Four - Teddy bear

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—Ya volviste—escuché decir a Nicholas, apenas puse un pie en casa.

Hubiera respondido un comentario sarcástico de no ser porque me encontraba cansado, y lo único en lo que pensaba era que me apetecía estar acostado en mi cama.

—¿Y papá?—pregunté antes de tirarme en el sofá de la sala. Mi cuerpo comenzó a hundirse en el suave, y afelpado asiento color marrón, y de un tirón me deshice de mis zapatillas ahora algo sucias.

Me removí buscando una posición cómoda, y mi hermano, me miró desde el respaldo.

—Todd, deberías comenzar a hacer ejercicio.

—Ya cállate—de mala gana, me giré de costado, observando el noticiero nocturno, que se transmitía en el televisor.

—Escuché a papá decir algo sobre salir a correr contigo todas las mañanas—su cuerpo delgado, pero de poca estatura, apareció en mi campo de visión, y se sentó en la alfombra, dándome la espalda.

—¿De que estás hablando?

—Eso, cree que deberías comenzar a salir, y no mantenerte acá encerrado como un ermitaño.

Debía admitir que tenía razón.

Pero cada vez que salía, las personas me miraban de reojo, y susurraban a mis espaldas, por mi sobrepeso.

Bajé la mirada a mi remera, cuatro talles más grande de lo que debería ser normalmente con chicos de mi edad.

Ya estaba entrando a lo que más le temía.

La adolescencia.

Con mis 13 años, me sentía incomodo con mi cuerpo, y entorno.

—¡Cierto! Papá dijo que tenías que sacar la basura.

Las palabras de Nicholas me hicieron reaccionar, y me levanté lo más rápido que pude.

De seguro que iba a cruzarme con Simon.

Después de pasar por la cocina, y retirar la bolsa negra de basura, salí afuera, con el sonido de la televisión amortiguada a mis espaldas.

El cielo oscuro dejaba a la vista las estrellas relucientes, y por un momento sentí un ápice de melancolía.

"Si mamá estuviera con nosotros"

Cerré mis ojos, sintiendo la corriente de aire fresco, y me quedé en aquella posición por largos minutos.

—Hola de nuevo, Todd.

Cuando abrí mis ojos, y bajé la mirada, Simon me miraba a través de esos hoyos en la bolsa, que revelaban sus ojos verdes, ahora no tan notorios.

—Hola, Simon—respondí caminando hacia el cesto, con el chico que había hecho que saliera a otro lugar aparte de la calle de mi casa.

Todo un milagro.

—¿Te pasa algo?—preguntó ayudándome a levantar la bolsa. Después de colocarla en el cesto, me miró fijamente, mientras arremangaba su sweater rosa.

—Nada.

Bajó su mirada, y comenzó a rascar sus manos.

—Oh...—a los segundos, levantó su cabeza hacia arriba debido a la altura que nos diferenciaba, y achinó sus ojos—.¿Sabes? La pasé muy bien hoy.

Sentí como mis labios se curvaban hacia arriba, en lo que se asomaba en una sonrisa, y Simon me miró sorprendido durante segundos.

—¿Qué?—pregunté.

—Sonreíste.

Y volvió a achinar sus ojos.

También estaba sonriendo.



Canción en multimedia: Melanie Martinez - Teddy bear

¡Gracias por leer! <3.

-Carla-



¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora