Eight - We all want the same thing

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Cuando llegué a casa, lo primero que hice fue entrar al baño, y ducharme.

Ni siquiera yo me aguantaba.

En mi cabeza, no podía dejar de darle vueltas a cierto asunto con respecto a mi insoportable olor a sudor.

¿Es que Simon y su abuela Pamela no tenían olfato?

Arrugué mi cara al recordar mi olor, y solo me tiré en mi cama, y cerré los ojos.

¿O es que eran tan amables de fingir que olía a rosas?

Si era así, ambos eran demasiados amables ya que ni una sola vez se habían mostrado reacios. Si hasta me habían invitado a acompañarlos.

Me acomodé mejor en la cama, y miré la ventana por la que entraba la luz del mediodía.

Me arrepentí de no haber aceptado.

(***)


Todo el día se había basado en holgazanerías, y siestas.

Como también, en las ocasiones que mi papá no me veía, sacaba una galleta del frasco de la cocina.

Pero al notar, que la bolsa de basura estaba llena, me apresuré, la até, y salí con ella.

Ya estaba anocheciendo, y cuando llegué al cesto, subí la bolsa. 

Y en todo ese tiempo, no había encontrado ni rastro de Simon.

Extrañado, y con algo de desilusión, me dirigí de vuelta a casa.

Era obvio que no siempre iba a estar ahí esperándome.

¿Quién me pensaba que era?

—Hola.

Asustado, me tiré hacia atrás, tropezándome, y cayendo encima de un arbusto.

Simon sonrió, y después de reírse por un rato, extendió su mano derecha.

—Vamos, te ayudo.

A regañadientes, acepté su ayuda, y él me entregó entonces un helado de paleta.

—¿Y... ésto?—pregunté intercambiando la mirada de él al helado.

—Para ti, Todd. Decidí comprarte uno, ya que no pudiste acompañarnos hoy—aún tenía sus ojos achinados, pero algo me hizo pensar que estaba algo triste.

—Lo siento... pero de verdad apestaba hoy. Y no quería que... se sintieran incómodos—contesté apresurado. Siquiera había pensado las palabras. Simplemente habían brotado solas.

—No tendrías que haberte preocupado por eso. Pero está bien... creí que solo estabas excusándote. Creí que no querías ir conmigo.

Ésta vez, por la poca distancia que nos separaba, pude notar sus largas pestañas.

Le quedaban tan bien.

—No, no fue eso, Simon. De verdad apestaba—él rio, y con un sonrojo en mis mejillas, nos sentamos uno al lado del otro en la vereda, y compartimos el helado.

Fue una linda noche.


Canción en multimedia: Rixton - We all want the same thing.

¡Gracias por leer, y votar! <3

También quería anunciarles que ésta historia está concursando en los Premios Gemas Perdidas 2016. <3. (#PGP2016) organizado por la cuenta @PremiosGemasPerdidas.

-Carla-

¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora