Thirty - Boys will be boys

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Canción en multimedia: Benny - Boys will be boys


—Todd. ¿Te encuentras mejor?

Cuando oí la voz de Eleanor irrumpiendo en mi habitación, recordé el motivo por el cual en primer lugar me encontraba recostado en mi cama en pleno día; uno en el cual había prometido cumplir nuestra promesa.

Una que estaba dispuesto a cumplir.

Aquel sería el día en que me enseñaría todo sobre aquel instrumento en el que centraba toda su atención, y en el cual todos sus sentimientos parecían salir a flote.

Un fuerte dolor de cabeza retumbó en mi cabeza, y se hizo presente en el lado derecho de mi frente.

Negué con mi cabeza, y entrecerré los ojos en su dirección, mientras ella extendía su mano. Tomé la pastilla, y de inmediato la introduje en mi boca junto con un gran trago de agua. Volví a cerrar los ojos, mientras la culpa me recorría completamente.

—Gracias—murmuré.

¿Sería capaz de ir?

¿De cumplir nuestra promesa?

Aun cuando intentaba convencerme a mí mismo, la duda permanecía allí.

—Luces enojado. ¿Necesitabas hacer algo?

—Simon, él...iba a enseñarme a tocar el piano—respondí en un suave tono de voz, algo que me sorprendía bastante.

— ¡Oh! Eso es genial. Deberías ir—colocó su mano en mi frente para corroborar que no presentara precisamente fiebre. Un sonido de alivio se escapó de su boca, y abriendo los ojos, observé una sonrisa de su parte—.No hay fiebre, y ya has tomado una pastilla para el dolor de cabeza, así que en una hora aproximadamente deberías estar mejor. Así que mejora esa cara.

Apretó mi mejilla, y con una risa dejó mi habitación.

Hasta ese momento no había sido capaz de darme cuenta de lo preocupado que me encontraba por no ser capaz de cumplir una promesa de Simon.

Antes de volver a cerrar los ojos, decidí colocar una alarma en el reloj de mi habitación para asegurarme de que sería despertado en una hora.

Solo una hora hacía falta para recuperarme.

(***)


Cuando volví a abrir mis ojos, lo primero que noté fue como mi cuarto se encontraba sumergido en la absoluta oscuridad.

Y un sentimiento de pánico invadió mi cabeza, causando que me pusiera de pie de inmediato, y abriera las cortinas, comprobando el cielo.

Suspiré de alivio cuando observé como el sol comenzaba a ocultarse.

Me aliviaba el hecho de que aún permanecía ahí, como si estuviera al acecho de que Todd Almeida cumpliera su promesa.

No tardé mucho tiempo en vestirme con mis comúnmente conocidas camisetas de superhéroes, y un par de pantalones cómodos, para proseguir a dirigirme al baño, y observar mi reflejo en el espejo, donde mi cabello permanecía alborotado, y hacía el intento de cepillarlo.

No ayudaba el hecho de que poco a poco habían comenzado a crecer ciertas hebras castañas, recordando los meses en los cuales no había visitado una peluquería.

Pronto tendría que volver.

Con un ligero movimiento de cabeza, le resté importancia a ese último detalle, y decidí que era tiempo de que saliera de casa.

¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora