Alguna parte del mundo / 16 de Julio / 11:09pm
Querida maestra:
Han pasado cuatro días desde que Lucas se ha marchado al extranjero con su familia. Ayer, como le había prometido a él limpié su habitación y traté de dejar lo más ordenado posible su hogar. Hace un rato sucedió algo que jamás esperé presenciar. Estaba preparando mi uniforme para mañana, día viernes, cuando siento que tocan mi ventana. Me asusté pensando que era algo sobrenatural pero como soy curiosa corrí la cortina y vi. Aiden Bellerose estaba ahí. Afuera llovía, y él estaba empapado. Abrí apresurada la ventana y le grité histérica pero en un volumen moderado que qué hacía, que si estaba loco. Él tenía los ojos rojos y se abrazaba a si mismo.
"¿Por qué no tocaste la puerta de entrada?" Le seguí gritando bajo.
"Tu padre debe estar durmiendo, no quería molestar." Escuché que susurró despacio. Lo hice pasar por mi ventana, se quedó de pie en mi alfombra, empapándola, mientras yo corría por mi habitación buscando toallas para secarlo y un poco de ropa vieja que tenía de Lucas. Él solo me observaba hasta que me detuvo del brazo. Le observé expectante y confundida. Quería secarlo para que no pescara un resfriado.
"Solo... quédate quieta." Me tiró hacia sí para abrazarme. Mi rostro quedó en su pecho mojado y podía escuchar sus latidos. Lo rodeé con mis débiles brazos al igual como él hacía y solo me quedé ahí, esperando. Estaba ensimismada, ese momento era algo surreal. "No sé que hacer en mi casa. No puedo jugar vídeo juegos solo. No tengo con quien hablar. No quiero ser demasiado cursi y mandarle un mensaje escribiéndole que lo extraño. Me siento desganado con todo y tan solo han pasado cuatro días." Se rió de si mismo.
Así que... lo extrañaba, y mucho. Al igual que yo.
"Puedes quedarte conmigo, Aiden... p-puedes jugar vídeo juegos conmigo, hablar conmigo, sé que no será lo mismo, pero... puedo intentar ser tan buena como Lucas, o ser tan compasiva y gentil como para escuchar. Debes mandarle ese mensaje del que tanto te avergüenzas... él debe estar esperando por el." La valentía maternal inmediatamente me adoptó, tomé su rostro delicadamente para que me mirara a los ojos. "Dile que lo extrañas."
Nos quedamos en silencio, hasta que él me dio una sonrisa. Le puse en la cabeza una toalla que traía en mi mano.
"Ahora, sécate bien, ponte la ropa que dejé encima de la silla, mientras iré a preparar sopa."
Cuando volví Aiden estaba dormido en mis frazadas. Parecía un bebé, y me dio tanta ternura que no evité tomarme el pecho y suspirar. Dejé la bandeja de comida en la mesilla de noche pequeña que tenía en mi habitación y me senté a un lado del chico. No pude aguantarme las ganas de acariciar sus mejillas, su cabello, y sus labios rosa. Tenía que hacerlo, hasta que sentí que él tomaba mi brazo entre su mano izquierda.
"¿Qué estas haciendo?" Abrió solo un ojo.
"Yo estaba... despertándote." Comencé a sudar frío. Mis nervios florecieron y mis mejillas comenzaron a tomar un color rosa.
"Despertándome..." Sonrió sin mostrar los dientes. "¿Acostumbras despertar a las personas acariciándolas, Haru?" Me estremecí a penas escuché mi nombre salir de su boca. Nunca lo había pronunciado tan lentamente.
"¿Ah?" Quería parecer desentendida. "Traje sopa, come rápido si no se enfriará." Traté de cambiar de tema. Había sido descubierta...
Con cariño, Haru.
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TIMIDEZ.
Teen FictionHaru es una muchacha japonesa demasiado sensible, tímida y enamorada que encuentra una manera para poder expresarse: enviarle cartas a su maestra de primaria. Una historia de aventuras, amor adolescente, crudas realidades y amistad incondicional. "...