Capítulo cuarenta y nueve.

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Alguna parte del mundo/ 13 de Septiembre / 07:23pm 

Kith - Hilary Woods


Querida maestra: 

Me gustaría no llorar mientras recuerdo lo acontecido, pero es que, de verdad duele. Maestra, me duele tanto el corazón. Recuerdo y recuerdo y solo puedo llorar. Creo que mejor empiezo por contarle lo que sucedió en la escuela...

"¿Ella?"

"¿Por qué está con ella?"

"¿Es para pasar el rato?"

"¿Aiden Bellerose y Haru?"

"Estoy ciega, ella arruina mi vista." Risas. Las risas se escuchaban por todo el pasillo y yo no evité bajar la mirada ante las palabras dichas por mis compañeros y alumnas del establecimiento. Mordí mi labio para no soltar lagrimas de tristeza. Incluso me escondí un poco detrás del muchacho de cabello negro que estaba a mi lado. 

"No puede ser que la haya elegido a ella y no a mi, mírala."

Todos esos comentarios llegaron a mi en cuanto entré a la escuela. La mano de Aiden Bellerose estaba fuertemente aferrada a la mía. Él solo caminaba derecho, como si no le importara nada, y yo trataba de hacer lo mismo. Juro que trataba de hacerlo, incluso traté de poner una sonrisa brillante en mi rostro, pero no podía. En cuanto mi vista se cruzó con una chica que hace meses atrás se había confesado a Aiden una lágrima cayó por mi mejilla al oír las duras palabras que me escupía. No quiero escribirlo, de verdad no quiero. Es muy fuerte. Muy cruel. Me rompe el corazón al recordarlo. 

Aiden le iba a decir algo, estaba furioso pero en cuanto iba a abrir la boca la chica estaba tirada en suelo con la nariz rota. Todos observaron a la muchacha delante de nosotros frente a la otra que había dicho aquello que quebró mi alma. 

"Dilo otra vez... si te atreves." Exclamó con odio Elizabeth, quien tenía las manos fuertemente apretadas a su costado. La iba a golpear de nuevo así que me interpuse con muchas gotas saladas cayendo por mis mejillas. 

"¡No lo hagas!" La abracé. Quería detenerla y sabía que así lo haría, pero eso no bastó para detener al chico del cual sentía amor incondicional. Se arrodilló frente a la muchacha, la tomó fuertemente del mentón y así le dijo:

"Por eso no me gustan las ****** (no escribiré eso) como tú. Son crueles y víboras. No sienten." La chica lo miraba con miedo mientras se tomaba la nariz ensangrentada. Después de hacer aquello me tomó del brazo y me arrastró con él. Le di una ultima mirada a Elizabeth, agradeciéndole, y salimos al patio trasero. 

Aiden estaba frente a mi. Sentía su mirada en mi frente, pero yo no podía devolvérsela. No podía quitar mi vista del suelo. Mis manos estaban fuertemente tomadas delante de mi y no dejaba de sollozar. Mi cabello corto caía por los lados formando un escudo, así no podía verme completamente. Sentí su mano viajar hacía mi mentón y elevarlo con ternura. Nunca había sentido su roce tan profundo. Nuestros ojos conectaron y de inmediato comencé a sentir calma. Traía consigo una sonrisa hermosa, que hizo que mis pupilas brillaran al ver tal arte. 

"No llores, Haru." Murmuró muy cerca de mi rostro. Quería cerrar los ojos y solamente escuchar su voz. Sentía vergüenza de mí misma. Me sentía sin valor alguno. Como si no mereciera estar a su lado tan brillantemente feliz. Los comentarios se arremolinaban en mi cabeza. Se oían por todas partes. "Haru..." Me concentré en él. En su rostro. En su palidez y en sus ojos. En sus pestañas y en sus cejas. Lo memoricé. "Te amo." 

Mis latidos se hicieron mas rápidos. Mi boca se secó y mi respiración se volvió tensa. No sabía cómo mirarlo.

"¿Me amas, verdad?" Me preguntó tomándome, esta vez, por las mejillas, para que lo observara siempre. Y siempre lo haría. Asentí inmediatamente frunciendo mi ceño. "Haz oídos sordos... sé que dolerá, pero me tienes a mi para contarme todo lo que sientes. Te protegeré con mi vida y si es necesario mandaré a Elizabeth para que las golpee."

"Seré fuerte." Susurré y lo abracé como si el mundo dependiera de ello.

Haru. 

TIMIDEZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora