Canción en multimedia: OneRepublic - Kids
Verde.
Un mirar verde me observaba con su cabeza inclinada a escasos centímetros de mi rostro inexpresivo. O que al menos, hacía el intento de mantener de esa manera.
Ya no recordaba exactamente cuanto tiempo había transcurrido desde que nuestros cuerpos permanecían de este modo.
Tan cerca uno del otro.
¿Sería el único que lo notaba?
—Tengo hambre—anuncié, resoplando, y desviando mis ojos de los suyos. Simon continuó con su cabeza recostada sobre la pared, mientras acariciaba a Todd Jr, y tarareaba una dulce melodía. O tal vez, sonaba de esa manera por el simple hecho de ser murmuradas por sus labios.
De inmediato sacudí mi cabeza, y me puse de pie, sacudiendo mi cómodo pantalón negro con algunos rastros de césped.
—Iré por unas galletas.
Fue entonces que despegó sus ojos de la calle, y los dirigió a mí.
—Creo que alguien nos está viendo, Todd.
Fue entonces que elevé mi cabeza, y observé como Nicholas cerraba la cortina de la cocina con rapidez.
Demostrando su ineptitud a la hora de ser sutil.
Rodé los ojos, antes de girarme en dirección al pequeño chico de rosa, y me colocaba de cuclillas frente a él. Solo bastaron unos segundos, para sentir que mis piernas no resistirían mi peso por completo, y comenzaría a perder el equilibrio en cualquier momento. Pero antes de que aquello sucediera, una de sus manos fue directo hacia mi brazo, y sus ojos se cerraron unos milímetros, demostrando unas pequeñas arruguitas a sus lados. Parecía aliviado.
—Es mi hermano—susurré, sosteniéndome de su mano.
El calor comenzaba a subir por mis mejillas.
No podía evitar sentirme de esta manera cada vez que nuestros cuerpos permanecían cerca.
— ¿Por qué no lo invitas a jugar con nosotros?
Su propuesta me dejó perplejo por unos segundos, y solo sonreí en respuesta, comenzando a comprender. El solo recordar como Simon y yo, nos habíamos vuelto amigos me daba algo de gracia, y ternura. Aunque ahora me avergonzara un poco mi actitud malhumorada de ese entonces.
—Lo haré, aunque no prometo que sea divertido jugar con él.
Una pequeña risa brotó de su garganta, mientras sonreía, y me colocaba de pie. Antes de cruzar la calle, revisé ambos lados de esta, y en cuanto llegué a casa, abrí la puerta lo más silencioso posible.
Lentamente me acerqué a la cocina, y sonreí cruzado de brazos, mientras observaba a mi hermano asomando la cabeza por la tela blanca de la cortina.
— ¿Qué estás haciendo, Nicho?
Mi hermano en respuesta comenzó a silbar, mientras lo notaba retroceder, y cuando pasó por mi lado, hablé.
—Puedes jugar con nosotros.
— ¿Quién dijo que quería ir con ustedes? —contestó, alzando una de sus pequeñas cejas, y solo se dedicó a sentarse en el suelo frente al televisor.
Suspiré exasperado, y solo rodé los ojos mientras tomaba un paquete de galletas del estante superior, y que pretendía ocultarlas de mí. A veces me resultaba espeluznante que se pareciera tanto a mi de esa forma.
—Como quieras niño amargado—respondí mientras abría el paquete, e introducía una galleta de chocolate en mi boca. Me dirigí a la puerta, pero su voz retumbó de nuevo en la sala de estar.
—El único así eres tu, Todd. Además...—.permaneció pensativo unos segundos, y luego volvió su vista a la pantalla—.¿No era esa camisa una que ya no te quedaba?
Ante su comentario, solo sonreí apenas perceptible, y antes de cerrar la puerta, sugerí.
—Puede ser.
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¿Ya soy bonito? (BL)
Short StoryTodd es el que a diario tiene que sacar la basura. Solo que un día, se encuentra con un chico, vestido totalmente de rosa, y con una bolsa de papel en la cabeza. ¿Qué puede haber de raro en algo así? Todd es un chico malhumorado, y con sobrepe...