días hacía todo lo posible por charlar con ella, pero siempre hablaba estupideces.

Que la veía tan diferente. Tan linda. Eso me emocionó bastante. Amaba saber que mi hermana tenía flechada a una persona tan esplendorosa como mi amigo. 


Con cariño, Haru.

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora